JEREMÍAS 52:31-34
JEREMÍAS 52:31-34 Reina Valera 2020 (RV2020)
Sucedió que en el año treinta y siete del cautiverio de Joaquín, rey de Judá, en el mes duodécimo, a los veinticinco días del mes, Evil-merodac, rey de Babilonia, en el año primero de su reinado, levantó la cabeza de Joaquín, rey de Judá, y lo sacó de la cárcel. Habló con él amigablemente, e hizo poner su trono por encima de los tronos de los reyes que estaban con él en Babilonia. Le hizo mudar también los vestidos de prisionero, y ya siempre comió pan en la mesa del rey, todos los días de su vida. Cada día, durante todos los días de su vida y hasta el día de su muerte, recibió una ración de parte del rey de Babilonia.
JEREMÍAS 52:31-34 La Palabra (versión española) (BLP)
El año trigésimo séptimo de la deportación de Jeconías, rey de Judá, el día veinticinco del duodécimo mes, Evil Merodac, rey de Babilonia, el año de su ascensión al trono, indultó a Jeconías, rey de Judá, y lo sacó de la prisión. Le dio un trato de favor y le asignó un rango superior al de los demás reyes que había con él en Babilonia. Mandó que le quitaran la ropa de preso y lo hizo comensal asiduo de su mesa durante el resto de su vida. El rey de Babilonia proveyó a su sustento diario de por vida, hasta el día de su muerte.
JEREMÍAS 52:31-34 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
El día veinticinco del mes doce del año treinta y siete del destierro del rey Joaquín de Judá, comenzó a reinar Evil-merodac en Babilonia. Este rey se mostró bondadoso con Joaquín: lo sacó de la cárcel, lo trató bien y le dio preferencia sobre los otros reyes que estaban con él en Babilonia. De esta manera, Joaquín pudo quitarse la ropa que usaba en la prisión y comer con el rey por el resto de su vida. Además, durante toda su vida, hasta que murió, Joaquín recibió una pensión diaria de parte del rey de Babilonia.
JEREMÍAS 52:31-34 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
En el día veintisiete del mes duodécimo del año treinta y siete del exilio de Joaquín, rey de Judá, Evil Merodac, rey de Babilonia, en el año primero de su reinado, indultó a Joaquín y lo sacó de la cárcel. Lo trató amablemente y le dio una posición más alta que la de los otros reyes que estaban con él en Babilonia. Joaquín dejó su ropa de prisionero, y por el resto de su vida comió a la mesa del rey. Además, durante toda su vida y hasta el día de su muerte, Joaquín gozó de una pensión diaria que le proveía el rey de Babilonia.