JOB 19:8-25
JOB 19:8-25 Reina Valera 2020 (RV2020)
Dios ha cercado con una valla mi camino, y no puedo pasar; y sobre mis veredas ha tendido tinieblas. Me ha despojado de mi gloria y ha quitado la corona de mi cabeza. Por todos lados me ha arruinado, y perezco; ha extirpado mi esperanza, como un árbol arrancado de raíz. Hace arder contra mí su furor y me tiene por uno de sus enemigos. A una vienen sus ejércitos, se atrincheran contra mí, y acampan alrededor de mi morada. Hace que de mí se alejen mis hermanos, y que mis conocidos, como extraños, se aparten de mí. Mis parientes se detienen; mis conocidos me olvidan. Los moradores de mi casa y mis criadas me tienen por extraño; forastero soy yo ante sus ojos. Llamo a mi siervo, y no responde, aun cuando con mi propia boca le suplico. Mi aliento ha venido a ser extraño a mi mujer, aunque por los hijos de mis entrañas le ruego. Incluso los muchachos me desprecian, y al levantarme hablan contra mí. Todos mis íntimos amigos me aborrecen; los que yo amo se vuelven contra mí. Mi piel y mi carne se han pegado a mis huesos, y he escapado con solo el esmalte de mis dientes. ¡Vosotros, mis amigos, tened compasión de mí! ¡Tened compasión de mí, porque la mano de Dios me ha tocado! ¿Por qué vosotros me perseguís, lo mismo que Dios? ¿No os conformáis con devorarme? ¡Cómo quisiera que mis palabras se escribieran, y que quedaran registradas en un libro, o que con cincel de hierro y con plomo fueran esculpidas en piedra para siempre! Pero yo sé que mi Redentor vive, y que al fin se levantará sobre el polvo
JOB 19:8-25 La Palabra (versión española) (BLP)
Ha vallado mi camino y me impide pasar, ha ocultado mi senda con densa oscuridad. Me ha despojado de mi honor, ha dejado mi cabeza sin corona. Me socava por doquier y me deshago, ha arrancado la raíz de mi esperanza. Ha atizado su cólera contra mí, me trata como a un enemigo. Llegan sus tropas en masa, construyen taludes de ataque, asedian mi tienda por doquier. Mis parientes se alejan de mi lado, mis conocidos me tienen por extraño; me abandonan vecinos y deudos, se olvidan de mí mis invitados. Mis siervas me tienen por intruso, me tratan igual que a un extraño; mi siervo no responde a mi llamada, aunque se lo pida por favor. Mi aliento repugna a mi esposa, doy asco a mis propios hermanos. Incluso los niños me desprecian; me levanto y se burlan de mí. Todos mis íntimos me detestan, mis mejores amigos me atacan. Mis huesos se pegan a la piel y a la carne, he escapado con la piel de mis dientes. ¡Piedad, amigos míos, piedad, que me ha herido la mano de Dios! ¿Por qué, igual que Dios, me acosáis y no os hartáis de escarnecerme? ¡Ojalá se escribieran mis palabras! ¡Ojalá se grabaran en cobre, con cincel de hierro y con plomo, impresas para siempre en la roca! Yo sé que vive mi Vengador, que se alzará el último sobre el polvo
JOB 19:8-25 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Dios me ha cerrado el camino, para que yo no pase; ha envuelto mis caminos en oscuridad. Me ha despojado de mis riquezas; me ha quitado mi corona. Me ha hundido en la más completa ruina; ¡ha dejado sin raíces mi esperanza! Descargó su ira contra mí y me trató como a un enemigo. Todas sus tropas se lanzaron contra mí; acamparon alrededor de mi casa y prepararon el ataque. Dios ha hecho que mis hermanos y amigos se alejen de mí y me traten como a un extraño. Mis parientes y amigos me han abandonado; los que vivían en mi casa me han olvidado. Mis criadas me tienen por un extraño: ya no me reconocen. Si llamo a un criado, no contesta, por más que se lo ruegue. Si me acerco a mi esposa, me rechaza; a mis propios hijos les repugno. Aun los niños me desprecian; apenas me levanto, hablan mal de mí. Mis más íntimos amigos me aborrecen; los que más estimo se han vuelto contra mí. La piel se me pega a los huesos y a duras penas logro seguir con vida. Tened compasión de mí, amigos míos, porque Dios ha dejado caer su mano sobre mí. ¿Por qué me perseguís como Dios? ¿Aún no me habéis mordido bastante? ¡Ojalá alguien escribiera mis palabras y las dejara grabadas en metal! ¡Ojalá alguien, con un cincel de hierro, las grabara para siempre en el plomo o en la piedra! Yo sé que mi defensor vive y que él será mi abogado aquí en la tierra.
JOB 19:8-25 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Dios me ha cerrado el camino, y no puedo pasar; ha cubierto de oscuridad mis senderos. Me ha despojado de toda honra; de la cabeza me ha quitado la corona. Por todos lados me destroza, como a un árbol; me aniquila, y arranca de raíz mi esperanza. Su enojo se ha encendido contra mí; me cuenta entre sus enemigos. Sus tropas avanzan en tropel; levantan una rampa para asediarme; ¡acampan alrededor de mi tienda! »Hizo que mis hermanos me abandonaran; hasta mis amigos se han alejado de mí. Mis parientes y conocidos se distanciaron, me echaron al olvido. Mis huéspedes y mis criadas me ven como a un extraño, me miran como a un desconocido. Llamo a mi criado, y no me responde, aunque yo mismo se lo ruego. A mi esposa le da asco mi aliento; a mis hermanos les resulto repugnante. Hasta los niños me desprecian; en cuanto me ven, se burlan de mí. A todos mis amigos les resulto abominable; mis seres queridos se han vuelto contra mí. La piel y la carne se me pegan a los huesos; ¡a duras penas he salvado el pellejo! »¡Compadeceos de mí, amigos míos; compadeceos, que la mano de Dios me ha golpeado! ¿Por qué me acosáis como Dios? ¿No os basta con desollarme vivo? »¡Ah, si fueran grabadas mis palabras, si quedaran escritas en un libro! ¡Si para siempre quedaran sobre la roca, grabadas con cincel de hierro sobre plomo! Yo sé que mi redentor vive, y que al final triunfará sobre la muerte.