ISAÍAS 41:1-29
ISAÍAS 41:1-29 Reina Valera 2020 (RV2020)
Escuchadme, costas, y esfuércense los pueblos; acérquense, y entonces hablen; comparezcamos juntos a juicio. ¿Quién despertó del oriente al justo, lo llamó para que lo siguiera, entregó delante de él naciones y le hizo enseñorearse de reyes? ¿Quién los redujo a polvo con su espada, y con su arco los dispersa como paja? Los siguió, pasó en paz por camino por donde sus pies nunca habían entrado. ¿Quién hizo y realizó esto? ¿Quién llama a las generaciones desde el principio? Yo el Señor, soy el primero, y yo mismo seré con los últimos. Las costas vieron y tuvieron temor; los confines de la tierra se espantaron; se congregaron y vinieron. Cada cual ayuda a su vecino y dice a su hermano: «¡Esfuérzate!». El carpintero anima al platero y el que alisa con martillo al que bate en el yunque, pues le dice: «¡Bien está la soldadura!». Y luego lo afirman con clavos para que no se mueva. Pero tú, Israel, siervo mío eres; tú, Jacob, a quien yo escogí, descendencia de Abrahán, mi amigo. Porque te tomé de los confines de la tierra, de tierras lejanas te llamé y te dije: Mi siervo eres tú; te escogí y no te deseché. No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios. Yo te fortaleceré, y siempre te ayudaré, te sustentaré con la diestra de mi justicia. Todos los que se enojan contra ti serán avergonzados y confundidos; serán como nada y perecerán los que contienden contigo. Buscarás a los que tienen contienda contigo y no los hallarás; serán como nada, como algo que no existe, aquellos que te hacen la guerra. Porque yo el Señor soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano derecha y te dice: No temas, yo te ayudo. ¡No temas, gusano de Jacob; vosotros, los pocos de Israel! Yo soy tu socorro, dice el Señor; el Santo de Israel es tu Redentor. Yo te he puesto por trillo, por trillo nuevo, lleno de dientes; trillarás montes y los molerás, y collados reducirás a tamo. Los aventarás y se los llevará el viento; los esparcirá el torbellino; pero tú te regocijarás en el Señor, te gloriarás en el Santo de Israel. Los afligidos y necesitados buscan las aguas, pero no las encuentran; seca está de sed su lengua. Yo, el Señor, los oiré; yo, el Dios de Israel, no los desampararé. En las alturas abriré ríos, y fuentes en medio de los valles; abriré en el desierto estanques de aguas, y manantiales de aguas en la tierra seca. Haré crecer cedros en la estepa, acacias, arrayanes y olivos; pondré en la tierra árida cipreses, olmos y bojes juntamente, para que vean y conozcan, y adviertan y entiendan todos que la mano del Señor hace esto, que el Santo de Israel lo ha creado. Presentad vuestra causa, dice el Señor; aducid vuestras pruebas, dice el Rey de Jacob. Que se acerquen y nos anuncien lo que ha de venir: que nos digan lo que ha pasado desde el principio, y pondremos nuestro corazón en ello; y sepamos también su final. ¡Hacednos entender lo que ha de venir! Decidnos qué nos deparará el futuro y así sabremos que sois dioses. Por lo menos, haced algo, sea bueno o malo, para que tengamos alguna cosa que contar, y todos juntos nos sorprendamos. La verdad es que vosotros no sois nada, y nada son vuestras obras. ¡Despreciable es quien os escogió! Del norte levanté a uno, y vendrá; de donde nace el sol invocará mi nombre, y pisoteará príncipes como a lodo, como pisa el barro el alfarero. ¿Quién lo anunció desde el principio, para que lo sepamos; o de tiempo atrás, para que digamos: «Es justo»? Cierto, no hay quien lo anuncie; sí, no hay quien lo enseñe. Ciertamente, no hay quien oiga vuestras palabras. Yo soy el primero que he anunciado estas cosas en Sion, y a Jerusalén he enviado un heraldo con buenas noticias. Miré, pero no había ninguno; les pregunté por estas cosas, pero ningún consejero hubo; les pregunté, pero no respondieron palabra. Todos son vanidad y sus obras no son nada. ¡Viento y vanidad son sus imágenes fundidas!
