ISAÍAS 57:1-21
ISAÍAS 57:1-21 Reina Valera 2020 (RV2020)
Perece el justo, pero no hay quien piense en ello. Los piadosos mueren, pero no hay quien comprenda que por la maldad es quitado el justo de en medio; pero él entrará en la paz. Descansarán en sus lechos todos los que andan delante de Dios. ¡En cuanto a vosotros, acercaos, hijos de la hechicera, generación del adúltero y la fornicaria! ¿De quién os habéis burlado abriendo la boca, sacando la lengua? ¿No sois vosotros hijos rebeldes, generación mentirosa, que ardéis en lujuria entre encinas, debajo de cualquier árbol frondoso, y sacrificáis los hijos en los valles, debajo de los peñascos? En las piedras lisas del valle está tu parte; ellas, ellas son tu suerte; a ellas derramaste libación y ofreciste presentes. ¿No habré de castigar estas cosas? Sobre un monte alto y empinado pusiste tu cama; allí también subiste a hacer sacrificios. Tras la puerta y el umbral pusiste tu recuerdo. Ante otro, y no ante mí, te desnudaste; subiste y tendiste tu amplia cama, e hiciste alianza con ellos. Deseabas su cama dondequiera que la veías. Fuiste al rey con ungüento, multiplicaste tus perfumes, enviaste tus embajadores lejos y descendiste hasta la profundidad del seol. Te cansaste de recorrer muchos caminos, pero no dijiste: «Es inútil», sino que lograbas reponer fuerzas, y continuabas sin desalentarte. ¿De quién te asustaste y temiste, que has faltado a la fe, y no te has acordado de mí ni te vino al pensamiento? ¿No he guardado silencio desde tiempos antiguos, y nunca me has temido? Yo daré a conocer tu justicia y tus obras, pero de nada te servirán. ¡Que te libren tus ídolos cuando clames!, pero a todos ellos se los llevará el viento, un soplo los arrebatará; mas el que en mí confía tendrá la tierra por heredad y poseerá mi santo monte. Y dirá: «¡Allanad, allanad; barred el camino, quitad los tropiezos del camino de mi pueblo!». Porque así ha dicho el Alto y Sublime, el que habita la eternidad y cuyo nombre es el Santo: «Yo habito en la altura y la santidad, pero habito también con el quebrantado y humilde de espíritu, para reavivar el espíritu de los humildes y para vivificar el corazón de los quebrantados. Porque no voy a estar siempre con pleitos, ni continuamente enojado, pues decaerían ante mí el espíritu y las almas que yo he creado. Por la iniquidad de su codicia me enojé y lo herí, escondí mi rostro y me indigné; pero él, rebelde, siguió por el camino de su corazón. He visto sus caminos, pero lo sanaré y lo pastorearé; le daré consuelo a él y a sus enlutados. Produciré fruto de labios: Paz, paz para el que está lejos y para el que está cerca», dice el Señor. «Yo lo sanaré». Pero los impíos son como el mar en tempestad, que no puede estarse quieto y sus aguas arrojan cieno y lodo. «¡No hay paz para los impíos!», ha dicho mi Dios.
