JEREMÍAS 4:19-22
JEREMÍAS 4:19-22 Reina Valera 2020 (RV2020)
¡Mis entrañas, mis entrañas! Me duelen las fibras de mi corazón; mi corazón se agita dentro de mí, no callaré, porque sonido de trompeta has oído, alma mía: ¡un pregón de guerra! Se anuncia quebranto tras quebranto, porque toda la tierra es destruida. ¡De repente son destruidas mis tiendas, en un instante son destruidas mis cortinas! ¿Hasta cuándo he de ver bandera y he de oír sonido de trompeta? Porque mi pueblo es necio, no me conocieron; son hijos ignorantes y faltos de entendimiento; son sabios para hacer el mal, pero no saben hacer el bien.
JEREMÍAS 4:19-22 La Palabra (versión española) (BLP)
¡Ay mis entrañas, mis entrañas! ¡Cómo me tiembla el corazón! Tengo el corazón palpitando, no puedo seguir en silencio. He oído el sonido de la trompeta, el alarido que preludia la guerra; se anuncia desastre tras desastre, devastación a lo largo del país. De pronto son arrasadas las tiendas, en un momento el campamento. ¿Hasta cuándo veré el estandarte, escucharé el sonido de la trompeta? Mi pueblo es un necio, ni siquiera me conoce; son gente insensata, que no recapacita; expertos en el mal, inexpertos para el bien.
JEREMÍAS 4:19-22 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
¡Me retuerzo de dolor! ¡Me palpita con violencia el corazón! ¡Estoy inquieto, no puedo callarme! He escuchado un toque de trompeta, un griterío de guerra. Llegan noticias de continuos desastres; todo el país está en ruinas. De repente han sido destruidos mis campamentos, han quedado deshechas mis tiendas de campaña. ¿Cuánto tiempo aún veré en lo alto la bandera y escucharé el toque de la trompeta? “Mi pueblo es estúpido, no me conoce –dice el Señor–. Son hijos sin juicio, que no reflexionan. Les sobra talento para hacer el mal, pero no saben hacer el bien.”
JEREMÍAS 4:19-22 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
¡Qué angustia, qué angustia! ¡Me retuerzo de dolor! Mi corazón se agita. ¡Ay, corazón mío! ¡No puedo callarme! Puedo escuchar el toque de trompeta y el grito de guerra. Un desastre llama a otro desastre; todo el país está devastado. De repente fueron destruidos los pabellones y las tiendas donde habito. ¿Hasta cuándo tendré que ver la bandera y escuchar el toque de la trompeta? «Mi pueblo es necio, no me conoce; son hijos insensatos que no tienen entendimiento. Son hábiles para hacer el mal; no saben hacer el bien».