JEREMÍAS 11:1-8
JEREMÍAS 11:1-8 Reina Valera 2020 (RV2020)
Palabra que el Señor envió a Jeremías: —Oíd las palabras de este pacto, y hablad a todo hombre de Judá y a todo habitante de Jerusalén. Decidles que así ha dicho el Señor, Dios de Israel: Maldito el que no obedezca las palabras de este pacto, el cual mandé a vuestros padres el día que los saqué de la tierra de Egipto, del horno de hierro, y les dije: Oíd mi voz y cumplid mis palabras conforme a todo lo que os mando. Entonces, vosotros seréis mi pueblo y yo seré vuestro Dios. Así confirmaré el juramento que hice a vuestros padres, que les daría la tierra que fluye leche y miel, lo cual se ha cumplido en este día. Yo respondí y dije: —¡Amén, Señor! El Señor me dijo: —Proclama todas estas palabras en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén: Oíd las palabras de este pacto y ponedlas por obra. Porque solemnemente advertí a vuestros padres el día que les hice subir de la tierra de Egipto, y les amonesté sin cesar, desde el principio hasta el día de hoy, pues les dije: ¡Escuchad mi voz! Pero no escucharon ni inclinaron su oído; antes bien, se fueron cada uno tras la imaginación de su malvado corazón. Por tanto, traeré sobre ellos todas las palabras de este pacto, el cual mandé que cumplieran, y no cumplieron.
JEREMÍAS 11:1-8 La Palabra (versión española) (BLP)
Palabra que recibió Jeremías de parte del Señor: —Escucha los términos de esta alianza y exponlos a la gente de Judá y a los habitantes de Jerusalén. Les dirás: Así dice el Señor, Dios de Israel: Maldito quien no escuche los términos de esta alianza, que yo establecí con vuestros antepasados cuando los saqué del país de Egipto, del horno de hierro, cuando les dije: Hacedme caso y poned en práctica todo lo que os ordeno; de ese modo seréis mi pueblo y yo seré vuestro Dios. Y así mantendré el juramento que hice a vuestros antepasados de darles una tierra que mana leche y miel, como sucede ahora. Yo respondí: —Amén, Señor. El Señor me dijo: —Proclama lo que voy a decirte en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén: Escuchad los términos de esta alianza y cumplidlos. Pues ya se lo advertí solemnemente a vuestros antepasados cuando los hice subir del país de Egipto; y hasta el día de hoy no he dejado de repetir la advertencia: Hacedme caso. Pero no escucharon ni prestaron atención, sino que todos siguieron la maldad de su mente retorcida. Por eso hice caer sobre ellos todas las amenazas de esta alianza que les ordené cumplir y no cumplieron.
JEREMÍAS 11:1-8 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
El Señor se dirigió a mí, Jeremías, y me dijo: “Que los israelitas pongan atención a los términos de este pacto. Habla a la gente de Judá y a los habitantes de Jerusalén, y diles que yo, el Señor, el Dios de Israel, declaro maldito al que no obedezca los términos de este pacto. Es el pacto que hice con sus antepasados cuando los saqué de Egipto, país que era para ellos como un horno de fundir hierro. Les dije: Obedecedme, haced todo lo que yo os ordene, y seréis mi pueblo y yo seré vuestro Dios. Si me hacéis caso, yo cumpliré el juramento que hice a vuestros antepasados de darles una tierra, la tierra que ahora tenéis, donde la leche y la miel corren como el agua.” Y yo respondí: “Sí, Señor.” Entonces el Señor me dijo: “Proclama este mensaje en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén. Di a la gente: ‘Escuchad cuáles son los términos de este pacto, y cumplidlos. Cuando yo saqué de Egipto a vuestros antepasados, les advertí solemnemente que me hicieran caso, y desde entonces hasta ahora se lo he seguido advirtiendo. Pero no me escucharon ni me obedecieron, sino que tercamente se dejaron llevar por las malas inclinaciones de su corazón. No quisieron cumplir los términos que yo les había ordenado, y entonces hice que les vinieran los castigos anunciados en el pacto.’ ”
JEREMÍAS 11:1-8 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Esta es la palabra que vino a Jeremías de parte del SEÑOR: «Atiende a los términos de este pacto, y comunícaselos a la gente de Judá y a los habitantes de Jerusalén. Diles que así ha dicho el SEÑOR, Dios de Israel: “Maldito sea el hombre que no obedezca los términos de este pacto, que yo mismo prescribí a vuestros antepasados el día que los hice salir de Egipto, de esa caldera para fundir hierro”. Les dije: “Obedecedme y cumplid con todo lo que os prescribo, y vosotros seréis mi pueblo y yo seré vuestro Dios. Así cumpliré el juramento que les hice a vuestros antepasados, de darles una tierra donde abundan la leche y la miel, como la que hoy tenéis vosotros”». Yo respondí: «Amén, SEÑOR». El SEÑOR me dijo: «Proclama todo esto en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén, diciendo: “Escuchad los términos de este pacto, y cumplidlos. Desde el día en que hice salir a vuestros antepasados de la tierra de Egipto hasta el día de hoy, una y otra vez les he advertido: ‘Obedecedme’. Pero no obedecieron ni prestaron atención, sino que siguieron la terquedad de su malvado corazón. Por eso hice caer sobre ellos todo el peso de las palabras de este pacto, que yo les había ordenado cumplir, pero que no cumplieron”».