ISAÍAS 41:1-29 La Palabra (versión española) (BLP)
Escuchadme, islas, en silencio; pueblos, esperad mi reprensión. Que se acerquen y entonces hablaremos, comparezcamos juntos a juicio. ¿Quién lo ha suscitado por oriente y le ofrece la victoria a cada paso, pone a su alcance a las naciones y le somete a sus reyes? Su espada los reduce a polvo, su arco los avienta como paja; los persigue y avanza seguro, y ni tocan sus pies el camino. ¿Quién lo ha hecho y realizado? El que llama al futuro desde el principio. Yo soy el Señor, el primero; y estaré presente con los últimos. Las islas lo contemplan temerosas, tiemblan los confines de la tierra; ya se acercan, ya están aquí. Cada cual ayuda a su compañero, y dice al de al lado: «Ánimo». El escultor anima al orfebre, el forjador al que golpea el yunque; le dice: «Va bien la soldadura», y la sujeta bien fuerte con clavos. Y tú, Israel, siervo mío, tú, Jacob, mi elegido, estirpe de mi amigo Abrahán, a quien tomé del confín de la tierra, a quien llamé de lejanas regiones; a quien dije: Tú eres mi siervo; te he elegido, no te he rechazado. No temas, que estoy contigo; no te angusties, que soy tu Dios. Te doy fuerza y voy a ayudarte, te sostiene mi diestra salvadora. Mira: se retraen avergonzados todos los que se afanan contra ti; en nada quedarán, perecerán todos los que pleitean contigo. Buscarás pero no encontrarás a la gente que te anda provocando; en nada quedarán, sin valor, todos los que te hacen la guerra. Porque yo, el Señor tu Dios, soy quien te toma de la mano, quien te dice: Nada temas, porque yo soy tu auxilio. No temas, gusanito de Jacob; no te angusties, cosita de Israel; te voy a auxiliar —oráculo del Señor—. Tu redentor es el Santo de Israel. Voy a convertirte en trillo cortante, en trillo nuevo, lleno de dientes. Trillarás, triturarás montañas, reducirás a paja las colinas; los aventarás, el viento los dispersará, el torbellino los arrebatará consigo. Pero tú te alegrarás en el Señor, te gloriarás del Santo de Israel. En vano los pobres buscan agua, la sed reseca su lengua. Yo, el Señor, les respondo; como Dios de Israel, no los abandono. Abriré canales en cumbres peladas, fuentes en medio de los valles; transformaré la estepa en estanque, la tierra desierta en manantiales. Llenaré la estepa de cedros, de acacias, mirtos y olivos; plantaré en el desierto cipreses, y a la vez olmos y abetos. Para que así vean y entiendan, y a la vez se fijen y aprendan que lo ha hecho la mano del Señor, lo ha creado el Santo de Israel. Presentad vuestra causa, dice el Señor, aducid vuestras pruebas, dice el Rey de Jacob; que se acerquen y nos digan lo que va a suceder. Decidnos cómo fue el pasado y prestaremos atención; anunciadnos el futuro y lo reconoceremos cuando llegue; predecid los signos del futuro y sabremos que sois dioses. Haced algo, bueno o malo, y que todos lo veamos admirados. Mas vosotros no sois nada, vuestras obras son vacío; es detestable elegiros como dioses. Del norte he suscitado a uno que está llegando; de oriente lo llamo por su nombre: pisoteará príncipes como barro, como pisa un alfarero la arcilla. ¿Quién lo dijo de antemano para que lo supiéramos por adelantado, para que asintiéramos diciendo: «Es cierto»? Pero nadie lo cuenta ni lo explica, y nadie escucha vuestras palabras. Lo he anunciado primero en Sion, he enviado un heraldo a Jerusalén. Miré, pero a nadie vi, ni un consejero entre ellos que pudiese responder a mi pregunta. Son todos pura nadería, sus obras un cero a la izquierda, viento y nulidad sus estatuas.
