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ISAÍAS 62:1-12

ISAÍAS 62:1-12 Reina Valera 2020 (RV2020)

Por amor de Sion no callaré y por amor de Jerusalén no descansaré, hasta que su justicia brille como un resplandor y su salvación se encienda como una antorcha. Entonces, verán las naciones tu justicia y todos los reyes tu gloria; y recibirás un nombre nuevo, que la boca del Señor te dará. Y serás corona de gloria en la mano del Señor y diadema de realeza en la mano de tu Dios. Nunca más te llamarán «Desamparada», ni tu tierra se dirá más «Desolada»; sino que serás llamada Hefzi-bá, y tu tierra, Beula; porque el amor del Señor estará contigo y tu tierra será desposada. Pues como el joven se desposa con la doncella, así se desposarán contigo tus hijos; y como el gozo del esposo con la esposa, así se gozará contigo tu Dios. Sobre tus muros, Jerusalén, he puesto guardas que no callarán ni de día ni de noche. ¡Los que os acordáis del Señor, no descanséis ni le deis tregua, hasta que restablezca a Jerusalén y la ponga por alabanza en la tierra! Juró el Señor por su mano derecha y por su poderoso brazo: «Jamás daré tu trigo por comida a tus enemigos, ni beberán los extraños el vino que es fruto de tu trabajo; sino que quienes lo cosechan lo comerán y alabarán al Señor; y quienes lo vendimian lo beberán en los atrios de mi santuario». ¡Pasad, pasad por las puertas; barred el camino para el pueblo; allanad, allanad la calzada, quitad las piedras, alzad bandera ante los pueblos! El Señor lo ha hecho oír hasta lo último de la tierra: «Decid a la hija de Sion que ya viene su Salvador; su recompensa llega con él y delante de él, su obra». Y los llamarán Pueblo Santo, Redimidos del Señor. Y a ti te llamarán Ciudad Deseada, No desamparada.

ISAÍAS 62:1-12 La Palabra (versión española) (BLP)

Por amor de Sion no callaré, no descansaré por Jerusalén, hasta que irradie su justicia como luz y arda como antorcha su salvación. Verán las naciones tu prosperidad, los reyes contemplarán tu grandeza, y te pondrán un nombre nuevo, designado por la boca del Señor. Serás corona de honor en mano del Señor y diadema real en la palma de tu Dios. Ya no te llamarán «Abandonada», ni dirán a tu tierra «Desolada», pues te llamarán «Querida mía», dirán a tu tierra «Desposada»; pues el Señor te quiere a ti y tu tierra tendrá ya marido. Como un joven se casa con su novia, así te desposa quien te construyó; la alegría del novio por su novia es la alegría de tu Dios por ti. Sobre tus muros, Jerusalén, he apostado centinelas; ni de día ni de noche permanecen en silencio. Los que se lo recordáis al Señor, no os toméis descanso alguno; no deis descanso al Señor hasta que la consolide, hasta que haga de Jerusalén tema de alabanza en la tierra. Lo ha jurado el Señor solemnemente, levantando su brazo poderoso: no daré otra vez tu trigo para que lo coman tus enemigos; no beberán extranjeros tu mosto, que tantos trabajos te costó. Lo comerán los cosechadores y alabarán al Señor; lo beberán los vendimiadores en mis santos atrios. Pasad, pasad por las puertas, señalad al pueblo el camino; allanad, allanad la calzada, dejadla bien despedregada; izad una enseña a los pueblos. El Señor proclama un mensaje hasta el confín de la tierra: Decid a la ciudad de Sion: «ya está aquí tu Salvador; con él llega su recompensa, viene precedido de su premio». Los llamarán «Pueblo del Santo», les dirán «Rescatados del Señor», y a ti te llamarán «Anhelada», te dirán «Ciudad no abandonada».

