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ISAÍAS 63:1-14

ISAÍAS 63:1-14 Reina Valera 2020 (RV2020)

—¿Quién es este que viene de Edom, de Bosra, con vestidos rojos? ¿Este, vestido con esplendidez, que avanza con fuerza arrolladora? —Soy yo, el que hablo con justicia, y tengo poder para salvar. —¿Por qué es rojo tu vestido y tus ropas son como las del que ha pisado un lagar? —He pisado yo solo el lagar; de los pueblos nadie había conmigo; los he aplastado con ira, los he pisoteado con furor; su sangre ha salpicado mis vestidos y he manchado todas mis ropas. Porque el día de la venganza está en mi corazón; el año de mis redimidos ha llegado. Miré, y no había quien me ayudara, me extrañó que nadie me diera apoyo. Fue mi brazo el que me dio la victoria, mi propia ira quien me sostuvo. Con mi ira he pisoteado a los pueblos, los he embriagado con mi furor y he derramado en tierra su sangre. De las misericordias del Señor haré memoria, de las alabanzas del Señor conforme a todo lo que el Señor nos ha dado, y de la grandeza de sus beneficios hacia la casa de Israel, que les ha hecho según sus misericordias y según la abundancia de sus piedades. Porque él me ha dicho: «Ellos son mi pueblo, hijos que no mienten». Y se convirtió en su salvador. Si ellos se angustiaban, también él lo hacía, y su ángel mismo acudió a salvarlos; en su amor y en su clemencia los redimió, los trajo y los levantó como hizo siempre en tiempos pasados. Mas ellos fueron rebeldes e hicieron enojar su santo espíritu; por lo cual se les volvió enemigo y él mismo peleó contra ellos. Sin embargo, se acordaron de aquellos tiempos antiguos, de Moisés y de su pueblo, y dijeron: «¿Dónde está el que los hizo subir del mar con el pastor de su rebaño? ¿Dónde el que puso en medio de él su santo espíritu, el que los guio por la diestra de Moisés y con el poder de su brazo, el que dividió las aguas delante de ellos, y se hizo así un nombre eterno? ¿Dónde el que los condujo por los abismos, como un caballo por el desierto, sin que tropezaran?». El espíritu del Señor los pastoreó como a una bestia que desciende al valle. Así pastoreaste a tu pueblo para hacerte un nombre glorioso.

ISAÍAS 63:1-14 La Palabra (versión española) (BLP)

¿Quién es ese que llega de Edom, de Bosrá, con vestido enrojecido, ese con ropas elegantes, que avanza henchido de poder? Soy yo, que proclamo lo justo, que tengo poder para salvar. ¿Por qué están rojos tus vestidos y tu ropa se parece a la de quien pisa en el lagar? Yo solo he pisado en el lagar, sin la ayuda de ningún otro pueblo; los pisé encendido de cólera, los estrujé henchido de furor. Su sangre salpicó mi ropa, me manché todos mis vestidos. Este es el día en que voy a vengarme, ha llegado el año en que voy a liberar. Miraba buscando un ayudante, extrañado de que nadie me apoyase, pero mi brazo me sirvió de ayuda y conté con el apoyo de mi cólera. Pisoteé pueblos enfurecido, embriagué a todos con mi cólera, esparciendo por tierra su sangre. Voy a recordar los favores del Señor, voy a cantar sus alabanzas, lo que hizo por nosotros el Señor, sus muchos beneficios a Israel; lo que hizo lleno de compasión, conforme a su gran misericordia. Dijo: Son ellos mi pueblo, hijos que no defraudarán. Y fue para ellos salvador en todos sus peligros. No usó mensajeros ni enviados, él en persona los salvó; llevado de su amor y compasión, él mismo los rescató; los liberó y cargó con ellos todos los días de antaño. Pero ellos acabaron rebelándose, afligieron su santo espíritu; y él se convirtió en su enemigo, e hizo la guerra contra ellos. Se acordaron de los días de antaño, de los tiempos de Moisés y su pueblo: ¿Dónde está el que los sacó del mar, junto con el pastor de su rebaño? ¿Dónde el que su santo espíritu infundió en su interior? ¿Dónde el que puso su glorioso poder al servicio del brazo de Moisés; el que hendió las aguas ante ellos creándose fama perpetua; el que los condujo por el fondo del mar, como caballos por la estepa, sin tropezar, como animales que descienden al valle? El espíritu del Señor los guió hasta su lugar de descanso. Así condujiste a tu pueblo, ganándote fama y honor.

