JEREMÍAS 30:1-24
JEREMÍAS 30:1-24 Reina Valera 2020 (RV2020)
Palabra del Señor que vino a Jeremías: —Así ha hablado el Señor, Dios de Israel: Escribe en un libro todas las palabras que te he hablado. Porque vienen días, dice el Señor, en que haré volver a los cautivos de mi pueblo de Israel y de Judá, ha dicho el Señor, y los traeré a la tierra que di a sus padres, y la disfrutarán. Estas, pues, son las palabras que habló el Señor acerca de Israel y de Judá. Así ha dicho el Señor: ¡Hemos oído gritos de terror y espanto! ¡No hay paz! ¡Preguntad y averiguad si los hombres dan a luz!, porque he visto que todos los hombres tenían las manos sobre sus caderas como las mujeres cuando está de parto, y todos tenían el rostro pálido. ¡Ah, cuán grande es aquel día! Tanto, que no hay otro semejante a él. Es un tiempo de angustia para Jacob, pero de ella será librado. Aquel día, dice el Señor de los ejércitos, yo quebraré el yugo de su cuello y romperé sus correas, y los extranjeros no volverán a ponerlo en servidumbre, sino que servirán al Señor, su Dios, y a David, su rey, a quien yo les levantaré. Tú, pues, siervo mío Jacob, no temas, dice el Señor; no te atemorices, Israel, porque he aquí que yo soy el que te salvo de lejos, a ti y a tu descendencia, de la tierra de tu cautiverio. Jacob volverá, descansará y vivirá tranquilo, y no habrá quien lo espante. Porque yo estoy contigo para salvarte, dice el Señor, y destruiré a todas las naciones entre las que te esparcí. Pero a ti no te destruiré, aunque te castigaré con justicia: de ninguna manera te dejaré sin castigo. Así ha dicho el Señor: Incurable es tu quebrantamiento y dolorosa tu llaga. No hay quien juzgue tu causa para sanarte; no hay para ti medicina eficaz. Todos tus enamorados te olvidaron; no te buscan, porque te herí como hiere un enemigo, con azote de adversario cruel, a causa de la magnitud de tu maldad y de tus muchos pecados. ¿Por qué gritas a causa de tu quebrantamiento? Incurable es tu dolor, porque por la grandeza de tu iniquidad y por tus muchos pecados te he hecho esto. Pero serán devorados todos los que te devoran, y todos tus adversarios, todos ellos, irán al cautiverio; pisoteados serán los que te pisotearon, y a todos los que te despojaron, yo los entregaré al despojo. Mas yo haré venir sanidad para ti, y sanaré tus heridas, dice el Señor, porque «Desechada» te llamaron, y decían: «Esta es Sion, de la que nadie se acuerda». Así ha dicho el Señor: Yo hago volver a los cautivos de las tiendas de Jacob, y de sus tiendas tendré misericordia; la ciudad será edificada sobre su colina, y el palacio será asentado en su lugar. Saldrá de ellos acción de gracias y voz de nación que está de fiesta. Los multiplicaré y no serán disminuidos; los multiplicaré y no serán menoscabados. Serán sus hijos como antes, y su congregación delante de mí será confirmada. Yo castigaré a todos sus opresores. De ella saldrá su soberano, y de en medio de ella saldrá su gobernante. Lo haré acercarse y él se acercará a mí, porque ¿quién es aquel que se atreve a acercarse a mí?, dice el Señor. Entonces, vosotros seréis mi pueblo y yo seré vuestro Dios. La tempestad del Señor sale con furor; la tempestad que se prepara se cierne sobre la cabeza de los impíos. No se calmará el ardor de la ira del Señor hasta que haya hecho y cumplido los pensamientos de su corazón. ¡Al final de los días entenderéis esto!
