ISAÍAS 8:5-8
ISAÍAS 8:5-8 Reina Valera 2020 (RV2020)
Otra vez volvió el Señor a hablarme: —Por cuanto este pueblo ha desechado las aguas de Siloé, que corren mansamente, y se ha regocijado con Rezín y con el hijo de Remalías, el Señor, pues, hace subir sobre ellos aguas de ríos, impetuosas y abundantes: al rey de Asiria con todo su poder. Él rebasará todos sus ríos y desbordará sobre todas sus riberas; y cuando pase por Judá, inundará y seguirá creciendo hasta llegarle al cuello. Luego extenderá sus alas y llenará la anchura de tu tierra, Emanuel.
ISAÍAS 8:5-8 La Palabra (versión española) (BLP)
El Señor volvió a hablarme en estos términos: —Este pueblo ha despreciado las aguas de Siloé, que corren mansas, y se ha alegrado ante el orgullo invasor de Rasín y del hijo de Remalías. Por eso, el Señor va a hacer que los aneguen las aguas del Éufrates, poderosas y caudalosas: se saldrán de su cauce, correrán inundando riberas, penetrarán impetuosas por Judá, llegarán hasta el cuello. Sus límites se extenderán hasta cubrir la anchura de la tierra. ¡Oh Dios-con-nosotros!
ISAÍAS 8:5-8 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Y de nuevo me dijo el Señor: “Ya que por miedo a Resín y al hijo de Remalías desprecia esta gente el agua de Siloé, que corre mansamente, el Señor los va a inundar con la violenta corriente del río Éufrates (es decir, el rey de Asiria con todo su poder). Se desbordará por todos sus canales, se saldrá por todas las orillas, pasará hasta Judá y la cubrirá, la inundará, le llegará hasta el cuello. Será como un ave con las alas extendidas, que cubrirá, Emanuel, toda tu tierra.”
ISAÍAS 8:5-8 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
El SEÑOR volvió a decirme: «Por cuanto este pueblo ha rechazado las mansas corrientes de Siloé y se regocija con Rezín y con el hijo de Remalías, el Señor está a punto de traer contra ellos las impetuosas crecidas del río Éufrates: al rey de Asiria con toda su gloria. Rebasará todos sus canales, desbordará todas sus orillas; pasará hasta Judá, la inundará, y crecerá hasta llegarle al cuello. Sus alas extendidas, ¡oh Emanuel!, cubrirán la anchura de tu tierra».