JEREMÍAS 36:5-7
JEREMÍAS 36:5-7 Reina Valera 2020 (RV2020)
Después, mandó Jeremías a Baruc: —A mí se me ha prohibido entrar en la casa del Señor. Entra tú, pues, y de este rollo que escribiste dictado por mí, lee las palabras del Señor a los oídos del pueblo en la casa del Señor, el día del ayuno. Y las leerás también a oídos de todos los de Judá que vienen de sus ciudades. Quizá llegue la oración de ellos a la presencia del Señor, y se vuelva cada uno de su mal camino; porque grande es el furor y la ira que ha expresado el Señor contra este pueblo.
JEREMÍAS 36:5-7 La Palabra (versión española) (BLP)
Después Jeremías le ordenó a Baruc: —Como estoy preso, no puedo ir al Templo del Señor. Así que vete tú y lee en el rollo las palabras del Señor que te he dictado. Las lees en presencia de la gente que esté celebrando una jornada de ayuno en el Templo del Señor y de la que haya venido de las ciudades de Judá. Tal vez así lleguen sus súplicas ante el Señor y abandone cada cual su mala conducta, porque son enormes la ira y la cólera con las que ha hablado el Señor a este pueblo.
JEREMÍAS 36:5-7 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Luego Jeremías dio a Baruc las siguientes instrucciones: “Mira, la situación en que me encuentro me impide ir al templo del Señor. Por lo tanto, ve tú el próximo día de ayuno y lee el rollo que yo te dicté y que tú escribiste, para que el pueblo y todos los habitantes de las ciudades de Judá que hayan venido aquí, oigan el mensaje del Señor. Quizá dirijan al Señor sus ruegos y dejen todos su mala conducta, porque la ira y el furor con que el Señor ha amenazado a este pueblo son terribles.”
JEREMÍAS 36:5-7 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Luego Jeremías le dio esta orden a Baruc: «Estoy detenido y no puedo ir a la casa del SEÑOR. Por tanto, ve a la casa del SEÑOR en el día de ayuno, y lee en voz alta ante el pueblo de Jerusalén las palabras del SEÑOR que te he dictado y que escribiste en el rollo. Léeselas también a toda la gente de Judá que haya venido de sus ciudades. ¡A lo mejor su oración llega a la presencia del SEÑOR y cada uno se convierte de su mal camino! ¡Ciertamente son terribles la ira y el furor con que el SEÑOR ha amenazado a este pueblo!»