ISAÍAS 6:8-13
ISAÍAS 6:8-13 Reina Valera 2020 (RV2020)
Después oí la voz del Señor, que decía: —¿A quién enviaré y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: —Aquí me tienes, envíame a mí. Y dijo: —Anda, y dile a este pueblo: Oíd bien, pero no entendáis; observar con atención, pero no comprendáis. Embota el corazón de este pueblo, endurece sus oídos y ciega sus ojos, para que no vea con sus ojos ni oiga con sus oídos ni su corazón entienda, ni se convierta y ni sea sanado. Yo pregunté: —¿Hasta cuándo, Señor? Y respondió él: —Hasta que las ciudades estén asoladas y sin habitantes, hasta que no haya nadie en las casas, y la tierra esté hecha un desierto; hasta que el Señor haya echado lejos a la gente y multiplicado los lugares abandonados en medio del país. Y si queda aún en ella la décima parte, esta volverá a ser destruida; pero como el roble y la encina, que al ser cortados aún queda el tronco, así será el tronco, la simiente santa.
ISAÍAS 6:8-13 La Palabra (versión española) (BLP)
Oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré? ¿Quién irá por nosotros? Contesté: «Yo mismo. Envíame». Él añadió: Ve a decir a este pueblo: Escuchad con atención, pero no entendáis; observad con cuidado, pero no aprendáis. Embota el corazón de este pueblo, endurece sus oídos y ciega sus ojos, no sea que acaben viendo y oyendo, que su corazón entienda, se convierta y se cure. Yo pregunté: «¿Hasta cuándo, Señor?». Me respondió: Hasta que queden desoladas y sin habitantes las ciudades, las casas sin personas, los campos devastados. El Señor alejará a la gente, aumentará el abandono del país. Si queda una décima parte, será de nuevo arrasada; como una encina o un roble, que al talarlos queda un tocón. Semilla santa será su tocón.
ISAÍAS 6:8-13 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Entonces oí la voz del Señor, que decía: “¿A quién voy a enviar? ¿Quién será nuestro mensajero?” Yo respondí: “Aquí estoy, envíame a mí.” Y me dijo: “Ve y dile a este pueblo: ‘Por más que escuchéis, no entenderéis; por más que miréis, no comprenderéis.’ Entorpece la mente de este pueblo; tápales los oídos y cúbreles los ojos para que no puedan ver ni oir, ni puedan entender, para que no se vuelvan a mí y yo no los sane.” Yo le pregunté: “¿Cuánto tiempo durará esto, Señor?” Y él me contestó: “Hasta que las ciudades queden destruidas y sin ningún habitante; hasta que las casas queden sin gente y los campos desiertos, y el Señor haga salir desterrada a la gente, y el país quede completamente vacío. Y si aún queda una décima parte del pueblo, también será destruida, como cuando se corta un roble o una encina y solo queda el tronco.” (Pero de ese tronco saldrá un retoño sagrado.)
ISAÍAS 6:8-13 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Entonces oí la voz del Señor que decía: ―¿A quién enviaré? ¿Quién irá por nosotros? Y respondí: ―Aquí estoy. ¡Envíame a mí! Él dijo: ―Ve y dile a este pueblo: »“Oíd bien, pero no entendáis; mirad bien, pero no percibáis”. Haz insensible el corazón de este pueblo; embota sus oídos y cierra sus ojos, no sea que vea con sus ojos, oiga con sus oídos, y entienda con su corazón, y se convierta y sea sanado». Entonces exclamé: ―¿Hasta cuándo, Señor? Y él respondió: «Hasta que las ciudades queden destruidas y sin habitante alguno; hasta que las casas queden deshabitadas, y los campos, asolados y en ruinas; hasta que el SEÑOR haya enviado lejos a todo el pueblo, y el país quede en total abandono. Y, si aún queda en la tierra una décima parte, esta volverá a ser devastada. Pero, así como al talar la encina y el roble queda parte del tronco, esa parte es la simiente santa».