LAMENTACIONES 3:58-66
LAMENTACIONES 3:58-66 La Palabra (versión española) (BLP)
Me has defendido, Dios mío, y me has salvado la vida. Ya ves que sufro injusticia: ¡hazme justicia, Señor! Ya ves todas sus intrigas de venganza contra mí. Tú oyes, Señor, sus insultos y sus planes contra mí; mi adversario cuchichea todo el día contra mí. Míralos: de pie o sentados, me hacen tema de sus coplas. Págales, Señor, a todos como merecen sus obras. Enduréceles la mente, échales tu maldición. Persíguelos con tu cólera y bórralos bajo el cielo.
LAMENTACIONES 3:58-66 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Tú me defiendes, Señor, en mi lucha; tú rescatas mi vida. Tú ves, Señor, las injusticias que padezco: ¡hazme justicia! Tú ves sus deseos de venganza y todos los planes que hacen contra mí. Escucha, Señor, sus ofensas y todos los planes que hacen contra mí; lo que dicen mis enemigos, que a todas horas hablan en contra mía. ¡Mira cómo en todas sus acciones soy objeto de sus burlas! Dales, Señor, su merecido; dales lo que sus hechos merecen. Enduréceles el entendimiento y pon sobre ellos tu maldición. Persíguelos con furia, Señor, ¡haz que desaparezcan de este mundo!
LAMENTACIONES 3:58-66 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Tú, Señor, te pusiste de mi parte y me salvaste la vida. Tú, SEÑOR, viste el mal que me causaron; ¡hazme justicia! Tú notaste su sed de venganza y todas sus maquinaciones en mi contra. SEÑOR, tú has escuchado sus insultos y todas sus maquinaciones en mi contra; tú sabes que todo el día mis enemigos murmuran y se confabulan contra mí. ¡Míralos! Hagan lo que hagan, se burlan de mí en sus canciones. ¡Dales, SEÑOR, su merecido por todo lo que han hecho! Oscurece su entendimiento, ¡y caiga sobre ellos tu maldición! Persíguelos, SEÑOR, en tu enojo, y bórralos de este mundo.
LAMENTACIONES 3:58-66 Reina Valera 2020 (RV2020)
Abogaste, Señor, la causa de mi alma, redimiste mi vida. Señor, tú que has visto el agravio que me hacen, ¡defiende mi causa! Tú has visto toda su venganza, todos sus pensamientos contra mí. Has oído, Señor, sus ultrajes, todas sus maquinaciones contra mí, los dichos de quienes contra mí se levantaron, y su designio contra mí todo el día. Su sentarse y su levantarse observa, porque yo soy su canción. ¡Dales el pago, Señor, que merece la obra de sus manos! ¡Entrégalos al endurecimiento de corazón y caiga tu maldición sobre ellos! ¡Persíguelos, Señor, en tu furor y quebrántalos debajo de los cielos!