ISAÍAS 37:33-36
ISAÍAS 37:33-36 Reina Valera 2020 (RV2020)
Por tanto, así dice el Señor acerca del rey de Asiria: «No entrará en esta ciudad ni lanzará contra ella una sola flecha; no se enfrentará a ella con escudos ni levantará contra ella ningún baluarte. Por el camino que vino, volverá y no entrará en esta ciudad, dice el Señor. Porque yo ampararé a esta ciudad para salvarla, por amor a mí mismo y por amor a David, mi siervo». Y salió el ángel del Señor y mató a ciento ochenta y cinco mil en el campamento de los asirios; y cuando se levantaron por la mañana, todo era cadáveres.
ISAÍAS 37:33-36 La Palabra (versión española) (BLP)
Por eso, así dice el Señor acerca del rey de Asiria: No entrará en esta ciudad ni disparará flechas contra ella, no la cercará con escudos ni la asaltará con rampas. Volverá por donde vino y no entrará en esta ciudad —oráculo del Señor—. Protegeré a esta ciudad para salvarla, por mi honor y el de David, mi servidor. El enviado del Señor irrumpió en el campamento asirio y mató a ciento ochenta y cinco mil soldados; al levantarse los asirios por la mañana, no había más que cadáveres.
ISAÍAS 37:33-36 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
“Acerca del rey de Asiria dice el Señor: ‘No entrará en Jerusalén, no le disparará ni una flecha, no la atacará con escudos ni construirá una rampa a su alrededor. Por el mismo camino por donde vino, se volverá; no entrará en esta ciudad. Yo, el Señor, doy mi palabra. Yo protegeré esta ciudad y la salvaré, por consideración a mi siervo David y a mí mismo.’ ” Y el ángel del Señor fue y mató a ciento ochenta y cinco mil hombres del campamento asirio; al día siguiente amanecieron todos muertos.
ISAÍAS 37:33-36 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
»”Yo, el SEÑOR, declaro esto acerca del rey de Asiria: »”No entrará en esta ciudad, ni lanzará contra ella una sola flecha. No se enfrentará a ella con escudos, ni construirá contra ella una rampa de asalto. Volverá por el mismo camino que vino; ¡en esta ciudad no entrará! Yo, el SEÑOR, lo afirmo. Por mi causa, y por consideración a David mi siervo, defenderé esta ciudad y la salvaré”». Entonces el ángel del SEÑOR salió y mató a ciento ochenta y cinco mil hombres del campamento asirio. A la mañana siguiente, cuando los demás se levantaron, ¡allí estaban tendidos todos los cadáveres!