ISAÍAS 62:1-12 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)

Por amor a ti, Sión, no me quedaré callado; por amor a ti, Jerusalén, no descansaré hasta que tu victoria brille como el amanecer y tu salvación como una antorcha encendida. Las naciones verán tu salvación; todos los reyes verán tu gloria. Entonces tendrás un nombre nuevo que el Señor mismo te dará. Tú serás una hermosa corona real en la mano del Señor tu Dios. No volverán a llamarte “Abandonada” ni a tu tierra la llamarán “Destruida”, sino que tu nombre será “Mi predilecta” y el de tu tierra “Esposa mía”. Porque tú eres la predilecta del Señor, y él será como un esposo para tu tierra. Porque así como un joven se casa con su novia, así Dios te tomará por esposa, te reconstruirá y será feliz contigo, como es feliz el marido con su esposa. Jerusalén, en tus murallas he puesto centinelas que de día y de noche dicen sin cesar: “Que no callen los que invocan al Señor, que no lo dejen descansar hasta que haya reconstruido Jerusalén y haya hecho que todo el mundo la alabe.” El Señor ha jurado alzando su poderoso brazo derecho: “Nunca más permitiré que tus enemigos se coman tu trigo ni que los extranjeros se beban el vino que es fruto de tu trabajo, sino que vosotros mismos recogeréis la cosecha, la comeréis y me alabaréis a mí; y vendimiraréis las uvas, y beberéis el vino en los atrios de mi santo templo.” Salid, salid por las puertas, preparad el camino para mi pueblo. Construid con cuidado la calzada y limpiadla de piedras; levantad la señal para llamar a las naciones. El Señor anuncia esto hasta el extremo de la tierra: “Decidle a la ciudad de Sión que ha llegado ya su salvador. El Señor trae a su pueblo después de haberlo rescatado.” A los israelitas los llamarán “El pueblo santo”, “Los liberados por el Señor”, y a Jerusalén, “La ciudad deseada”, “La ciudad no abandonada”.

ISAÍAS 62:1-12 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)

Por amor a Sión no guardaré silencio, por amor a Jerusalén no desmayaré, hasta que su justicia resplandezca como la aurora, y como antorcha encendida su salvación. Las naciones verán tu justicia, y todos los reyes, tu gloria; recibirás un nombre nuevo, que el SEÑOR mismo te dará. Serás en la mano del SEÑOR como una corona esplendorosa, ¡como una diadema real en la palma de tu Dios! Ya no te llamarán «Abandonada», ni a tu tierra la llamarán «Desolada», sino que serás llamada «Mi deleite»; tu tierra se llamará «Mi esposa»; porque el SEÑOR se deleitará en ti, y tu tierra tendrá esposo. Como un joven que se casa con una doncella, así el que te edifica se casará contigo; como un novio que se regocija por su novia, así tu Dios se regocijará por ti. Jerusalén, sobre tus muros he puesto centinelas que nunca callarán, ni de día ni de noche. Vosotros, los que invocáis al SEÑOR, no os deis descanso; ni tampoco lo dejéis descansar, hasta que establezca a Jerusalén y la convierta en la alabanza de la tierra. Por su mano derecha, por su brazo poderoso, ha jurado el SEÑOR: «Nunca más daré a tus enemigos tu grano como alimento, ni se beberá gente extranjera el vino nuevo por el que trabajaste. Alabando al SEÑOR comerán el grano quienes lo hayan cosechado; en los atrios de mi santuario beberán el vino quienes hayan trabajado en la vendimia». ¡Pasad, pasad por las puertas! Preparad el camino para el pueblo. ¡Construid la carretera! ¡Quitadle todas las piedras! ¡Desplegad sobre los pueblos la bandera! He aquí lo que el SEÑOR ha proclamado hasta los confines de la tierra: «Decid a la hija de Sión: “¡Ahí viene tu Salvador! Trae su premio consigo; su recompensa lo acompaña”». Serán llamados «Pueblo santo», «Redimidos del SEÑOR»; y tú serás llamada «Ciudad anhelada», «Ciudad nunca abandonada».