Logo de YouVersion
Icono de búsqueda

JUECES 9:1-21

JUECES 9:1-21 La Palabra (versión española) (BLP)

Abimélec, hijo de Jerubaal, marchó a Siquén, donde vivían los hermanos de su madre, y les propuso este plan a ellos y a todo el clan de su madre: —Pregonad esto, por favor, a todos los señores de Siquén: «¿Qué os conviene más, que os estén mandando setenta hombres, todos los hijos de Jerubaal, o que os mande uno solo? Recordad, además, que yo formo parte de vuestra familia». Los hermanos de su madre hablaron de él en los mismos términos a todos los señores de Siquén, y el corazón de estos se inclinó hacia Abimélec, porque se decían: «Es nuestro hermano». Le dieron setenta siclos de plata del templo de Baal Berit, con los que Abimélec contrató a unos hombres miserables y vagabundos, que se fueron con él. Se dirigió a casa de su padre, a Ofrá, y mató a sus hermanos, los hijos de Jerubaal, setenta hombres en total, sobre una misma piedra. Solo escapó Jotán, el hijo pequeño de Jerubaal, porque se escondió. Luego se reunieron todos los señores de Siquén y de Bet Miló, y proclamaron rey a Abimélec junto a la encina de la estela que hay en Siquén. Le informaron de esto a Jotán, que subió a la cumbre del monte Garizín, alzó la voz y gritó: Escuchadme, señores de Siquén, y que Dios os escuche. Una vez los árboles se fueron para ungir a uno como su rey. Y dijeron al olivo: «Sé tú nuestro rey». Les respondió el olivo: «¿Voy a renunciar a mi aceite honra de dioses y humanos, para ir a mecerme por encima de los árboles?». Los árboles dijeron a la higuera: «Ven tú y reina sobre nosotros». Les respondió la higuera: «¿Voy a renunciar a mi dulzura y a mi sabroso fruto, para ir a mecerme por encima de los árboles?». Los árboles dijeron a la vid: «Ven tú y reina sobre nosotros». Les respondió la vid: «¿Voy a renunciar a mi mosto, alegría de dioses y de humanos, para ir a mecerme por encima de los árboles?». Todos los árboles dijeron a la zarza: «Ven tú y reina sobre nosotros». La zarza respondió a los árboles: «Si de veras venís a ungirme para que reine sobre vosotros, venid y cobijaos a mi sombra. Y si no, que brote fuego de la zarza y devore los cedros del Líbano». Pues bien, ¿es que habéis obrado con sinceridad y lealtad al elegir rey a Abimélec? ¿Os habéis portado bien con Jerubaal y su familia y lo habéis tratado según merecía? Mi padre combatió por vosotros, arriesgó su vida, os libró de la mano de Madián; vosotros, en cambio, os habéis alzado hoy contra la familia de mi padre, habéis asesinado a sus hijos, setenta hombres sobre una misma piedra, y habéis puesto por rey sobre los señores de Siquén a Abimélec, el hijo de una esclava suya, con el pretexto de que él es hermano vuestro. Si habéis obrado con sinceridad y lealtad con Jerubaal y con su familia en el día de hoy, que Abimélec sea vuestra alegría y vosotros la suya. Pero si no, que salga fuego de Abimélec y devore a los señores de Siquén y de Bet Miló; y que salga fuego de los señores de Siquén y Bet Miló y devore a Abimélec. Después de esto, Jotán huyó y se puso a salvo en Beer, donde se estableció, lejos del alcance de su hermano Abimélec.

Compartir
Lee JUECES 9

JUECES 9:1-21 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)