ISAÍAS 57:1-21 La Palabra (versión española) (BLP)
Desaparece el honrado sin que nadie lo perciba; los fieles son eliminados sin que nadie se dé cuenta. Aunque sucumba ante el mal, el justo entrará en la paz; descansarán en su lecho los que proceden con honradez. Acercaos, engendros de bruja, hijos de prostituta. ¿De quién os burláis abriendo la boca, sacando la lengua? ¿No sois acaso hijos ilegítimos, criaturas bastardas? Os calentáis entre robles, bajo todo árbol frondoso; degolláis niños en torrentes, al abrigo de grutas rocosas. Heredarás las rocas del torrente, ellas serán lo que te toque. Derramaste en su honor libaciones, por ellas ofreciste sacrificios, ¿y piensas que tendré compasión? A un monte alto, elevado, fuiste a instalar tu cama, y allí solías subir a ofrecer tus sacrificios. Tras la puerta, en la jamba, colgabas tu amuleto; olvidada de mí, te desnudabas, subías a tu lecho haciendo sitio. Hiciste tratos con ellos, te gustaba tenerlos en el lecho y contemplar así su desnudez. Prodigabas ungüento a Moloc, multiplicabas tus perfumes, enviabas lejos a tus mensajeros, los hacías bajar al reino de los muertos. De tanto andar te cansabas, pero no decías: «Es inútil»; reponías fuerzas y continuabas sin cansarte. ¿Quién te preocupaba? ¿A quién temías para traicionarme? No te acordabas de mí ni me tenías presente. ¿Quizá porque siempre me callaba acabaste perdiéndome el respeto? Denunciaré tu proceder, tus malas acciones de nada te servirán. ¡Grita, a ver si te salvan tus ídolos! Serán todos presa del viento, serán arrebatados por un soplo. Pero quien se acoja a mí heredará el país, recibirá en herencia mi monte santo. ¡Allanad el camino, allanadlo y dejadlo expedito! Quitad obstáculos del camino de mi pueblo. Pues esto dice el Alto y Excelso, el que vive por siempre, de nombre Santo: Yo habito en las alturas sagradas, pero miro por humildes y abatidos, para reanimar el espíritu abatido, para reanimar el corazón humillado. No estaré siempre con pleitos, no me irritaré de continuo, pues ante mí sucumbiría el espíritu, el hálito de vida que he creado. Por su culpa me enojé un momento, lo herí y me oculté irritado, pero siguió obstinado en su camino; yo soy testigo de sus andanzas. Pero lo sanaré compadecido, lo recompensaré con consuelos; y a los que hacen duelo con él crearé en sus labios este canto: «Paz, paz al lejano y al cercano dice el Señor, voy a sanarlo». En cuanto a los malvados, son como mar revuelto, a quien nadie puede devolver la calma; tienen sus aguas tintas de fango y de barro. «No hay paz para el malvado», dice mi Dios.
ISAÍAS 57:1-21 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Los hombres honrados mueren, pero nadie se preocupa; los hombres buenos desaparecen, pero nadie entiende que, al morir, se ven libres de los males y entran en la paz. Habían seguido un camino recto, y ahora descansan en sus tumbas. Acercaos aquí, hijos de hechicera, nacidos de adúltero y prostituta: ¿De quién os burláis? ¿A quién hacéis gestos de desprecio? ¿A quién le sacáis la lengua? Vosotros sois hijos de pecado, gente mentirosa que debajo de los robles y de cualquier árbol frondoso os entregáis a actos inmorales, y sacrificáis niños junto a los arroyos, en las grietas de las rocas. “Israel, tú prefieres dar culto a las piedras lisas del arroyo, pues allí tienes un lugar destinado para ti. A ellas has derramado ofrendas de vino y has ofrecido cereales. ¿Y después de todo eso voy a sentirme contento? En un monte alto y empinado pusiste tu cama, y allá también has subido a ofrecer sacrificios. Detrás de la puerta de tu casa pusiste tus ídolos obscenos. Te olvidaste de mí, te desnudaste y te acostaste en tu ancha cama; hiciste tratos con los hombres con quienes querías acostarte, y mirabas al ídolo. “Corriste hacia el dios Mélec llevando aceite y gran cantidad de perfumes; enviaste mensajeros hasta muy lejos, los hiciste bajar hasta el reino de la muerte. Te cansaste de tantos viajes, pero no reconociste que todo era inútil. Tenías a mano el sustento, y por eso no te cansabas. “¿Quiénes son esos dioses que tú temías y honrabas, para que me fueras infiel y me olvidaras por completo? Cuando no me honrabas, yo callaba y disimulaba. Pero voy a denunciar tu conducta, que te parece tan perfecta. Cuando grites pidiendo auxilio, tus ídolos no te ayudarán ni te librarán. A todos ellos se los llevará el viento; un soplo los hará desaparecer. En cambio, el que confía en mí habitará en el país y vivirá en mi monte santo.” Entonces se oirá decir: “Preparad un camino bien llano, quitad los obstáculos para que pase mi pueblo.” Porque el Altísimo, el que vive para siempre y cuyo nombre es santo, dice: “Yo vivo en un lugar alto y sagrado, pero también estoy con el humilde y afligido, y le doy ánimo y aliento. No estaré siempre acusando a mi pueblo ni estaré enojado todo el tiempo, pues haría que los hombres que he creado perdieran el ánimo ante mí. A causa del pecado de Israel estuve enojado un tiempo, y lo castigué y me aparté de él; pero él se rebeló y se dejó llevar de sus caprichos. He visto su conducta, pero lo sanaré y le daré descanso y tranquilidad completa. Consolaré a los tristes, y diré a todos: ‘¡Paz a los que están lejos, y paz a los que están cerca! ¡Yo sanaré a mi pueblo!’ Pero los malos son como un mar agitado, que no puede calmarse y que arroja entre sus olas lodo y suciedad. Para los malos no hay bienestar.” Dios lo ha dicho.
