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JEREMÍAS 32:1-15

JEREMÍAS 32:1-15 Reina Valera 2020 (RV2020)

Palabra del Señor que vino a Jeremías el año décimo de Sedequías, rey de Judá, que fue el año decimoctavo de Nabucodonosor. Entonces, el ejército del rey de Babilonia tenía sitiada a Jerusalén, y el profeta Jeremías estaba preso en el patio de la cárcel que estaba en la casa del rey de Judá, porque Sedequías, rey de Judá, lo había puesto en prisión, y le había preguntado: —¿Por qué profetizas tú: «Así ha dicho el Señor: Yo entrego esta ciudad en mano del rey de Babilonia, y la tomará; y Sedequías, rey de Judá, no escapará de la mano de los caldeos, sino que será entregado en mano del rey de Babilonia. Hablará con él cara a cara, y sus ojos verán sus ojos, y hará llevar a Sedequías a Babilonia, y allá estará hasta que yo lo visite; y si peleáis contra los caldeos, no os irá bien, dice el Señor?». Y Jeremías dijo: —La palabra del Señor vino a mí con este mensaje: Hanameel, hijo de tu tío Salum, viene a ti para decirte: «Cómprame mi heredad que está en Anatot, porque tú tienes derecho de compra sobre ellos». Y vino a mí Hanameel, hijo de mi tío, conforme a la palabra del Señor, al patio de la cárcel, y me dijo: «Cómprame ahora la heredad que está en Anatot, en tierra de Benjamín, porque tuyo es el derecho de la herencia y a ti corresponde el rescate; cómprala para ti». Entonces conocí que era palabra del Señor. Le compré el campo de Anatot a mi primo Hanameel, y le pagué por él diecisiete monedas de plata. Redacté la escritura, la sellé, la hice certificar con testigos y pesé el dinero en una balanza. Luego tomé la escritura de venta, sellada según el derecho y costumbre, y la copia abierta. Y entregué la carta de venta a Baruc hijo de Nerías hijo de Maasías, delante de Hanameel, el hijo de mi tío, delante de los testigos que habían suscrito la escritura de venta y delante de todos los judíos que estaban en el patio de la cárcel. Y di esta orden a Baruc delante de ellos: —Así ha dicho el Señor de los ejércitos, Dios de Israel: «Toma estas escrituras, esta escritura de venta, sellada, y esta escritura abierta, y ponlas en una vasija de barro, para que se conserven durante mucho tiempo». Porque así ha dicho el Señor de los ejércitos, Dios de Israel: «Aún se comprarán casas, heredades y viñas en esta tierra».

JEREMÍAS 32:1-15 La Palabra (versión española) (BLP)

Palabra que recibió Jeremías de parte del Señor el año décimo de Sedecías, rey de Judá, que corresponde al año décimo octavo de Nabucodonosor. Por aquel entonces las fuerzas del rey de Babilonia estaban asediando Jerusalén, y el profeta Jeremías estaba preso en el patio de la guardia, en el palacio del rey de Judá. Lo había encarcelado Sedecías, rey de Judá, con esta acusación: —Tú has profetizado que el Señor va a entregar esta ciudad en manos del rey de Babilonia para que la conquiste, y que Sedecías, rey de Judá, no escapará de manos de los caldeos, pues será entregado sin remedio en manos del rey de Babilonia, con quien hablará directamente y a quien podrá ver cara a cara; y has dicho que se llevarán a Sedecías a Babilonia, donde permanecerá hasta que el Señor —según su palabra— se ocupe personalmente de él, y que, aunque luchemos contra los caldeos, no vamos a conseguir nada. Jeremías le había respondido: —Yo he recibido la palabra del Señor en estos términos: Janamel, hijo de tu tío Salún, vendrá a decirte: «Compra mi campo de Anatot, porque tuyo es el derecho de rescatarlo mediante compra». Pues bien, tal como había dicho el Señor, mi primo Janamel vino a verme al patio de la guardia y me dijo: «Compra mi campo de Anatot, en territorio de Benjamín, pues tú tienes el derecho de adquisición y de rescate; cómpramelo». Yo me di cuenta de que se trataba de la palabra del Señor. Así que compré el campo de Anatot a mi primo. El dinero que pesé ascendía a diecisiete siclos de plata. Firmé el contrato y lo sellé en presencia de los testigos, y pesé la plata en la balanza. Después tomé el contrato de compra, ya sellado, con el acuerdo y las condiciones, y una copia abierta. A continuación entregué el contrato de compra a Baruc, hijo de Nerías y nieto de Majsías, en presencia de mi primo Janamel, de los testigos que habían firmado el contrato y de los judíos que estaban en el patio de la guardia. En presencia de todos, di esta orden a Baruc: —Así dice el Señor del universo, Dios de Israel: Toma estos contratos de compra, el que está sellado y la copia abierta, y mételos en un recipiente de loza, para que se conserven durante mucho tiempo. Pues así dice el Señor del universo, Dios de Israel: Se volverán a comprar casas, campos y viñas en esta tierra.