ISAÍAS 41:1-29 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
“Callad ante mí, países del mar. Naciones, armaos de todo vuestro valor. Venid, para que hablemos de este asunto; vamos a reunirnos para discutirlo. ¿Quién fue el que hizo aparecer en el oriente a ese rey que siempre sale victorioso? ¿Quién le entrega las naciones y hace que los reyes se le humillen, para que con su espada y su arco los triture y los disperse como a paja? ¿Quién hace que los persiga y avance tranquilo, como si no tocara el camino con los pies? ¿Quién ha realizado esta obra? ¿Quién, desde el principio, ha ordenado el curso de la historia? Yo, el Señor, el único Dios, el primero y el último. Los países del mar lo vieron y se llenaron de miedo; la tierra tembló de un extremo a otro. Ya se acercan, ya vienen.” Cada artesano ayuda y anima a su compañero. El escultor anima al joyero; el que martilla anima al que golpea el yunque, y dice si la soldadura es buena, y luego asegura la estatua con clavos para que no se tambalee. “Escucha, Israel, pueblo de Jacob, mi siervo, a quien yo he elegido, pueblo descendiente de mi amigo Abraham: Yo te saqué del extremo de la tierra, te llamé desde el rincón más alejado y te dije: ‘Tú eres mi siervo.’ Yo te elegí y no te he rechazado. No tengas miedo, pues yo estoy contigo; no temas, pues yo soy tu Dios. Yo te doy fuerzas, yo te ayudo, yo te sostengo con mi mano victoriosa. Todos los que te odian quedarán avergonzados y humillados; los que luchan contra ti quedarán completamente exterminados. Buscarás a tus enemigos y no los encontrarás; los que te hacen la guerra serán como si no existieran. Porque yo, el Señor tu Dios, te he tomado de la mano y te he dicho: ‘No tengas miedo, yo te ayudo.’ ” El Señor afirma: “Israel, pueblo de Jacob, por pequeño y débil que seas, no tengas miedo; yo te ayudo. Yo, el Dios Santo de Israel, soy tu redentor. Haré de ti un instrumento de trillar, nuevo y con buenos dientes; trillarás los montes, los harás polvo, convertirás en paja las colinas. Los aventarás y el viento se los llevará; el huracán los dispersará. Entonces tú te alegrarás en el Señor; estarás orgulloso del Dios Santo de Israel. “La gente pobre y sin recursos busca agua y no la encuentra. Tienen la lengua reseca por la sed; pero yo, el Señor, los atenderé; yo, el Dios de Israel, no los abandonaré. Haré brotar ríos en las colinas desiertas y manantiales en medio de los valles; convertiré el desierto en ciénagas y haré brotar arroyos en la tierra seca. En el desierto plantaré cedros, acacias, arrayanes y olivos; en la tierra seca haré crecer pinos, y también abetos y cipreses, para que todo el mundo vea y sepa, y ponga atención y entienda que yo, el Señor, he hecho esto con mi poder; que yo, el Dios Santo de Israel, lo he creado.” El Señor, el rey de Jacob, dice: “Venid, ídolos, a presentar vuestra defensa; venid a defender vuestra causa. Venid a anunciarnos el futuro y a explicarnos el pasado, y pondremos atención; anunciadnos las cosas por venir, para ver en qué terminan; decidnos qué va a suceder después, demostradnos que en verdad sois dioses. Haced lo que podáis, bueno o malo, algo que nos llene de miedo y de terror. ¡Pero vosotros no sois nada ni podéis hacer nada! Despreciable es aquel que os escoge. “Hice aparecer un hombre en el oriente; lo he llamado por su nombre, y llega por el norte. Pisotea a los gobernantes como si fueran barro; como el alfarero, que amasa el barro con los pies. ¿Quién anunció esto desde el comienzo, para que lo supiéramos? ¿Quién lo predijo desde antes, para que admitiéramos que tiene la razón? Ninguno de vosotros lo anunció, nadie os oyó decir una palabra. Yo fui quien lo anunció a Sión desde el principio, y quien envió a Jerusalén un mensajero para decirle que su gente pronto volvería. Miro, y ninguno de los otros dioses aparece; nadie que pueda dar consejo, nadie que responda a mis preguntas. ¡Ninguno de ellos es nada! Nada pueden hacer; no son más que ídolos vacíos.
