ISAÍAS 39:1-8
ISAÍAS 39:1-8 Reina Valera 2020 (RV2020)
En aquel tiempo, Merodac-baladán hijo de Baladán, rey de Babilonia, envió cartas y presentes a Ezequías, porque supo que había estado enfermo y que se había restablecido. Ezequías se alegró mucho por ello y mostró a los mensajeros la cámara del tesoro: la plata y el oro, las especias, los ungüentos preciosos, toda su casa de armas y todo lo que se hallaba en sus tesoros. No hubo nada en su casa y en todos sus dominios que Ezequías no les mostrara. Entonces, el profeta Isaías vino al rey Ezequías y le dijo: —¿Qué te han dicho esos hombres? ¿De dónde han venido? Ezequías respondió: —Han venido a verme desde un país lejano. Han venido de Babilonia. Dijo entonces: —¿Qué han visto en tu casa? Y respondió Ezequías: —Han visto todo lo que hay en mi casa. No hay nada de mis tesoros que no les haya enseñado. Entonces, dijo Isaías a Ezequías: —Oye palabra del Señor de los ejércitos: Vienen días en que será llevado a Babilonia todo lo que hay en tu casa, lo que tus padres han atesorado hasta hoy; nada quedará, dice el Señor. También se llevarán a algunos de tus descendientes a Babilonia, y allí los convertirán en eunucos del palacio del rey. Y dijo Ezequías a Isaías: —Es buena la palabra del Señor que me has comunicado. Y añadió: —Al menos mientras yo viva, habrá paz y seguridad.
ISAÍAS 39:1-8 La Palabra (versión española) (BLP)
Por aquella época, el rey de Babilonia, Merodac Baladán, hijo de Baladán, envió cartas y un regalo a Ezequías, pues se había enterado de que había estado enfermo y se había recuperado. Ezequías se alegró, y enseñó a los embajadores el lugar donde guardaba su tesoro: la plata, el oro, los perfumes y el aceite aromático; también les mostró su arsenal y todo lo que tenía almacenado. No hubo nada en su palacio y en todos sus dominios que Ezequías no les enseñase. El profeta Isaías fue a ver al rey Ezequías y le preguntó: —¿Qué te han dicho esos hombres? ¿De dónde han venido? Ezequías respondió: —Han venido de un país lejano, de Babilonia. Isaías siguió preguntando: —¿Y qué han visto en tu palacio? Respondió Ezequías: —Han visto todo. No hay nada de mis tesoros que no les haya enseñado. Entonces Isaías dijo a Ezequías: —Escucha la palabra del Señor del universo: Llegará un día en que se llevarán a Babilonia todo lo que tienes en tu palacio y todo cuanto atesoraron tus antepasados hasta hoy; y no quedará nada, dice el Señor. También se llevarán a algunos de tus descendientes, que emplearán como siervos en el palacio del rey de Babilonia. Ezequías contestó a Isaías: —Me parece bien la palabra del Señor que me has transmitido. (Pues pensaba: al menos durante mi vida habrá paz y seguridad).
ISAÍAS 39:1-8 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Por aquel tiempo, el rey Merodac-baladán, hijo de Baladán, rey de Babilonia, oyó decir que Ezequías había estado enfermo aunque ya había recobrado la salud, y por medio de unos mensajeros le envió cartas y un regalo. Ezequías se alegró de su llegada y les mostró su tesoro, la plata y el oro, los perfumes, el aceite fino y su depósito de armas, y todo lo que se encontraba en sus depósitos. No hubo nada en su palacio ni en todo su reino que no les mostrara. Entonces fue el profeta Isaías a ver al rey Ezequías y le preguntó: –¿De dónde vinieron esos hombres, y qué te dijeron? Ezequías respondió: –Vinieron de un país lejano; vinieron de Babilonia. Isaías le preguntó: –¿Y qué vieron en tu palacio? Ezequías contestó: –Vieron todo lo que hay en él. No hubo nada en mis depósitos que yo no les mostrara. Isaías dijo entonces a Ezequías: –Escucha este mensaje del Señor todopoderoso: ‘Van a venir días en que todo lo que hay en tu palacio y todo lo que juntaron tus antepasados hasta el día de hoy, será llevado a Babilonia. Nada quedará aquí. Aun a algunos de tus propios descendientes se los llevarán a Babilonia, los castrarán y los pondrán como criados en el palacio del rey.’ Ezequías, pensando que al menos durante su vida habría paz y seguridad, respondió a Isaías: –El mensaje que me has traído de parte del Señor es favorable.
ISAÍAS 39:1-8 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
En aquel tiempo Merodac Baladán hijo de Baladán, rey de Babilonia, envió cartas y un regalo a Ezequías, porque supo que había estado enfermo y que se había recuperado. Ezequías se alegró al recibir esto, y mostró a los mensajeros todos sus tesoros: la plata, el oro, las especias, el aceite fino, todo su arsenal y todo lo que había en ellos. No hubo nada en su palacio ni en todo su reino que Ezequías no les mostrara. Entonces el profeta Isaías fue a ver al rey Ezequías y le preguntó: ―¿Qué querían esos hombres? ¿De dónde vinieron? ―De un país lejano —respondió Ezequías—. Vinieron a verme desde Babilonia. ―¿Y qué vieron en tu palacio? —preguntó el profeta. ―Vieron todo lo que hay en él —contestó Ezequías—. No hay nada en mis tesoros que yo no les haya mostrado. Entonces Isaías le dijo: ―Oye la palabra del SEÑOR Todopoderoso: “Sin duda vendrán días en que todo lo que hay en tu palacio, y todo lo que tus antepasados atesoraron hasta el día de hoy, será llevado a Babilonia. No quedará nada —dice el SEÑOR—. Y algunos de tus hijos y de tus descendientes serán llevados para servir como eunucos en el palacio del rey de Babilonia”. ―El mensaje del SEÑOR que tú me has traído es bueno —respondió Ezequías. Y es que pensaba: «Al menos, mientras yo viva habrá paz y seguridad».