JUAN 6:26-40
JUAN 6:26-40 La Palabra (versión española) (BLP)
Jesús les contestó: —Estoy seguro de que me buscáis no por los milagros que habéis visto, sino porque comisteis pan hasta saciaros. Deberíais preocuparos no tanto por el alimento transitorio, cuanto por el duradero, el que da vida eterna. Este es el alimento que os dará el Hijo del hombre, a quien Dios Padre ha acreditado con su sello. Ellos le preguntaron: —¿Qué debemos hacer para portarnos como Dios quiere? Jesús respondió: —Lo que Dios espera de vosotros es que creáis en su enviado. Ellos replicaron: —¿Cuáles son tus credenciales para que creamos en ti? ¿Qué es lo que tú haces? Nuestros antepasados comieron el maná en el desierto, como dice la Escritura: Les dio a comer pan del cielo. Jesús les respondió: —Yo os aseguro que no fue Moisés el que os dio pan del cielo. Mi Padre es quien os da el verdadero pan del cielo. El pan que Dios da, baja del cielo y da vida al mundo. Entonces le pidieron: —Señor, danos siempre de ese pan. Jesús les contestó: —Yo soy el pan de la vida. El que viene a mí, jamás tendrá hambre; el que cree en mí, jamás tendrá sed. Pero vosotros, como ya os he dicho, no creéis a pesar de haber visto. Todo aquel que el Padre me confía vendrá a mí, y yo no rechazaré al que venga a mí. Porque yo he bajado del cielo, no para hacer lo que yo deseo, sino lo que desea el que me ha enviado. Y lo que desea el que me ha enviado es que yo no pierda a ninguno de los que él me ha confiado, sino que los resucite en el último día. Mi Padre quiere que todos los que vean al Hijo y crean en él, tengan vida eterna; yo, por mi parte, los resucitaré en el último día.
JUAN 6:26-40 Reina Valera 2020 (RV2020)
Respondió Jesús: —Estoy seguro de que me buscáis no porque habéis visto las señales, sino porque comisteis pan hasta saciaros. Trabajad, pero no por la comida que perece, sino por la comida que permanece para vida eterna, la cual os la dará el Hijo del Hombre; porque este es a quien Dios Padre ha acreditado con su sello. Entonces le preguntaron: —¿Qué debemos hacer para actuar como Dios quiere? Respondió Jesús: —Lo que Dios espera de vosotros es que creáis en el que él ha enviado. Entonces le dijeron: —¿Qué señal, pues, haces tú para que las veamos y te creamos? ¿Qué obra haces? Nuestros padres comieron el maná en el desierto. Dice la Escritura: Pan del cielo les dio a comer . Y Jesús replicó: —Os aseguro que Moisés no os dio el pan del cielo. Es mi Padre quien os da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo. Le dijeron: —Señor, danos siempre este pan. Jesús respondió: —Yo soy el pan de vida. El que viene a mí nunca tendrá hambre y el que en mí cree no tendrá sed jamás. Pero ya os he dicho que no creéis, aunque me habéis visto. Todo lo que el Padre me da vendrá a mí, y al que a mí viene no le echo fuera. He descendido del cielo no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió. Y la voluntad del Padre que me ha enviado es que yo no pierda nada de lo que él me ha dado, sino que lo resucite en el día final. Y esta es la voluntad del que me ha enviado: que todo aquel que ve al Hijo y cree en él tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día final.
JUAN 6:26-40 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Jesús les dijo: –Os aseguro que vosotros no me buscáis porque hayáis visto las señales milagrosas, sino porque habéis comido hasta hartaros. No trabajéis por la comida que se acaba, sino por la comida que permanece y os da vida eterna. Esta es la comida que os dará el Hijo del hombre, porque Dios, el Padre, ha puesto su sello en él. Le preguntaron: –¿Qué debemos hacer para que nuestras obras sean las obras de Dios? Jesús les contestó: –La obra de Dios es que creáis en aquel que él ha enviado. –¿Y qué señal puedes darnos –le preguntaron– para que, al verla, te creamos? ¿Cuáles son tus obras? Nuestros antepasados comieron el maná en el desierto, como dice la Escritura: ‘Dios les dio a comer pan del cielo.’ Jesús les contestó: –Os aseguro que no fue Moisés quien os dio el pan del cielo. ¡Mi Padre es quien os da el verdadero pan del cielo! Porque el pan que Dios da es aquel que ha bajado del cielo y da vida al mundo. Ellos le pidieron: –Señor, danos siempre ese pan. Y Jesús les dijo: –Yo soy el pan que da vida. El que viene a mí, nunca más tendrá hambre, y el que en mí cree, nunca más tendrá sed. Pero, como ya os dije, vosotros no creéis aunque me habéis visto. Todos los que el Padre me da vienen a mí, y a los que vienen a mí no los echaré fuera. Porque no he venido del cielo para hacer mi propia voluntad, sino para hacer la voluntad de mi Padre, que me ha enviado. Y la voluntad del que me ha enviado es que yo no pierda a ninguno de los que me ha dado, sino que los resucite el día último. Porque la voluntad de mi Padre es que todo aquel que ve al Hijo de Dios y cree en él, tenga vida eterna, y yo le resucitaré en el día último.
JUAN 6:26-40 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
―Ciertamente os aseguro que me buscáis no porque habéis visto señales, sino porque comisteis pan hasta llenaros. Trabajad, pero no por la comida que es perecedera, sino por la que permanece para vida eterna, la cual os dará el Hijo del hombre. Sobre este ha puesto Dios el Padre su sello de aprobación. ―¿Qué tenemos que hacer para realizar las obras que Dios exige? —le preguntaron. ―Esta es la obra de Dios: que creáis en aquel a quien él envió —respondió Jesús. ―¿Y qué señal harás para que la veamos y te creamos? ¿Qué puedes hacer? —insistieron ellos—. Nuestros antepasados comieron el maná en el desierto, como está escrito: “Pan del cielo les dio a comer”. ―Ciertamente os aseguro que no fue Moisés el que os dio el pan del cielo —afirmó Jesús—. El que da el verdadero pan del cielo es mi Padre. El pan de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo. ―Señor —le pidieron—, danos siempre ese pan. ―Yo soy el pan de vida —declaró Jesús—. El que a mí viene nunca pasará hambre, y el que en mí cree nunca más volverá a tener sed. Pero, como ya os dije, a pesar de que me habéis visto, no creéis. Todos los que el Padre me da vendrán a mí; y al que a mí viene, no lo rechazo. Porque he bajado del cielo no para hacer mi voluntad, sino la del que me envió. Y esta es la voluntad del que me envió: que no pierda nada de lo que él me ha dado, sino que lo resucite en el día final. Porque la voluntad de mi Padre es que todo el que reconozca al Hijo y crea en él tenga vida eterna, y yo lo resucitaré en el día final.