ISAÍAS 63:1-14 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)

–¿Quién es ese que viene de Bosrá, capital de Edom, con su ropa teñida de rojo, que viene vestido espléndidamente y camina con fuerza terrible? –Soy yo, que anuncio la victoria y soy poderoso para salvar. –¿Y por qué traes rojo el vestido, como si hubieras pisado uvas con los pies? –Sí, estuve pisando las uvas yo solo; nadie me ayudó. Lleno de ira pisoteé a mis enemigos, los aplasté con furor y su sangre salpicó mis vestidos y manchó toda mi ropa. Yo decidí que un día tendría que hacer justicia, y que había llegado el tiempo de liberar a mi pueblo. Miré, y no había quien me ayudase; quedé admirado de que nadie me apoyara. Mi brazo me dio la victoria y mi ira me sostuvo. Lleno de ira aplasté a las naciones, las destruí con furor e hice correr su sangre por el suelo. Quiero hablar del amor del Señor, cantar sus alabanzas por todo lo que ha hecho por nosotros, por su inmensa bondad con la familia de Israel, por lo que ha hecho en su bondad y en su gran amor. Él dijo: “Ellos son mi pueblo, hijos que no habrán de traicionarme.” Y los salvó de todas sus aflicciones. No fue un enviado suyo quien los salvó; fue el Señor en persona. Él los liberó por su amor y su misericordia, los levantó, los tomó en brazos. Así lo ha hecho siempre. Pero se rebelaron contra el Señor y ofendieron su santidad; por eso se les volvió enemigo y les hizo la guerra. Ellos se acordaron de los tiempos antiguos, de Moisés, que liberó a su pueblo, y se preguntaban: “¿Dónde está Dios, que salvó del Nilo a Moisés, pastor de su rebaño? ¿Dónde está el que puso en Moisés su santo espíritu, el que hizo que su glorioso poder acompañara a Moisés, el que dividió el mar delante de su pueblo para alcanzar fama eterna, el que los hizo pasar por el fondo del mar sin resbalar, como caballos por el desierto, como ganado que baja a la llanura?” El espíritu del Señor los guiaba. Así condujo a su pueblo y alcanzó fama y gloria.

ISAÍAS 63:1-14 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)

¿Quién es este que viene de Edom, desde Bosra, vestido de púrpura? ¿Quién es este de espléndido ropaje, que avanza con fuerza arrolladora? «Soy yo, el que habla con justicia, el que tiene poder para salvar». ¿Por qué están rojos tus vestidos, como los del que pisa las uvas en el lagar? «He pisado el lagar yo solo; ninguno de los pueblos estuvo conmigo. Los he pisoteado en mi enojo; los he aplastado en mi ira. Su sangre salpicó mis vestidos, y me manché toda la ropa. ¡Ya tengo planeado el día de la venganza! ¡El año de mi redención ha llegado! Miré, pero no hubo quien me ayudara, me asombró que nadie me diera apoyo. Mi propio brazo me dio la victoria; ¡mi propia ira me sostuvo! En mi enojo pisoteé a los pueblos, y los embriagué con la copa de mi ira; ¡hice correr su sangre sobre la tierra!» Recordaré el gran amor del SEÑOR, y sus hechos dignos de alabanza, por todo lo que hizo por nosotros, por su compasión y gran amor. ¡Sí, por la multitud de cosas buenas que ha hecho por los descendientes de Israel! Declaró: «Verdaderamente son mi pueblo, hijos que no me engañarán». Así se convirtió en el Salvador de todas sus angustias. Él mismo los salvó; no envió un emisario ni un ángel. En su amor y misericordia los rescató; los levantó y los llevó en sus brazos como en los tiempos de antaño. Pero ellos se rebelaron y afligieron a su santo Espíritu. Por eso se convirtió en su enemigo, y luchó él mismo contra ellos. Su pueblo recordó los tiempos pasados, los tiempos de Moisés: ¿Dónde está el que los guio a través del mar, como guía el pastor a su rebaño? ¿Dónde está el que puso su santo Espíritu entre ellos, el que hizo que su glorioso brazo marchara a la derecha de Moisés, el que separó las aguas a su paso, para ganarse renombre eterno? ¿Dónde está el que los guio a través del mar, como a caballo en el desierto, sin que ellos tropezaran? El Espíritu del SEÑOR les dio descanso, como a ganado que pasta en la llanura. Fue así como guiaste a tu pueblo, para hacerte un nombre glorioso.