LAMENTACIONES 4:1-6
LAMENTACIONES 4:1-6 La Palabra (versión española) (BLP)
¡Qué deslucido está el oro, qué pálido el oro fino! ¡Las piedras santas están tiradas por las esquinas! De Sion los nobles hijos, más apreciados que el oro, parecen cuencos de barro, hechura de un alfarero. Hasta los chacales dan de mamar a sus cachorros; la hija de mi pueblo es cruel como avestruz del desierto. De sed se pega la lengua al paladar del bebé. Los pequeños piden pan sin que nadie se lo dé. Los que antes banqueteaban desfallecen por las calles; los criados entre púrpura revuelven los basureros. La culpa de mi ciudad supera a la de Sodoma, arrasada en un momento sin intervención humana.
LAMENTACIONES 4:1-6 Reina Valera 2020 (RV2020)
¡Cómo se ha ennegrecido el oro! ¡Cómo ha perdido el oro puro su brillo! Las piedras del santuario están esparcidas por las encrucijadas de todas las calles. Los hijos de Sion, preciados y estimados más que el oro puro, ¡son ahora como vasijas de barro, obra de manos de alfarero! Aun los chacales dan las ubres para amamantar a sus cachorros, pero la hija de mi pueblo es cruel como los avestruces del desierto. De sed se le pega al niño de pecho la lengua al paladar; los pequeñuelos piden pan, y no hay quien se lo dé. Los que comían delicados manjares desfallecen por las calles; los que se criaron entre púrpura se abrazan a los estercoleros. Porque más fue la iniquidad de la hija de mi pueblo que el pecado de Sodoma, que fue destruida en un instante, sin manos que se alzaran contra ella.
LAMENTACIONES 4:1-6 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
¡Cómo se ha empañado el oro! ¡Cómo perdió su brillo el oro fino! ¡Esparcidas por todas las esquinas están las piedras del santuario! Los habitantes de Sión, tan estimados, los que valían su peso en oro, ahora son tratados como ollas de barro hechas por un simple alfarero. Hasta las hembras de los chacales dan la teta y amamantan a sus cachorros; pero la capital de mi pueblo es cruel, cruel como un avestruz del desierto. Tienen tanta sed los niños de pecho, que la lengua se les pega al paladar. Piden los niños pan, pero no hay nadie que se lo dé. Los que antes comían en abundancia, ahora mueren de hambre por las calles. Los que crecieron en medio de lujos, ahora viven en los muladares. La maldad de la capital de mi pueblo es mayor que el pecado de Sodoma, que fue destruida en un instante sin que nadie la atacara.
LAMENTACIONES 4:1-6 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
¡El oro ha perdido su lustre! ¡Se ha empañado el oro fino! ¡Regadas por las esquinas de las calles se han quedado las joyas sagradas! A los apuestos habitantes de Sión, que antaño valían su peso en oro, hoy se les ve como vasijas de barro, ¡como la obra de un alfarero! Hasta los chacales ofrecen las ubres y dan leche a sus cachorros, pero Jerusalén ya no tiene sentimientos; ¡es como los avestruces del desierto! Tanta es la sed que tienen los niños que la lengua se les pega al paladar. Piden pan los pequeñuelos, pero nadie se lo da. Quienes antes comían los más ricos manjares hoy desfallecen de hambre por las calles. Quienes antes se vestían de fina púrpura hoy se revuelcan en la inmundicia. Más grande que los pecados de Sodoma es la iniquidad de Jerusalén; ¡fue derribada en un instante, y nadie le tendió la mano!