Abimélec, hijo de Jerubaal, fue a Siquem para hablar con sus parientes por parte de madre. Les dijo: –En nombre de nuestro parentesco, os ruego que convenzáis a la gente de Siquem de que es mejor que los gobierne un solo hombre y no todos los setenta hijos de Jerubaal. Y como Abimélec era pariente suyo, se pusieron de su parte y fueron a convencer a los de Siquem para que le siguieran. Además tomaron setenta monedas de plata del templo de Baal-berit y se las dieron a Abimélec. Con ese dinero, Abimélec alquiló unos matones para que le siguieran. Aquellos hombres fueron con él a Ofrá, donde había vivido su padre Jerubaal, y contra una misma piedra mataron a los setenta hermanos de Abimélec. Sólo pudo esconderse y salvarse Jotam, el hijo menor de Jerubaal. Después se reunieron todos los de Siquem y de Bet-miló junto a la encina y la piedra sagrada que había en Siquem, y nombraron rey a Abimélec. Cuando Jotam lo supo, subió al monte Guerizim, y desde allí gritó muy fuerte, para que todos le oyeran: –¡Oídme bien, hombres de Siquem! ¡Y así Dios os oiga a vosotros! ‘En cierta ocasión los árboles quisieron tener rey, y pidieron al olivo que fuera su rey. Pero el olivo les dijo que no, pues para ser rey de los árboles tendría que dejar de dar aceite, el cual sirve para honrar tanto a los hombres como a Dios. ‘Entonces los árboles pidieron a la higuera que fuera su rey. Pero la higuera les dijo que no, pues para ser rey de los árboles tendría que dejar de dar sus dulces y sabrosos higos. ‘Entonces los árboles pidieron a la vid que fuera su rey. Pero la vid les dijo que no, pues para ser rey de los árboles tendría que dejar de dar su vino, el cual sirve para alegrar tanto a los hombres como a Dios. ‘Por último, los árboles pidieron a un espino que fuera su rey. Y el espino les dijo que, si de veras querían que él fuera su rey, todos tendrían que ponerse bajo su sombra; pero si no querían que fuera su rey, saldría de él un fuego que destruiría los cedros del Líbano. ‘Ahora yo os pregunto: ¿Habéis actuado con verdad y honradez al hacer rey a Abimélec? ¿Habéis tratado a Jerubaal y a su familia con la misma bondad con que él os trató a vosotros? Porque mi padre arriesgó su vida por vosotros cuando peleó para libraros del poder de los madianitas; vosotros, en cambio, os habéis rebelado contra la familia de mi padre y habéis matado a sus setenta hijos contra una misma piedra. Por si fuera poco, habéis nombrado rey a Abimélec, hijo de la concubina de Jerubaal, solo porque él es pariente vuestro. Pero yo os digo hoy: Si habéis tratado con verdad y honradez a Jerubaal y a su familia, que os vaya bien con Abimélec, y a él con vosotros; pero si no, ¡que salga de Abimélec un fuego que destruya a todos los de Siquem y de Bet-miló, y que de Siquem y de Bet-miló salga un fuego que lo destruya a él! Después de haber dicho esto, Jotam huyó y se fue a vivir a Beer, porque tenía miedo de su hermano Abimélec.

Compartir
Lee JUECES 9

JUECES 9:1-21 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)

Abimélec hijo de Yerubaal fue a Siquén a ver a los hermanos de su madre, y les dijo a ellos y a todo el clan de su madre: «Preguntadles a todos los señores de Siquén: “¿Qué os conviene más: que todos los setenta hijos de Yerubaal os gobiernen, o que os gobierne un solo hombre?” Acordaos de que yo soy de la misma sangre que vosotros». Cuando los hermanos de su madre comunicaron todo esto a los señores de Siquén, estos se inclinaron a favor de Abimélec, porque dijeron: «Él es nuestro hermano». Y le dieron setenta monedas de plata del templo de Baal Berit, con las cuales Abimélec contrató a unos maleantes sin escrúpulos para que lo siguieran. Fue a Ofra, a la casa de su padre, y sobre una misma piedra asesinó a sus setenta hermanos, hijos de Yerubaal. Pero Jotán, el hijo menor de Yerubaal, se escondió y logró escaparse. Todos los señores de Siquén y Bet Miló se reunieron junto a la encina y la piedra sagrada que están en Siquén, para coronar como rey a Abimélec. Cuando Jotán se enteró, subió a la cima del monte Guerizín y les gritó bien fuerte: «¡Escuchadme, señores de Siquén, y que Dios os escuche a vosotros! »Un día los árboles salieron a ungir un rey para sí mismos. Y le dijeron al olivo: “Reina sobre nosotros”. Pero el olivo les respondió: “¿He de renunciar a dar mi aceite, con el cual se honra a los dioses y a los hombres, para ir a mecerme sobre los árboles?” »Después los árboles le dijeron a la higuera: “Reina sobre nosotros”. Pero la higuera les respondió: “¿He de renunciar a mi fruto, tan bueno y dulce, para ir a mecerme sobre los árboles?” »Luego los árboles le dijeron a la vid: “Reina sobre nosotros”. Pero la vid les respondió: “¿He de renunciar a mi vino, que alegra a los dioses y a los hombres, para ir a mecerme sobre los árboles?” »Por último, todos los árboles le dijeron al espino: “Reina sobre nosotros”. Pero el espino respondió a los árboles: “Si de veras queréis ungirme como vuestro rey, venid y refugiaos bajo mi sombra; pero, si no, ¡que salga fuego del espino, y que consuma los cedros del Líbano!” »Ahora bien, ¿habéis actuado vosotros con honradez y buena fe al coronar rey a Abimélec? ¿Habéis sido justos con Yerubaal y su familia, y lo habéis tratado como se merecía? Mi padre luchó por vosotros, y arriesgando su vida os libró del poder de los madianitas. Pero hoy vosotros os habéis rebelado contra la familia de mi padre; habéis matado a sus setenta hijos sobre una misma piedra, y habéis hecho de Abimélec, hijo de su esclava, el rey de los señores de Siquén solo porque él es vuestro pariente. Si hoy habéis actuado con honradez y buena fe hacia Yerubaal y su familia, ¡que seáis felices con Abimélec, y que también él lo sea con vosotros! Pero, si no, señores de Siquén y Bet Miló, ¡que salga fuego de Abimélec y os consuma, y que salga fuego de vosotros y consuma a Abimélec!» Luego Jotán escapó, huyendo hasta Ber. Allí se quedó a vivir porque le tenía miedo a su hermano Abimélec.

