JOSUÉ 10:7-15
JOSUÉ 10:7-15 La Palabra (versión española) (BLP)
Acudió Josué desde Guilgal con los mejores guerreros de su ejército y el Señor le dijo: —No les tengas miedo, porque los he entregado en tus manos; ninguno de ellos podrá hacerte frente. Caminó Josué toda la noche desde Guilgal y cayó sobre ellos de improviso. El Señor hizo que Israel los desbaratara y les infligiera una severa derrota en Gabaón, persiguiéndolos y destrozándolos por el camino de la cuesta de Bet Jorón, hasta llegar a Acecá y Maquedá. Y sucedió que, mientras huían ante Israel por la bajada de Bet Jorón, el Señor lanzó desde el cielo sobre ellos grandes piedras hasta Acecá, ocasionando su muerte. Fueron más los que murieron por las piedras que los que murieron por la espada de los israelitas. Fue aquel mismo día, el día en que el Señor entregó a los amorreos en manos de los israelitas, cuando Josué se dirigió al Señor, en presencia de Israel, y dijo: «Detente, sol, en Gabaón, y tú, luna, sobre el valle de Ayalón». Y el sol se detuvo y la luna se paró hasta que el pueblo se vengó de sus enemigos. ¿No es así como está escrito esto en el Libro del Justo: «El sol se paró en medio del cielo y tardó un día entero en ponerse»? No hubo antes ni ha habido después un día como aquel, en que el Señor obedeciera a un ser humano. Es que el Señor combatía en favor de Israel. A continuación Josué regresó con todo Israel al campamento de Guilgal.
JOSUÉ 10:7-15 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Josué salió de Guilgal con todo su ejército, acompañados de su comando especial. Y el SEÑOR le dijo a Josué: «No tiembles ante ellos, pues yo te los entrego; ninguno de ellos podrá resistirte». Después de marchar toda la noche desde Guilgal, Josué los atacó por sorpresa. A su vez, el SEÑOR llenó de pánico a los amorreos ante la presencia del ejército israelita, y este les infligió una tremenda derrota en Gabaón. A los que huyeron los persiguieron por el camino de Bet Jorón, y acabaron con ellos por toda la vía que va a Azeca y Maquedá. Mientras los amorreos huían de Israel, entre Bet Jorón y Azeca, el SEÑOR mandó del cielo una tremenda granizada que mató a más gente de la que el ejército israelita había matado a filo de espada. Ese día en que el SEÑOR entregó a los amorreos en manos de los israelitas, Josué le dijo al SEÑOR en presencia de todo el pueblo: «Sol, detente en Gabaón, luna, párate sobre Ayalón». El sol se detuvo y la luna se paró, hasta que Israel se vengó de sus adversarios. Esto está escrito en el libro de Jaser. Y, en efecto, el sol se detuvo en el cenit y no se movió de allí casi un día entero. Nunca antes ni después ha habido un día como aquel; fue el día en que el SEÑOR obedeció la orden de un ser humano. ¡No cabe duda de que el SEÑOR estaba peleando por Israel! Luego, Josué regresó a Guilgal con todo el ejército israelita.
JOSUÉ 10:7-15 Reina Valera 2020 (RV2020)
Josué subió desde Gilgal junto con toda la gente de guerra y con todos los hombres valientes, y el Señor le dijo: —No les tengas miedo, porque yo los he entregado en tus manos y ninguno de ellos quedará en pie delante de ti. Josué cayó sobre ellos por sorpresa, tras haber caminado toda la noche desde Gilgal. Y el Señor los llenó de pavor ante Israel y les causó una gran mortandad en Gabaón; Josué los siguió por el camino que sube a Bet-horón, y los hirió hasta Azeca y Maceda. Mientras iban huyendo de los israelitas, a la bajada de Bet-horón, el Señor arrojó desde el cielo grandes piedras sobre ellos hasta Azeca, y murieron. Fueron más los que murieron por las piedras del granizo que los que los hijos de Israel mataron a espada. Entonces Josué habló al Señor, el día en que el Señor entregó al amorreo delante de los hijos de Israel, y dijo en presencia de los israelitas: «Sol, detente en Gabaón, y tú, luna, en el valle de Ajalón». Y el sol se detuvo, y la luna se paró, hasta que la gente se vengó de sus enemigos. ¿No está escrito esto en el libro de Jaser? El sol se paró en medio del cielo, y no se apresuró a ponerse casi un día entero. No hubo un día como aquel, ni antes ni después de él, en que el Señor haya obedecido a la voz de un hombre, porque el Señor peleaba por Israel. Josué volvió junto con todo Israel al campamento en Gilgal.
JOSUÉ 10:7-15 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Entonces Josué salió de Guilgal con todo su ejército de valientes, y el Señor le dijo: “No les tengas miedo, porque yo voy a entregártelos y ninguno de ellos podrá hacerte frente.” Josué salió de Guilgal y, avanzando por la noche, atacó por sorpresa a los amorreos. El Señor hizo que estos se llenaran de miedo ante los israelitas, y así Josué mató a muchísimos en Gabaón. Después los persiguió por el camino de Bet-horón, y siguió matando amorreos hasta Azecá y Maquedá. Al bajar los amorreos la cuesta de Bet-horón, mientras huían de los israelitas, el Señor lanzó sobre ellos grandes piedras de granizo, que mataron más amorreos que las espadas de los israelitas. Cuando el Señor entregó a los amorreos en manos de los israelitas, Josué habló al Señor delante del pueblo y dijo: “Párate, sol, en Gabaón; párate, luna, en el valle de Aialón.” Y el sol y la luna se detuvieron hasta que el pueblo se vengó del enemigo. Esto es lo que dice el Libro del Justo. El sol se detuvo en medio del cielo, y por casi un día entero no se puso. Ni antes ni después ha habido otro día como aquel en que el Señor escuchó la voz de un hombre, pues el Señor peleaba a favor de Israel. Después Josué y los israelitas volvieron al campamento de Guilgal