ISAÍAS 50:4-9
ISAÍAS 50:4-9 Reina Valera 2020 (RV2020)
El Señor me ha dado lengua de sabios para saber hablar palabras al cansado; despertará mañana tras mañana, despertará mi oído para que escuche como los sabios. El Señor me ha abierto el oído, y no he sido rebelde ni me he vuelto atrás. He dado mi cuerpo a los que me herían, y mis mejillas a los que me arrancaban la barba; no he apartado mi rostro de injurias y de escupitajos. Porque el Señor me ayuda, no me he avergonzado; por eso he puesto mi rostro como un pedernal, y sé que no seré avergonzado. Mi salvador está cerca de mí: ¿quién se atreve a contender conmigo? ¡Comparezcamos juntos! ¿Quién es el que quiere acusarme? ¡Que se acerque a mí! El Señor me ayudará: ¿quién podrá condenarme? Todos ellos se envejecerán como ropa de vestir, serán comidos por la polilla.
ISAÍAS 50:4-9 La Palabra (versión española) (BLP)
El Señor Dios me ha dado una lengua de discípulo, para saber dar al cansado una palabra de estímulo. Por la mañana estimula mi oído para que escuche como un discípulo. El Señor Dios me ha abierto el oído y yo no me he rebelado, ni le he vuelto la espalda. Ofrecí mi espalda a los que me azotaban, mis mejillas a los que mesaban mi barba; y no me tapé la cara cuando me insultaban y escupían. Pero el Señor Dios es mi ayuda, por eso no sentía los insultos; por eso endurecí mi cara como piedra, sabiendo que no quedaría defraudado. Mi defensor está cerca, ¿quién pleiteará conmigo? Comparezcamos juntos. ¿Quién me quiere acusar? Que se acerque a mí. Si tengo al Señor Dios como ayuda, ¿quién podrá condenarme? Ved a todos desgastados como ropa, la polilla los ha ido devorando.
ISAÍAS 50:4-9 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
El Señor me ha instruido para que yo consuele a los cansados con palabras de aliento. Todas las mañanas me hace estar atento para que escuche dócilmente. El Señor me ha dado entendimiento, y yo no me he resistido ni le he vuelto las espaldas. Ofrecí mis espaldas para que me azotaran, y dejé que me arrancaran la barba. No retiré la cara de los que me insultaban y escupían. El Señor es quien me ayuda: por eso no me hieren los insultos; por eso me mantengo firme como una roca, pues sé que no quedaré en ridículo. A mi lado está mi defensor: ¿Alguien tiene algo en contra mía? ¡Vayamos juntos ante el juez! ¿Alguien se cree con derecho a acusarme? ¡Que venga y me lo diga! El Señor es quien me ayuda; ¿quién podrá condenarme? Todos mis enemigos desaparecerán como vestido comido por la polilla.
ISAÍAS 50:4-9 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
El SEÑOR omnipotente me ha concedido tener una lengua instruida, para sostener con mi palabra al fatigado. Todas las mañanas me despierta, y también me despierta el oído, para que escuche como los discípulos. El SEÑOR omnipotente me ha abierto los oídos, y no he sido rebelde ni me he vuelto atrás. Ofrecí mi espalda a los que me golpeaban, mis mejillas a los que me arrancaban la barba; ante las burlas y los escupitajos no escondí mi rostro. Por cuanto el SEÑOR omnipotente me ayuda, no seré humillado. Por eso endurecí mi rostro como el pedernal, y sé que no seré avergonzado. Cercano está el que me justifica; ¿quién entonces contenderá conmigo? ¡Comparezcamos juntos! ¿Quién es mi acusador? ¡Que se enfrente a mí! ¡El SEÑOR omnipotente es quien me ayuda! ¿Quién me condenará? Todos ellos se gastarán; como a la ropa, la polilla se los comerá.