ISAÍAS 52:1-15
ISAÍAS 52:1-15 La Palabra (versión española) (BLP)
¡Despierta, Sion, despierta y revístete de poder! Ponte tu traje de gala, Jerusalén, ciudad santa; que ya no entrarán en ti incircuncisos e impuros. ¡Sacúdete el polvo y ponte en pie, Jerusalén cautiva! Suelta las correas de tu cuello, Sion, capital cautiva, pues así dice el Señor: Si por nada fuisteis vendidos, sin rescate seréis liberados. Porque así dice el Señor Dios: Al principio mi pueblo bajó a Egipto, para habitar allí como forastero, y después Asiria lo oprimió sin motivo. Y ahora —oráculo del Señor Dios—, ¿qué tengo que ver yo en esto: en que se lleven a mi pueblo por nada? Sus dirigentes lanzan gritos de protesta —oráculo del Señor— y continuamente, a diario, ultrajan mi nombre. Por eso mi pueblo reconocerá mi nombre aquel día, sabrá que soy yo el que afirma: «Aquí estoy». ¡Qué grato es oír por los montes los pies del que trae buenas nuevas, que proclama la paz y el bienestar, que lanza el pregón de la victoria, que dice a Sion: «Tu Dios es rey»! Tus vigías lo proclaman a gritos, lanzan vítores a coro, pues ven con sus propios ojos que el Señor vuelve a Sion. Cantad a coro, ruinas de Jerusalén, que el Señor se compadece de su pueblo, que ha rescatado a Jerusalén. El Señor muestra su poder a la vista de todas las naciones, y verán los confines de la tierra la victoria que trae nuestro Dios. ¡Salid de Babilonia, salid! No toquéis lo que es impuro; salid de ella ya purificados, llevando solo el ajuar del Señor. No saldréis a toda prisa, no escaparéis en desbandada, pues el Señor irá a la cabeza, y en retaguardia el Dios de Israel. Veréis a mi siervo triunfar, exaltado, sumamente enaltecido. Así como muchos se espantaban de él al verlo tan desfigurado, sin aspecto de persona, con una figura sin rasgos humanos, así asombrará a pueblos numerosos. Los reyes, ante él, cerrarán la boca, al ver lo que nadie les contó, al descubrir lo que no habían oído.
ISAÍAS 52:1-15 Reina Valera 2020 (RV2020)
¡Despierta, despierta, vístete de poder, Sion! ¡Ponte tu mejor ropa, Jerusalén, ciudad santa, porque ya no entrarán en ti incircuncisos e impuros! Sacúdete el polvo; levántate y siéntate, Jerusalén; suelta las ataduras de tu cuello, cautiva hija de Sion. Porque así dice el Señor: «De balde fuisteis vendidos; por tanto, sin dinero seréis rescatados». Porque así ha dicho el Señor: «Mi pueblo descendió a Egipto en tiempos pasados, para habitar allá, y el asirio lo cautivó sin razón». Y ahora el Señor dice: «¿Qué hago aquí, ya que mi pueblo es llevado injustamente? ¡Los que de él se enseñorean lo hacen aullar, y sin parar blasfeman contra mi nombre todo el día!», dice el Señor. «Por tanto, mi pueblo conocerá mi nombre en aquel día, porque yo, el mismo que habla, estaré presente». ¡Cuán hermosos son sobre los montes los pies del que trae alegres nuevas, del que anuncia la paz, del que trae nuevas del bien, del que publica salvación, del que dice a Sion: «¡Tu Dios reina!»! «¡Voz de tus centinelas!». Alzarán la voz; al unísono gritarán de júbilo, porque con sus propios ojos verán que el Señor vuelve a traer a Sion. ¡Cantad alabanzas, alegraos juntas, ruinas de Jerusalén, porque el Señor ha consolado a su pueblo, ha redimido a Jerusalén! El Señor ha desnudado su santo brazo a la vista de todas las naciones, y todos los confines de la tierra verán la salvación del Dios nuestro. ¡Apartaos, apartaos, salid de ahí, no toquéis nada inmundo! ¡Salid de en medio de ella, purificaos los que lleváis los utensilios del Señor! Porque no saldréis apresurados ni iréis huyendo, porque el Señor irá delante de vosotros, y vuestra retaguardia será el Dios de Israel. Mi siervo será prosperado, será engrandecido y exaltado, será puesto muy en alto. Al igual que muchos se asombraron de ti (pues de tal manera estaba desfigurada su apariencia, que su aspecto no parecía el de un ser humano), así asombrará él a muchas naciones. Los reyes cerrarán ante él la boca, porque verán lo que nunca les fue contado y entenderán lo que jamás habían oído.