Compartir
Lee JUECES 9

JUECES 9:1-21 Reina Valera 2020 (RV2020)

Abimelec hijo de Jerobaal fue a Siquem, a los hermanos de su madre, y dijo a ellos y a toda la familia de la casa del padre de su madre: —Yo os ruego que digáis a todos los de Siquem: «¿Qué os parece mejor, que os gobiernen setenta hombres, todos los hijos de Jerobaal, o que os gobierne un solo hombre?». Acordaos de que yo soy parte de vuestra familia. Hablaron por él los hermanos de su madre a todos los de Siquem todas estas palabras, y el corazón de ellos se inclinó a favor de Abimelec, porque decían: «Nuestro hermano es». Además le dieron setenta monedas de plata del templo de Baal-berit, con las que Abimelec contrató a unos hombres ociosos y vagabundos para que lo siguieran. Y fue a la casa de su padre en Ofra y mató a sus hermanos, los setenta hijos de Jerobaal, sobre una misma piedra; pero quedó Jotam, el hijo menor de Jerobaal, que se escondió. Entonces se juntaron todos los de Siquem con toda la casa de Milo y fueron y proclamaron rey a Abimelec cerca de la llanura del pilar que estaba en Siquem. Cuando se lo dijeron a Jotam, este subió a la cumbre del monte Gerizim, y alzó su voz: Oídme, hombres de Siquem, y así también os oiga Dios: Fueron una vez los árboles a elegirse un rey y dijeron al olivo: «Reina sobre nosotros». Pero el olivo respondió: «¿He de dejar mi aceite, con el cual se honra a Dios y a los hombres, para reinar sobre los árboles?». Dijeron, pues, los árboles a la higuera: «Anda tú, reina sobre nosotros». La higuera respondió: «¿He de dejar mi dulzura y mi buen fruto para reinar sobre los árboles?». Dijeron luego los árboles a la vid: «Pues ven tú, reina sobre nosotros». La vid les respondió: «¿He de dejar mi vino, que alegra a Dios y a los hombres, para reinar sobre los árboles?». Todos los árboles rogaron entonces a la zarza: «Anda tú, reina sobre nosotros». Pero la zarza respondió a los árboles: «Si en verdad me proclamáis rey sobre vosotros, venid, abrigaos bajo mi sombra; y si no, salga fuego de la zarza y devore los cedros del Líbano». Ahora, bien: ¿Creéis que habéis procedido con verdad y con integridad al hacer rey a Abimelec? ¿Creéis haber actuado bien con Jerobaal y con su casa, y que le habéis pagado conforme a la obra de sus manos? Mi padre peleó por vosotros y expuso su vida al peligro para libraros de manos de Madián, y a cambio vosotros os habéis levantado hoy contra la casa de mi padre y habéis matado a sus setenta hijos sobre una misma piedra, y habéis puesto por rey sobre los de Siquem a Abimelec, hijo de su criada, debido a que es vuestro hermano. Pues bien, si creéis que hoy habéis procedido con verdad e integridad, con Jerobaal y su casa, pues disfrutad de Abimelec y él que disfrute de vosotros. Y si no habéis procedido bien, que salga fuego de Abimelec y consuma a los de Siquem y a la casa de Milo, y que salga fuego de los de Siquem y de la casa de Milo y consuma a Abimelec. Jotam escapó y huyó, se fue a Beer y allí se quedó por miedo de su hermano Abimelec.

Compartir
Lee JUECES 9