JEREMÍAS 32:1-15 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)

El Señor habló a Jeremías en el décimo año del reinado de Sedequías en Judá, que era el año dieciocho del reinado de Nabucodonosor. Por aquel tiempo, el ejército del rey de Babilonia estaba atacando a Jerusalén, y el profeta Jeremías estaba encerrado en el patio de la guardia del palacio real. El rey Sedequías le había mandado arrestar, porque Jeremías había dicho: “El Señor dice: ‘Voy a hacer que esta ciudad caiga en poder del rey de Babilonia, y el rey Sedequías no escapará de los caldeos, sino que caerá en poder del rey de Babilonia y tendrá que presentarse ante él. Nabucodonosor llevará a Sedequías a Babilonia, y allá se quedará hasta que yo me vuelva a ocupar de él. Aunque peleéis contra los caldeos, no tendréis éxito. Yo, el Señor, lo afirmo.’ ” Y dijo Jeremías: “El Señor se dirigió a mí, y me dijo: ‘Mira, tu primo Hanamel, el hijo de tu tío Salum, vendrá a proponerte que le compres un terreno que tiene en Anatot, pues tú tienes el derecho de comprarlo por ser el pariente más cercano.’ Tal como el Señor me dijo, mi primo Hanamel vino a verme al patio de la guardia y me pidió que le comprara el campo que tenía en Anatot, en territorio de la tribu de Benjamín, porque yo tenía el derecho de comprarlo y quedarme con él, por ser el pariente más cercano. Al darme cuenta de que aquello era una orden del Señor, compré el campo a mi primo Hanamel. Le entregué diecisiete monedas de plata, que fue el precio convenido, y puse el contrato por escrito, sellado y firmado por los testigos. Luego tomé las dos copias del contrato, una sellada y con las condiciones de compra, y otra abierta, y se las di a Baruc, hijo de Nerías y nieto de Maaseías, delante de mi primo Hanamel, de los testigos que habían firmado el contrato y de todos los judíos que estaban sentados en el patio de la guardia. Delante de ellos dije a Baruc: ‘El Señor todopoderoso, el Dios de Israel, dice: Toma las dos copias de este contrato, la sellada y la abierta, y guárdalas en una vasija de barro para que se conserven mucho tiempo. Pues el Señor todopoderoso, el Dios de Israel, dice: En esta tierra volverán a comprarse casas, campos y viñedos.’

JEREMÍAS 32:1-15 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)

Esta es la palabra del SEÑOR, que vino a Jeremías en el año décimo del reinado de Sedequías en Judá, es decir, en el año dieciocho de Nabucodonosor. En aquel tiempo el ejército del rey de Babilonia mantuvo sitiada a Jerusalén, y el profeta Jeremías estuvo preso en el patio de la guardia del palacio real. Sedequías, el rey de Judá, lo tenía preso y le reprochaba: «¿Por qué andas profetizando: “Así dice el SEÑOR”? Andas proclamando que el SEÑOR dice: “Voy a entregar esta ciudad en manos del rey de Babilonia, y él la tomará; y Sedequías, rey de Judá, no escapará de la mano de los babilonios, sino que será entregado en manos del rey de Babilonia y tendrá que enfrentarse con él cara a cara”. Además, dices que el SEÑOR afirma: “Nabucodonosor se llevará a Sedequías a Babilonia, y allí se quedará hasta que yo vuelva a ocuparme de él”, y también: “Si combatís contra los babilonios, no venceréis”». Jeremías respondió: «La palabra del SEÑOR vino a mí, y me dijo: “Janamel, hijo de tu tío Salún, vendrá a pedirte que le compres el campo que está en Anatot, pues tienes el derecho y la responsabilidad de comprarlo por ser el pariente más cercano”. »En efecto, conforme a la palabra del SEÑOR, mi primo Janamel vino a verme en el patio de la guardia y me dijo: “Compra ahora mi campo que está en Anatot, en el territorio de Benjamín, ya que tú tienes el derecho y la responsabilidad de comprarlo por ser el pariente más cercano”. Entonces comprendí que esto era palabra del SEÑOR, y le compré a mi primo Janamel el campo de Anatot por diecisiete monedas de plata. Reuní a los testigos, firmé la escritura, la sellé y pagué el precio convenido. Luego tomé la copia sellada y la copia abierta de la escritura con las condiciones de compra, y se las entregué a Baruc, hijo de Nerías y nieto de Maseías, en presencia de Janamel, de los testigos que habían firmado la escritura y de todos los judíos que estaban sentados en el patio de la guardia. Con ellos como testigos, le ordené a Baruc: “Así dice el SEÑOR Todopoderoso, el Dios de Israel: ‘Toma la copia sellada y la copia abierta de esta escritura, y guárdalas en una vasija de barro para que se conserven mucho tiempo’. Porque así dice el SEÑOR Todopoderoso, el Dios de Israel: ‘De nuevo volverán a comprarse casas, campos y viñedos en esta tierra’ ”.