ISAÍAS 57:1-21 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
El justo perece, y a nadie le importa; mueren tus siervos fieles, y nadie comprende que mueren los justos a causa del mal. Los que van por el camino recto mueren en paz; hallan reposo en su lecho de muerte. «Vosotros, hijos de hechicera, descendientes de adúltero con prostituta, ¡acercaos! ¿De quién queréis burlaros? ¿A quién le hacéis muecas y le sacáis la lengua? ¿Acaso no sois una panda de rebeldes y una descendencia de mentirosos? Entre los robles, y debajo de todo árbol frondoso, dan rienda suelta a su lujuria; junto a los arroyos, y en las grietas de las rocas, sacrifican a niños pequeños. Las piedras lisas de los arroyos serán tu herencia; sí, ellas serán tu destino. Ante ellas has derramado libaciones y has presentado ofrendas de grano. Ante estas cosas, ¿me quedaré callado? Sobre un monte alto y encumbrado, pusiste tu lecho, y hasta allí subiste para ofrecer sacrificios. Detrás de tu puerta y de sus postes has puesto tus símbolos paganos. Te alejaste de mí, te desnudaste, subiste al lecho que habías preparado; entraste en arreglos con la gente con quienes deseabas acostarte, y contemplaste su desnudez. Acudiste a Moloc y le llevaste aceite de oliva, y multiplicaste tus perfumes. Enviaste muy lejos a tus embajadores; ¡hasta el sepulcro mismo los hiciste bajar! De tanto andar te cansaste, pero no dijiste: “Hasta aquí llego”. Lograste renovar tus fuerzas; por eso no desmayaste. »¿Quién te asustó, quién te metió miedo, que me has engañado? No te acordaste de mí, ni me tuviste en cuenta. ¿Será que no me temes porque guardé silencio tanto tiempo? Yo denunciaré tu justicia y tus obras, y de nada te servirán. Cuando grites pidiendo ayuda, ¡que te salve tu colección de ídolos! A todos ellos se los llevará el viento; con un simple soplo desaparecerán. Pero el que se refugia en mí recibirá la tierra por herencia y tomará posesión de mi monte santo». Y se dirá: «¡Construid, construid, preparad el camino! ¡Quitad los obstáculos del camino de mi pueblo!» Porque lo dice el excelso y sublime, el que vive para siempre, cuyo nombre es santo: «Yo habito en un lugar santo y sublime, pero también con el contrito y humilde de espíritu, para reanimar el espíritu de los humildes y alentar el corazón de los quebrantados. Mi litigio no será eterno, ni estaré siempre enojado, porque ante mí desfallecerían todos los seres vivientes que he creado. La codicia de mi pueblo es irritable, por perversa, en mi enojo, lo he castigado; le he dado la espalda, pero él prefirió seguir sus obstinados caminos. He visto sus caminos, pero lo sanaré; lo guiaré y lo colmaré de consuelo. Y a los que lloran por él les haré proclamar esta alabanza: ¡Paz a los que están lejos, y paz a los que están cerca! Yo los sanaré —dice el SEÑOR—, pero los malvados son como el mar agitado, que no puede calmarse, cuyas olas arrojan fango y lodo. No hay paz para los malvados —dice mi Dios—.