JEREMÍAS 30:1-24 La Palabra (versión española) (BLP)
Palabra que recibió Jeremías de parte del Señor: —Así dice el Señor, Dios de Israel: Pon por escrito todo lo que te he dicho, pues ya llegan días —oráculo del Señor— en que cambiaré la suerte de mi pueblo Israel y de Judá, dice el Señor; los haré volver a la tierra que di en herencia a sus antepasados. Estas son las palabras que dirigió el Señor sobre Israel y Judá: Así dice el Señor: Se oyen gritos de terror, de miedo, pues ya no hay paz; preguntad y averiguad si dan a luz los varones. ¿Por qué veo entonces a los varones con las manos en las caderas, lo mismo que parturientas, con el rostro demudado? ¡Ay! ¡Qué grande será aquel día! No habrá ninguno como él: tiempo de angustia para Jacob, pero se verá libre de ella. Aquel día —oráculo del Señor del universo— romperé el yugo que llevas al cuello y desataré tus correas; no volverán a servir a extranjeros. Servirán al Señor, su Dios, y a David, el rey que nombraré para gobernarlos. No temas, siervo mío, Jacob —oráculo del Señor—, no tengas miedo, Israel. Te traeré ya libre, de lejos, traeré a tus hijos del destierro; Jacob volverá y descansará, tranquilo y sin sobresaltos, pues estoy contigo para salvarte —oráculo del Señor—. Acabaré con todas las naciones por donde os había dispersado; pero contigo no acabaré, solo te corregiré como conviene para que no quede impune tu pecado. Así dice el Señor: Tu fractura es incurable, tu herida está infectada; tu llaga no tiene remedio, no hay medicina que la cierre. Tus amantes te olvidaron, ya no andarán tras de ti. Te herí por medio del enemigo (sin duda un escarmiento cruel), a causa de tus muchas culpas, de la gran cantidad de tus pecados. ¿Por qué gritas por tu herida? ¿Porque es tu llaga incurable? Si te traté de esa manera, ha sido a causa de tus muchas culpas, de la gran cantidad de tus pecados. Pero los que te comen serán comidos, tus enemigos irán desterrados; tus saqueadores serán saqueados, los que te despojan, serán despojados. Haré que se cierre tu herida, curaré todas tus llagas —oráculo del Señor. Te llamaban Repudiada, Sion, a quien nadie busca. Pero así dice el Señor: Cambiaré la suerte de las tiendas de Jacob, me voy a compadecer de sus moradas; reconstruirán la ciudad sobre sus ruinas, los palacios estarán donde corresponde. En ellos se oirán alabanzas, voces con aire de fiesta. Haré que crezcan y no mengüen, que sea reconocida su importancia y que no los desprecie la gente. Sus hijos serán como antaño, su asamblea, estable ante mí; yo castigaré a sus opresores. De entre ellos un príncipe surgirá, saldrá un gobernante de entre ellos, lo acercaré y estará junto a mí; pues, ¿quién arriesgaría su vida poniéndose cerca de mí? Seréis así mi pueblo y yo seré vuestro Dios. Ya ha estallado la tempestad del Señor, que gira sobre la cabeza de los malvados; no cesará la cólera del Señor hasta haber ejecutado sus designios. Después de que pase ese tiempo, lograréis entenderlo del todo.
JEREMÍAS 30:1-24 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Este es el mensaje que el Señor dirigió a Jeremías. Le dijo: “El Señor, el Dios de Israel, dice: Escribe en un libro todo lo que te he dicho, porque viene el día en que cambiaré la suerte de mi pueblo Israel y Judá. Yo, el Señor, lo afirmo. Yo los haré volver a la tierra que di a sus padres como su propiedad.” Este es el mensaje del Señor acerca de Israel y de Judá. El Señor dice: “¡Se oyen gritos de terror, de miedo e intranquilidad! Preguntad, a ver si es posible que un hombre dé a luz. ¿Por qué, pues, veo retorcerse a los hombres como si tuvieran dolores de parto? ¿Por qué se han puesto pálidos todos ellos? ¡Se acerca un día terrible, un día como ningún otro! Será un tiempo de angustia para el pueblo de Jacob, pero yo los salvaré. Yo, el Señor todopoderoso, afirmo: Libraré a mi pueblo del yugo de la esclavitud y no volverá a ser esclavo de extranjeros. Y me servirá a mí, su Señor y Dios, y a David, a quien yo le pondré por rey. “Yo, el Señor, afirmo: No temas, pueblo de Jacob, siervo mío; no tengas miedo, Israel, pues a ti y a tus hijos os libraré de ese país lejano donde estáis desterrados. Volverás a vivir en paz, tranquilo, sin que nadie te asuste. Yo, el Señor, afirmo que estoy contigo para salvarte. Destruiré a todas las naciones entre las cuales te dispersé. Pero a ti no te destruiré; tan solo te castigaré como mereces: no te dejaré sin tu castigo.” El Señor dice: “Tu herida es incurable, tu mal no tiene remedio. No hay quien se ocupe de ti; no hay quien te cure las heridas, y no tienes curación. Todos tus amantes te olvidaron; ya no se preocupan de ti. Y es que yo te herí como si fuera tu enemigo; te castigué duramente por tus muchas maldades, por tus innumerables pecados. ¿Por qué te quejas de tus heridas? Tu dolor es incurable. Por tus muchas maldades y tus innumerables pecados te he tratado así. Pero todo el que te devore, será devorado, y todos tus enemigos irán al destierro; haré que sean saqueados los que te saqueen, y que roben a los que te roben a ti. Te devolveré la salud, curaré tus heridas, por más que digan tus enemigos: ‘Sión está abandonada, nadie se preocupa de ella.’ Yo, el Señor, lo afirmo.” El Señor dice: “Cambiaré la suerte de la nación de Jacob, tendré compasión de su país; las ciudades se reconstruirán sobre sus ruinas, y los palacios en su debido lugar. De ellos saldrán cantos de gratitud y risas de alegría. No disminuirán, pues yo haré que aumenten. No los despreciarán, porque yo los honraré. Los israelitas serán como antes; su pueblo estará firme en mi presencia y yo castigaré a sus opresores. De entre ellos saldrá su jefe: un gobernante saldrá de entre ellos mismos. Haré que se acerque a mí, pues, ¿quién se atrevería a acercárseme? Ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios. Yo, el Señor, lo afirmo.” La ira del Señor es como una tormenta, como un viento huracanado que se agita sobre los malvados. La ira del Señor no cesará hasta que él haya realizado sus propósitos. Vendrá el tiempo en que vosotros entenderéis estas cosas.