ISAÍAS 52:1-15 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Despierta, Sión, despierta, ármate de fuerza; Jerusalén, ciudad santa, vístete tu ropa más elegante, porque los paganos, gente impura, no volverán a entrar en ti. Levántate, Jerusalén, sacúdete el polvo, siéntate en el trono. Sión, joven prisionera, quítate ya el yugo del cuello. El Señor dice: “Ni un céntimo recibí cuando fuisteis llevados como esclavos; pues ni un céntimo daré ahora, cuando os rescate. Al principio, mi pueblo fue a Egipto y vivió allí como extranjero; después Asiria lo oprimió sin motivo. Y ahora, ¿qué es lo que veo? Sin motivo se han llevado a mi pueblo a Babilonia. Quienes lo dominan, gritan orgullosos y me ofenden sin cesar. Pero vendrá el día en que mi pueblo reconozca y sepa que yo, que le he hablado, soy el Señor.” ¡Qué hermoso es ver llegar por las colinas al que trae buenas noticias, al que trae noticias de paz, al que anuncia la liberación y dice a Sión: “Tu Dios es rey”! ¡Escucha! Tus centinelas levantan la voz y a una dan gritos de triunfo, porque ven con sus propios ojos cómo vuelve el Señor a Sión. ¡Estallad en gritos de triunfo, ruinas de Jerusalén, porque el Señor ha tenido compasión de su pueblo, ha liberado a Jerusalén! El Señor ha mostrado su poder a la vista de todas las naciones. Por toda la tierra se sabrá que nuestro Dios nos ha salvado. ¡Salid, salid ya de Babilonia, no toquéis nada impuro, salid ya de Babilonia! ¡Manteneos limpios los que transportáis los utensilios del Señor! Pero no tendréis que salir a toda prisa, no tendréis que salir huyendo, porque el Señor, el Dios de Israel, os protegerá por todas partes. Mi siervo tendrá éxito, será levantado y puesto muy alto. Así como muchos se asombraron de él al ver su semblante, tan desfigurado que había perdido toda apariencia humana, así también muchas naciones se quedarán admiradas; los reyes, al verle, no podrán decir palabra, porque verán y entenderán algo que nunca habían oído.
ISAÍAS 52:1-15 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
¡Despierta, Sión, despierta! ¡Revístete de poder! Jerusalén, ciudad santa, ponte tus vestidos de gala, que los incircuncisos e impuros no volverán a entrar en ti. ¡Sacúdete el polvo, Jerusalén! ¡Levántate, vuelve al trono! ¡Libérate de las cadenas de tu cuello, cautiva hija de Sión! Porque así dice el SEÑOR: «Fuisteis vendidos por nada, y sin dinero seréis redimidos». Porque así dice el SEÑOR omnipotente: «En tiempos pasados, mi pueblo descendió a Egipto y vivió allí; en estos últimos tiempos, Asiria los ha oprimido sin razón. »Y ahora —afirma el SEÑOR—, ¿qué estoy haciendo aquí? Sin motivo se han llevado a mi pueblo; sus gobernantes se mofan de él. No hay un solo momento en que mi nombre no lo blasfemen. Por eso mi pueblo conocerá mi nombre, y en aquel día sabrán que yo soy quien dice: “¡Aquí estoy!”» ¡Qué hermosos son, sobre los montes, los pies del que trae buenas nuevas; del que proclama la paz, del que anuncia buenas noticias, del que proclama la salvación, del que dice a Sión: «Tu Dios reina»! ¡Escucha! Tus centinelas alzan la voz, y juntos gritan de alegría, porque ven con sus propios ojos que el SEÑOR vuelve a Sión. Ruinas de Jerusalén, ¡prorrumpid juntas en canciones de alegría! Porque el SEÑOR ha consolado a su pueblo, ¡ha redimido a Jerusalén! El SEÑOR desnudará su santo brazo a la vista de todas las naciones, y todos los confines de la tierra verán la salvación de nuestro Dios. Vosotros, que transportáis los utensilios del SEÑOR, ¡poneos en marcha, salid de allí! ¡Salid de en medio de ella, purificaos! ¡No toquéis nada impuro! Pero no tendréis que apresuraros ni salir huyendo, porque el SEÑOR marchará a la cabeza; ¡el Dios de Israel os cubrirá la espalda! Mirad, mi siervo triunfará; será exaltado, levantado y muy enaltecido. Muchos se asombraron de él, pues tenía desfigurado el semblante; ¡nada de humano tenía su aspecto! Del mismo modo, muchas naciones se asombrarán, y en su presencia enmudecerán los reyes, porque verán lo que no se les había anunciado, y entenderán lo que no habían oído.