ISAÍAS 45:5-12
ISAÍAS 45:5-12 La Palabra (versión española) (BLP)
Yo soy el Señor, no hay otro; no hay Dios fuera de mí. Te ciño como guerrero, aunque no me conoces, para que sepan en oriente y occidente que no hay nadie fuera de mí. Yo soy el Señor, no hay otro: el que hace la luz y crea la tiniebla, el que opera la paz y crea la desgracia. Yo, el Señor, hago todo esto. Deja, cielo, caer tu rocío; lloved, nubes, la justicia; ábrase la tierra y brote la salvación, que junto con ella germine la justicia. Yo, el Señor, hago todo esto. ¡Ay de quien pleitea con su artífice no siendo más que un cacharro! ¿Dice el barro al alfarero: «¿qué haces?», o lo acusa su obra diciendo: «¿dónde está tu habilidad?»? ¡Ay de quien dice a un padre: «¿qué engendras?»; o a la esposa: «¿qué estás dando a luz?»! Así dice el Señor, el Santo de Israel, su creador: ¿Tenéis algo que decir de mis hijos? ¿Me instruiréis sobre la obra de mis manos? Yo he hecho la tierra y he creado en ella al ser humano; mis propias manos tendieron el cielo, di instrucciones a todo su ejército.
ISAÍAS 45:5-12 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Yo soy el SEÑOR, y no hay otro; fuera de mí no hay ningún Dios. Aunque tú no me conoces, te fortaleceré, para que sepan de oriente a occidente que no hay ningún otro fuera de mí. Yo soy el SEÑOR, y no hay ningún otro. Yo formo la luz y creo las tinieblas, traigo bienestar y creo calamidad; Yo, el SEÑOR, hago todas estas cosas. »¡Destilad, cielos, desde lo alto! ¡Nubes, haced llover justicia! ¡Que se abra la tierra de par en par! ¡Que brote la salvación! ¡Que crezca con ella la justicia! Yo, el SEÑOR, lo he creado». ¡Ay del que contiende con su Hacedor! ¡Ay del que no es más que un tiesto entre los tiestos de la tierra! ¿Acaso el barro le reclama al alfarero: «¡Fíjate en lo que haces! ¡Tu vasija no tiene agarraderas!»? ¡Ay del que le reprocha a su padre: «¡Mira lo que has engendrado!»! ¡Ay del que le reclama a su madre: «¡Mira lo que has dado a luz!»! Así dice el SEÑOR, el Santo de Israel, su artífice: «¿Vais acaso a pedirme cuentas del futuro de mis hijos, o a darme órdenes sobre la obra de mis manos? Yo hice la tierra, y sobre ella formé a la humanidad. Mis propias manos extendieron los cielos, y di órdenes a sus constelaciones.
ISAÍAS 45:5-12 Reina Valera 2020 (RV2020)
Yo soy el Señor y no hay ningún otro. No hay Dios fuera de mí. Yo te ceñiré, aunque tú no me has conocido, para que se sepa desde el nacimiento del sol hasta donde se pone, que no hay más que yo. Yo soy el Señor, y no hay ningún otro. Yo formo la luz y creo las tinieblas, hago la paz y creo la adversidad. Solo yo, el Señor, soy el que hago todo esto. Rociad, cielos, desde arriba, y las nubes destilen la justicia; ¡que se abra la tierra y brote la salvación!, ¡que la justicia crezca a su lado! Yo, el Señor, he creado todo esto. ¡Ay del que, aunque no es más que un tiesto como cualquier tiesto de la tierra, pleitea con su Hacedor! Dirá el barro al que lo modela: «¿Qué haces?», o: «Tu obra, ¿no tiene manos?». ¡Ay del que dice al padre!: «¿Por qué engendraste?», y a la mujer: «¿Por qué diste a luz?». Así dice el Señor, el Santo de Israel, el que lo formó: «Preguntadme por lo que está por venir; mandadme acerca de mis hijos y acerca de la obra de mis manos. Yo hice la tierra y creé sobre ella al ser humano. Yo extendí los cielos con mis manos y di órdenes a todas sus estrellas.
ISAÍAS 45:5-12 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Yo soy el Señor, no hay otro; fuera de mí no hay Dios. Yo te he preparado para la lucha sin que tú me conocieras, para que sepan todos, de oriente a occidente, que fuera de mí no hay ningún otro. Yo soy el Señor, no hay otro. Yo creo la luz y la oscuridad, produzco el bienestar y la desgracia. Yo, el Señor, hago todas estas cosas. “Yo enviaré de lo alto mi victoria, como rocío del cielo y lluvia de las nubes, y la tierra la recibirá; como fruto producirá la salvación, y a su lado florecerá la justicia.” Una vasija de barro, igual a otra cualquiera, no se pone a discutir con quien la hizo. El barro no dice al que lo trabaja: “¿Qué estás haciendo?”, ni el objeto hecho por él le dice: “Tú no sabes trabajar.” Tampoco puede un hijo reprochar a sus padres el haberlo traído a este mundo. El Señor, el Dios Santo de Israel, quien lo formó, dice: “¿Vais acaso a pedirme cuentas de mis hijos, o a darme lecciones de cómo hacer mis cosas? Yo creé la tierra y sus habitantes, extendí el cielo con mis manos y mandé que aparecieran todos los astros.