ISAÍAS 64:1-4
ISAÍAS 64:1-4 La Palabra (versión española) (BLP)
como sarmientos pasto de las llamas, como agua que el fuego consume al hervir. Así sabrán tus enemigos quién eres y temblarán ante ti las naciones, cuando hagas prodigios inesperados y, al bajar, los montes se fundan ante ti. Nunca hemos tenido noticia de ello: jamás nadie ha visto ni escuchado que fuera de ti haya un Dios que favorezca así a quien espera en él. ¡Ah, si encontraras a alguien que practicase con gozo la justicia, que tuviera en cuenta tus proyectos! Pero te has irritado porque fallamos, borra nuestra culpa y nos salvaremos.
ISAÍAS 64:1-4 Reina Valera 2020 (RV2020)
¡Si rasgaras los cielos y descendieras, y ante tu presencia se derritieran los montes, como fuego abrasador de fundiciones, fuego que hace hervir las aguas! Así darías a conocer tu nombre entre tus enemigos y las naciones temblarían ante tu presencia. Cuando hiciste cosas terribles que nunca hubiéramos esperado, cuando descendiste, se derritieron los montes delante de ti. Nunca nadie oyó, nunca oídos percibieron ni ojo vio un Dios fuera de ti, que hiciera algo por aquel que en él espera.
ISAÍAS 64:1-4 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Ojalá rasgaras el cielo y bajaras haciendo temblar con tu presencia las montañas, como cuando el fuego quema las zarzas o hace hervir el agua. Entonces tus enemigos conocerían tu nombre y las naciones temblarían ante ti. Cuando hiciste cosas terribles que no esperábamos, cuando bajaste, las montañas temblaron ante ti. Jamás se ha escuchado ni se ha visto que haya otro dios fuera de ti que haga tales cosas en favor de los que en él confían.
ISAÍAS 64:1-4 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
¡Ojalá rasgaras los cielos y descendieras! ¡Las montañas temblarían ante ti, como cuando el fuego enciende la leña y hace que hierva el agua! Así darías a conocer tu nombre entre tus enemigos, y ante ti temblarían las naciones. Hiciste portentos inesperados cuando descendiste; ante tu presencia temblaron las montañas. Fuera de ti, desde tiempos antiguos nadie ha escuchado ni percibido, ni ojo alguno ha visto, a un Dios que, como tú, actúe en favor de quienes en él confían.