SANTIAGO 5:12-20
SANTIAGO 5:12-20 Reina Valera 2020 (RV2020)
Sobre todo, hermanos míos, no juréis, ni por el cielo ni por la tierra ni por ninguna otra cosa; sino que vuestro «sí» sea sí, y vuestro «no» sea no, para que no seáis condenados. ¿Está alguno entre vosotros afligido? Que ore. ¿Está alguno alegre? Que cante alabanzas. ¿Está alguno enfermo entre vosotros? Que llame a los ancianos de la Iglesia para que oren por él y lo unjan con aceite en el nombre del Señor. Y la oración de fe sanará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si ha cometido pecados, le serán perdonados. Confesaos vuestras ofensas unos a otros y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho. Elías era hombre con debilidades semejantes a las nuestras, y oró fervientemente para que no lloviera, y no llovió sobre la tierra durante tres años y seis meses. Y otra vez oró, y el cielo dio lluvia, y la tierra produjo frutos. Hermanos, si alguno de entre vosotros se ha apartado de la verdad y alguno lo hace volver, sepa que el que haga volver de su mal camino al pecador, lo salvará de la muerte y cubrirá muchísimos pecados.
SANTIAGO 5:12-20 La Palabra (versión española) (BLP)
Pero, ante todo, hermanos, no juréis ni por el cielo, ni por la tierra, ni con ningún otro juramento. Cuando digáis «sí», sea sí; y cuando digáis «no», sea no. De ese modo no incurriréis en condenación. ¿Sufre alguno de vosotros? Que ore. ¿Está gozoso? Que alabe al Señor. ¿Ha caído enfermo? Que mande llamar a los presbíteros de la Iglesia para que lo unjan con aceite en el nombre del Señor y hagan oración por él. La oración hecha con fe sanará al enfermo; el Señor lo restablecerá y le serán perdonados los pecados que haya cometido. Reconoced, pues, mutuamente vuestros pecados y orad unos por otros. Así sanaréis, ya que es muy poderosa la oración perseverante del justo. Ahí tenéis a Elías, un ser humano como nosotros: oró fervientemente para que no lloviese, y durante tres años y seis meses no cayó una gota de agua sobre la tierra. Luego volvió a orar, y el cielo dio lluvia y la tierra produjo su fruto. Hermanos míos, si uno de vosotros se aleja de la verdad y otro lo vuelve al buen camino, sabed que aquel que convierte de su extravío a un pecador, lo salvará de la muerte y alcanzará el perdón para un sinfín de pecados.
SANTIAGO 5:12-20 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Sobre todo, hermanos míos, no juréis: ni por el cielo, ni por la tierra, ni por ninguna otra cosa. Cuando digáis “Sí”, que sea sí; y cuando digáis “No”, que sea no. Así Dios no os condenará. Si alguno de vosotros está afligido, que ore. Si alguno está contento, que cante alabanzas. Si alguno está enfermo, que llame a los ancianos de la iglesia, para que oren por él y en el nombre del Señor le apliquen aceite. Y cuando oréis con fe, el enfermo sanará y el Señor lo levantará; y si ha cometido pecados, le serán perdonados. Por eso, confesaos unos a otros vuestros pecados y orad unos por otros para ser sanados. La oración fervorosa del hombre bueno tiene mucho poder. El profeta Elías era un hombre como nosotros, y cuando oró con fervor pidiendo que no lloviera dejó de llover sobre la tierra durante tres años y medio. Después, cuando oró otra vez, volvió a llover y la tierra dio su cosecha. Hermanos míos, si alguno de vosotros se desvía de la verdad y otro le hace volver, sabed que quien hace volver al pecador de su mal camino le salva de la muerte y hace que muchos pecados sean perdonados.
SANTIAGO 5:12-20 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Sobre todo, hermanos míos, no juréis ni por el cielo ni por la tierra ni por ninguna otra cosa. Que vuestro «sí» sea «sí», y vuestro «no», «no», para que no seáis condenados. ¿Está afligido alguno entre vosotros? Que ore. ¿Está alguno de buen ánimo? Que cante alabanzas. ¿Está enfermo alguno de vosotros? Haga llamar a los ancianos de la iglesia para que oren por él y lo unjan con aceite en el nombre del Señor. La oración de fe sanará al enfermo y el Señor lo levantará. Y, si ha pecado, su pecado se le perdonará. Por eso, confesaos unos a otros vuestros pecados, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración del justo es poderosa y eficaz. Elías era un hombre con debilidades como las nuestras. Con fervor oró que no lloviera, y no llovió sobre la tierra durante tres años y medio. Volvió a orar, y el cielo dio su lluvia y la tierra produjo sus frutos. Hermanos míos, si alguno de vosotros se extravía de la verdad, y otro lo hace volver a ella, recordad que quien hace volver a un pecador de su extravío le salvará de la muerte y cubrirá muchísimos pecados.