JEREMÍAS 30:1-24 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
La palabra del SEÑOR vino a Jeremías: «Así dice el SEÑOR, el Dios de Israel: “Escribe en un libro todas las palabras que te he dicho. Porque vienen días —afirma el SEÑOR— cuando yo haré volver del cautiverio a mi pueblo Israel y Judá, y los traeré a la tierra que di a sus antepasados, y la poseerán”», afirma el SEÑOR. Esto fue lo que el SEÑOR le dijo a Jeremías acerca de Israel y Judá: «Así dice el SEÑOR: »“Hemos escuchado un grito de espanto; no hay paz, sino terror. Preguntad y ved si acaso los varones dan a luz. ¿Por qué, pues, veo a todos los hombres con las manos sobre las caderas, como mujeres con dolores de parto? ¿Por qué han palidecido todos los rostros? ¡Ay! Será un día terrible, un día que no tiene parangón. Será un tiempo de angustia para Jacob, pero será librado de ella. »”En aquel día —afirma el SEÑOR Todopoderoso—, quebraré el yugo que mi pueblo lleva sobre el cuello, romperé sus ataduras, y ya no serán esclavos de extranjeros. Servirán al SEÑOR, su Dios, y a David, a quien pondré como su rey. »”No temas, Jacob, siervo mío; no te asustes, Israel —afirma el SEÑOR—. A ti, Jacob, te libraré de ese país lejano; a tus descendientes los libraré del exilio. Volverás a vivir en paz y tranquilidad, y ya nadie te infundirá temor. Porque yo estoy contigo para salvarte —afirma el SEÑOR—. Destruiré por completo a todas las naciones entre las que te había dispersado. Pero a ti no te destruiré del todo, sino que te castigaré con justicia; ¡de ninguna manera quedarás impune!” »Así dice el SEÑOR: »“Tu herida es incurable, tu llaga no tiene remedio. No hay quien defienda tu causa; no hay remedio para tu mal ni sanidad para tu enfermedad. Todos tus amantes te han olvidado; ya no se ocupan de ti. Por causa de tu enorme iniquidad, y por tus muchos pecados, te he golpeado, te he corregido, como lo haría un adversario cruel. ¿Por qué te quejas de tus heridas, si tu dolor es incurable? Por causa de tu enorme iniquidad y por tus muchos pecados, yo te he tratado así. »”Todos los que te devoren serán devorados; todos tus enemigos serán deportados. Todos los que te saqueen serán saqueados; todos los que te despojen serán despojados. Pero yo te restauraré y sanaré tus heridas —afirma el SEÑOR— porque te han llamado la Desechada, la pobre Sión, la que a nadie le importa”. »Así dice el SEÑOR: »“Restauraré las fortunas de las tiendas de Jacob, y tendré compasión de sus moradas; la ciudad resurgirá sobre sus ruinas, y el palacio se asentará en el lugar debido. Surgirán de ellos cánticos de gratitud, y gritos de alegría. Multiplicaré su descendencia, y no disminuirá; los honraré, y no serán menospreciados. Sus hijos volverán a ser como antes; ante mí será restablecida su comunidad, pero castigaré a todos sus opresores. De entre ellos surgirá su líder; uno de ellos será su gobernante. Lo acercaré hacia mí, y él estará a mi lado, pues ¿quién arriesgaría su vida por acercarse a mí? —afirma el SEÑOR—. Vosotros sois mi pueblo, y yo seré vuestro Dios”». La tempestad del SEÑOR ha estallado con furor; una tempestad huracanada se ha desatado sobre los malvados. La ardiente ira del SEÑOR no pasará hasta que haya realizado del todo los propósitos de su corazón. Todo esto lo comprenderéis al final de los tiempos.