JOB 2:4-10
JOB 2:4-10 Reina Valera 2020 (RV2020)
Respondió Satanás al Señor: —¡Piel por piel! Con tal de salvar la vida el hombre es capaz de dar todo lo que tiene. Pero extiende tu mano, toca sus huesos y su carne, y verás si no blasfema contra ti en tu misma cara. Dijo el Señor a Satanás: —Él está en tus manos; pero guarda su vida. Salió entonces Satanás de la presencia del Señor e hirió a Job con una llaga maligna desde la planta del pie hasta la coronilla de la cabeza. Y Job, sentado en medio de la ceniza, tomaba un trozo de tiesto y se rascaba con él. Entonces le dijo su mujer: —¿Aún te mantienes en tu integridad? ¡Maldice a Dios y muérete! Él le dijo: —Hablas como una de tantas insensatas. ¿Acaso solo vamos a recibir de Dios las bendiciones, y no las calamidades? A pesar de lo ocurrido, Job no pecó con sus labios.
JOB 2:4-10 La Palabra (versión española) (BLP)
Satán contestó al Señor: —Piel por piel; cualquiera lo da todo por salvar su vida. Te apuesto que si pones la mano sobre él y lo hieres en su carne y en sus huesos, te maldecirá a la cara. El Señor respondió a Satán: —Haz lo que quieras con él, pero respétale la vida. Satán abandonó la presencia del Señor. Entonces hirió a Job con llagas malignas, desde la planta del pie hasta la cabeza. Job, sentado en el polvo, se rascaba con una tejuela. Su mujer le dijo: —¿Todavía persistes en tu honradez? Maldice a Dios y muérete. Job contestó: —Hablas como una insensata. Si aceptamos de Dios los bienes, ¿no vamos a aceptar los males? A pesar de lo ocurrido, Job no pecó con sus labios.
JOB 2:4-10 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
―¡Una cosa por la otra! —replicó Satanás—. Con tal de salvar la vida, el hombre da todo lo que tiene. Pero extiende la mano y hiérelo, ¡a ver si no te maldice en tu propia cara! ―Muy bien —dijo el SEÑOR a Satanás—, Job está en tus manos. Eso sí, respeta su vida. Dicho esto, Satanás se retiró de la presencia del SEÑOR para afligir a Job con dolorosas llagas desde la planta del pie hasta la coronilla. Y Job, sentado en medio de las cenizas, tomó un pedazo de teja para rascarse constantemente. Su esposa le reprochó: ―¿Todavía mantienes firme tu integridad? ¡Maldice a Dios y muérete! Job le respondió: ―Mujer, hablas como una necia. Si de Dios sabemos recibir lo bueno, ¿no sabremos recibir también lo malo? A pesar de todo esto, Job no pecó ni de palabra.
JOB 2:4-10 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Pero el acusador contestó al Señor: –Mientras no le tocan a uno el pellejo, las cosas van bien, porque el hombre está dispuesto a sacrificarlo todo por salvar su vida. Pero tócale en su propia persona y verás cómo te maldice en la cara. El Señor respondió al acusador: –Está bien, haz con él lo que quieras, con tal que respetes su vida. El acusador se alejó de la presencia del Señor, y envió sobre Job una terrible enfermedad de la piel, que le cubrió de pies a cabeza. Entonces Job fue a sentarse junto a un montón de basura y cogió un trozo de olla rota, para rascarse. Su mujer le dijo entonces: –¿Todavía te empeñas en seguir siendo bueno? ¡Maldice a Dios y muérete! Job respondió: –¡Mujer, no digas tonterías! Si aceptamos los bienes que Dios nos envía, ¿por qué no vamos a aceptar también los males? Así pues, a pesar de todo, Job no pecó ni siquiera de palabra.