JUAN 18:4-11
JUAN 18:4-11 Reina Valera 2020 (RV2020)
Pero Jesús, que sabía todo lo que iba a sucederle, salió a su encuentro y les preguntó: —¿A quién buscáis? Le repitieron: —A Jesús nazareno. Jesús les dijo: —Yo soy. Con ellos estaba también Judas, el que lo iba a entregar. Al decirles Jesús: «Yo soy», ellos retrocedieron y cayeron a tierra. Jesús les preguntó otra vez: —¿A quién buscáis? Ellos respondieron: —A Jesús nazareno. Jesús les dijo: —Os he dicho que soy yo. Si me buscáis a mí, dejad que estos se vayan. Así se cumplía lo que había dicho: «De los que me diste, no perdí ninguno». Entonces Simón Pedro, que tenía una espada, la desenvainó, e hirió al siervo del sumo sacerdote, cortándole la oreja derecha. El siervo se llamaba Malco. Jesús entonces le dijo a Pedro: —Envaina tu espada. ¿No he de beber la copa que el Padre me ha dado a beber?
JUAN 18:4-11 La Palabra (versión española) (BLP)
Jesús, que sabía perfectamente todo lo que iba a sucederle, salió a su encuentro y les preguntó: —¿A quién buscáis? Ellos le contestaron: —A Jesús de Nazaret. Jesús les dijo: —Yo soy. Judas, el traidor, estaba con ellos. Al decirles Jesús: «Yo soy», se echaron atrás y cayeron en tierra. Jesús les preguntó otra vez: —¿A quién buscáis? Ellos repitieron: —A Jesús de Nazaret. Jesús les dijo: —Ya os he dicho que soy yo. Por tanto, si me buscáis a mí, dejad que estos se vayan. (Así se cumplió lo que él mismo había dicho: «No he perdido a ninguno de los que me confiaste»). Entonces Simón Pedro, que tenía una espada, la desenvainó e hirió con ella a un criado del sumo sacerdote, cortándole la oreja derecha. (Este criado se llamaba Malco). Pero Jesús dijo a Pedro: —Envaina la espada. ¿Es que no he de beber esta copa de amargura que el Padre me ha destinado?
JUAN 18:4-11 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Jesús, que sabía todo lo que le iba a suceder, les salió al encuentro. ―¿A quién buscáis? —les preguntó. ―A Jesús de Nazaret —contestaron. ―Yo soy. Judas, el traidor, estaba con ellos. Cuando Jesús les dijo: «Yo soy», dieron un paso atrás y se desplomaron. ―¿A quién buscáis? —volvió a preguntarles Jesús. ―A Jesús de Nazaret —repitieron. ―Ya os dije que yo soy. Si es a mí a quien buscáis, dejad que estos se vayan. Esto sucedió para que se cumpliera lo que había dicho: «De los que me diste ninguno se perdió». Simón Pedro, que tenía una espada, la desenfundó e hirió al siervo del sumo sacerdote, cortándole la oreja derecha. (El siervo se llamaba Malco). ―¡Devuelve esa espada a su funda! —ordenó Jesús a Pedro—. ¿Acaso no he de beber el trago amargo que el Padre me da a beber?
JUAN 18:4-11 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Pero como Jesús ya sabía todo lo que había de pasarle, salió a su encuentro y les preguntó: –¿A quién buscáis? –A Jesús de Nazaret –le contestaron. Dijo Jesús: –Yo soy. Judas, el que le traicionaba, estaba también allí con ellos. Cuando Jesús les dijo: “Yo soy”, se echaron atrás y cayeron al suelo. Jesús volvió a preguntarles: –¿A quién buscáis? Repitieron: –A Jesús de Nazaret. Jesús les dijo: –Ya os he dicho que soy yo. Si me buscáis a mí, dejad que los demás se vayan. Esto sucedió para que se cumpliese lo que Jesús mismo había dicho: “Padre, de los que me confiaste, ninguno se perdió.” Entonces Simón Pedro, que llevaba una espada, la sacó y le cortó la oreja derecha a uno llamado Malco, criado del sumo sacerdote. Jesús dijo a Pedro: –Vuelve la espada a su lugar. Si el Padre me da a beber esta copa amarga, ¿acaso no habré de beberla?