JUAN 8:6-9
JUAN 8:6-9 La Palabra (versión española) (BLP)
Le plantearon la cuestión para ponerlo a prueba y encontrar así un motivo de acusación contra él. Jesús se inclinó y se puso a escribir con el dedo en el suelo. Como ellos insistían en preguntar, Jesús se incorporó y les dijo: —El que de vosotros esté sin pecado, que sea el primero en lanzar la piedra contra ella. Dicho esto, se inclinó de nuevo y siguió escribiendo en el suelo. Oir las palabras de Jesús y escabullirse uno tras otro, comenzando por los más viejos, todo fue uno. Jesús se quedó solo, con la mujer allí en medio.
JUAN 8:6-9 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Con esta pregunta le estaban tendiendo una trampa, para tener de qué acusarlo. Pero Jesús se inclinó y con el dedo comenzó a escribir en el suelo. Y, como ellos lo acosaran con preguntas, Jesús se incorporó y les dijo: ―Aquel de vosotros que esté libre de pecado, que tire la primera piedra. E inclinándose de nuevo, siguió escribiendo en el suelo. Al oír esto, se fueron retirando uno tras otro, comenzando por los más viejos, hasta dejar a Jesús solo con la mujer, que aún seguía allí.
JUAN 8:6-9 Reina Valera 2020 (RV2020)
Le preguntaban esto con la intención de ponerlo a prueba y tener motivo con que acusarle. Pero Jesús se inclinó y se puso a escribir con el dedo en el suelo. Como ellos insistían en preguntarle, se enderezó y les dijo: —El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar una piedra contra ella. Jesús, volviéndose a inclinar, siguió escribiendo en la tierra. Ellos, al oír esto y acusados por su conciencia, fueron saliendo uno a uno, comenzando por los más viejos hasta los más jóvenes. Jesús se quedó solo, con la mujer allí en medio.
JUAN 8:6-9 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Preguntaron esto para ponerle a prueba y tener algo de qué acusarle, pero Jesús se inclinó y se puso a escribir en la tierra con el dedo. Luego, como seguían preguntándole, se enderezó y les respondió: –El que de vosotros esté sin pecado, que le arroje la primera piedra. Volvió a inclinarse y siguió escribiendo en la tierra. Al oir esto, uno tras otro fueron saliendo, empezando por los más viejos. Cuando Jesús se encontró solo con la mujer, que se había quedado allí