ISAÍAS 41:1-29 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
«¡Callad en mi presencia, costas lejanas! ¡Naciones, renovad vuestras fuerzas! Acercaos y hablad; reunámonos para juicio. »¿Quién ha hecho venir desde el oriente a aquel que siempre sale victorioso? Pone a las naciones en sus manos; ante él los reyes se rinden. Con su espada los vuelve polvo, con su arco los dispersa como paja. Con paso firme los persigue por una senda que nunca antes pisó. ¿Quién realizó esto? ¿Quién lo hizo posible? ¿Quién llamó a las generaciones desde el principio? Yo, el SEÑOR, soy el primero, y seré el mismo hasta el fin». Lo han visto las costas lejanas, y temen; tiemblan los confines de la tierra. ¡Ya se acercan, ya vienen! Cada uno ayuda a su compañero, e infunde aliento a su hermano. El artesano anima al joyero; y el que martilla le dice al que golpea el yunque: «¡Es buena la soldadura!»; luego asegura el ídolo con clavos para que no se tambalee. «Pero tú, Israel, mi siervo, tú, Jacob, a quien he escogido, simiente de Abraham, mi amigo: Te tomé de los confines de la tierra, te llamé de los rincones más remotos, y te dije: “Tú eres mi siervo”. Yo te escogí; no te rechacé. Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi diestra victoriosa. »Todos los que se enardecen contra ti sin duda serán avergonzados y humillados; los que se te oponen serán como nada, como si no existieran. Aunque busques a tus enemigos, no los encontrarás. Los que te hacen la guerra serán como nada, como si no existieran. Porque yo soy el SEÑOR, tu Dios, que sostiene tu mano derecha; yo soy quien te dice: “No temas, yo te ayudaré”. No temas, gusano Jacob, pequeño Israel —afirma el SEÑOR—, porque yo mismo te ayudaré; ¡el Santo de Israel es tu redentor! »Te convertiré en una trilladora nueva y afilada, de doble filo. Trillarás las montañas y las harás polvo; convertirás en paja las colinas. Las aventarás y se las llevará el viento; ¡un vendaval las dispersará! Pero tú te alegrarás en el SEÑOR, te gloriarás en el Santo de Israel. »Los pobres y los necesitados buscan agua, pero no la encuentran; la sed les ha resecado la lengua. Pero yo, el SEÑOR, les responderé; yo, el Dios de Israel, no los abandonaré. Haré brotar ríos en las áridas cumbres, y manantiales entre los valles. Transformaré el desierto en estanques de agua, y el sequedal en manantiales. Plantaré en el desierto cedros, acacias, mirtos y olivos; en áridas tierras plantaré cipreses, junto con pinos y abetos, para que la gente vea y sepa, y considere y entienda, que la mano del SEÑOR ha hecho esto, que el Santo de Israel lo ha creado. »Exponed vuestro caso —dice el SEÑOR—; presentad vuestras pruebas —demanda el rey de Jacob—. Acercaos y anunciad lo que ha de suceder, y cómo fueron las cosas del pasado, para que las consideremos y conozcamos su desenlace. ¡Contadnos lo que va a suceder! Decidnos qué nos depara el futuro; así sabremos que vosotros sois dioses. Haced algo, bueno o malo, para verlo y llenarnos de terror. ¡La verdad es que vosotros no sois nada, y aun menos que nada son vuestras obras! ¡Abominable es quien os escoge! »Del norte hice venir a uno, y acudió a mi llamado; desde el oriente invoca mi nombre. Como alfarero que amasa arcilla con los pies, aplasta gobernantes como si fueran barro. ¿Quién lo anunció desde el principio, para que lo supiéramos? ¿Quién lo anunció de antemano, para que dijéramos: “Tenía razón”? Nadie lo anunció ni lo proclamó; nadie os oyó proclamar mensaje alguno. Yo fui el primero en decirle a Sión: “¡Mira, ya están aquí!” Yo fui quien envió a Jerusalén un mensajero de buenas noticias. Miro entre ellos, y no hay nadie; no hay entre ellos quien aconseje, no hay quien me responda cuando les pregunto. ¡Todos ellos son falsos! Sus obras no son nada; sus ídolos no son más que viento y confusión.