Logo de YouVersion
Icono de búsqueda

JEREMÍAS 42:1-12

JEREMÍAS 42:1-12 Reina Valera 2020 (RV2020)

Vinieron todos los capitanes de la gente de guerra, junto con Johanán hijo de Carea, Jezanías hijo de Osaías y todo el pueblo, desde el menor hasta el mayor, y dijeron al profeta Jeremías: —Acepta ahora nuestra súplica delante de ti y ruega por nosotros al Señor, tu Dios, por todo este resto (pues de muchos que éramos hemos quedado unos pocos, como ves con tus propios ojos), para que el Señor, tu Dios, nos indique el camino por donde debemos ir y lo que debemos hacer. El profeta Jeremías les dijo: —Os he oído. Y voy a rogar al Señor, vuestro Dios, como habéis dicho, y todo lo que el Señor os responda, os lo haré saber. No os ocultaré palabra alguna. Ellos dijeron a Jeremías: —El Señor sea entre nosotros testigo de la verdad y de la lealtad, si no hacemos conforme a todo aquello que el Señor, tu Dios, nos ordene por medio de ti. Sea bueno, sea malo, a la voz del Señor, nuestro Dios, al cual te enviamos, obedeceremos, para que, al someternos a la voz del Señor, nuestro Dios, nos vaya bien. Aconteció que al cabo de diez días vino palabra del Señor a Jeremías. Y llamó a Johanán hijo de Carea y a todos los capitanes de la gente de guerra que con él estaban, y a todo el pueblo, desde el menor hasta el mayor, y les dijo: —Así ha dicho el Señor, Dios de Israel, ante quien me enviasteis para presentar vuestros ruegos en su presencia: Si permanecéis en esta tierra, os edificaré y no os destruiré; os plantaré y no os arrancaré, porque estoy arrepentido del mal que os he hecho. No temáis de la presencia del rey de Babilonia, al cual tenéis miedo; no temáis de su presencia, ha dicho el Señor, porque con vosotros estoy yo para salvaros y libraros de su mano. Tendré compasión de vosotros, y él se compadecerá de vosotros y os hará regresar a vuestra tierra.

JEREMÍAS 42:1-12 La Palabra (versión española) (BLP)

Entonces los oficiales, acompañados de Yojanán, hijo de Caréaj, de Jezanías, hijo de Osaías, y de toda la gente, pequeños y adultos, acudieron al profeta Jeremías y le dijeron: —Acepta, por favor, nuestra súplica y consulta al Señor, tu Dios, por nosotros y por todo este resto, pues quedamos muy pocos de tantos que éramos, como tú mismo puedes comprobar. Que el Señor, tu Dios, nos indique el camino que hemos de seguir y lo que tenemos que hacer. El profeta Jeremías les respondió: —De acuerdo. Voy a consultar al Señor, vuestro Dios, conforme a vuestra petición; y todo lo que responda el Señor sobre vosotros, os lo transmitiré. No os ocultaré nada. Ellos dijeron a Jeremías: —Que el Señor sea testigo veraz y firme contra nosotros si no hacemos todo lo que el Señor, tu Dios, te mande decirnos. Sea favorable o desfavorable lo que responda, haremos caso al Señor, nuestro Dios, a quien te enviamos, para que nos vaya bien. Haremos caso al Señor, nuestro Dios. Al cabo de diez días, Jeremías recibió la palabra del Señor. Llamó a Yojanán, hijo de Caréaj, a todos los oficiales que lo acompañaban y al resto de la gente, pequeños y adultos y les dijo: —Así dice el Señor, Dios de Israel, a quien me enviasteis para hacerle llegar vuestra súplica: Si os instaláis en esta tierra, os construiré y no os destruiré, os plantaré y no os arrancaré, pues me arrepiento del daño que os he hecho. No tengáis miedo del rey de Babilonia, a quien ahora teméis; no le tengáis miedo —oráculo del Señor—, pues yo estoy con vosotros para auxiliaros y para libraros de su mano. Le daré entrañas para que se compadezca de vosotros y os deje volver a vuestra tierra.

JEREMÍAS 42:1-12 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)

Todos los jefes militares, incluyendo a Johanán, hijo de Caréah, y a Azarías, hijo de Hosaías, y toda la gente, chicos y grandes, se acercaron al profeta Jeremías y le dijeron: –Vamos a pedirte una cosa; no nos la niegues: Ruega al Señor tu Dios por nosotros, los pocos que quedamos. Antes éramos muchos, pero ahora quedamos solo unos pocos, como puedes ver. Ruega al Señor tu Dios que nos enseñe el camino que debemos seguir y lo que debemos hacer. Jeremías les respondió: –Está bien. Voy a rogar al Señor vuestro Dios por vosotros, como me lo habéis pedido, y os daré a conocer todo lo que él me responda, sin ocultaros nada. Entonces ellos dijeron a Jeremías: –Que el Señor tu Dios sea testigo fiel y verdadero en contra nuestra, si no hacemos lo que él te encargue que nos digas. Nos guste o no nos guste su respuesta, obedeceremos al Señor nuestro Dios, a quien te hemos pedido que recurras para que así nos vaya bien. Diez días más tarde, el Señor habló a Jeremías, y este llamó a Johanán, hijo de Caréah, y a los jefes militares que le acompañaban, y a toda la gente, desde el más chico hasta el más grande, y les dijo: “El Señor, el Dios de Israel, a quien me encargasteis que fuera a presentar vuestra petición, dice: ‘Si estáis dispuestos a quedaros en esta tierra, yo os haré prosperar; no os destruiré, sino que os plantaré y no os arrancaré, pues me pesa haberos enviado esa calamidad. No tengáis miedo del rey de Babilonia, al que tanto teméis. No le tengáis miedo, porque yo estoy con vosotros para salvaros y libraros de su poder. Yo, el Señor, lo afirmo. Tendré compasión de vosotros, y haré que también él os tenga compasión y os deje volver a vuestra tierra.’

JEREMÍAS 42:1-12 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)

Entonces se acercaron Johanán hijo de Carea y Azarías hijo de Osaías, junto con los jefes militares y todo el pueblo, desde el más chico hasta el más grande, y le dijeron al profeta Jeremías: ―Por favor, atiende nuestra súplica y ruega al SEÑOR tu Dios por todos nosotros los que quedamos. Como podrás darte cuenta, antes éramos muchos, pero ahora quedamos solo unos cuantos. Ruega para que el SEÑOR tu Dios nos indique el camino que debemos seguir, y lo que debemos hacer. Jeremías les respondió: ―Ya os he oído. Voy a rogar al SEÑOR, a vuestro Dios, tal como me habéis pedido. Os comunicaré todo lo que el SEÑOR me diga, y no os ocultaré absolutamente nada. Ellos le dijeron a Jeremías: ―Que el SEÑOR tu Dios sea un testigo fiel y verdadero contra nosotros si no actuamos conforme a todo lo que él nos ordene por medio de ti. Sea o no de nuestro agrado, obedeceremos la voz del SEÑOR nuestro Dios, a quien te enviamos a consultar. Así, al obedecer la voz del SEÑOR nuestro Dios, nos irá bien. Diez días después, la palabra del SEÑOR vino a Jeremías. Este llamó a Johanán hijo de Carea, a todos los jefes militares que lo acompañaban, y a todo el pueblo, desde el más pequeño hasta el más grande, y les dijo: «Así dice el SEÑOR, Dios de Israel, a quien me enviasteis para interceder por vosotros: “Si os quedáis en este país, yo os edificaré y no os derribaré, os plantaré y no os arrancaré, porque me duele haberos causado esa calamidad. No temáis al rey de Babilonia, al que ahora teméis —afirma el SEÑOR—; no le temáis, porque yo estoy con vosotros para salvaros y libraros de su poder. Tendré compasión de vosotros, y de esa manera él también tendrá compasión de vosotros y os permitirá volver a vuestra tierra”.