LUCAS 19:28-38
LUCAS 19:28-38 La Palabra (versión española) (BLP)
Después de haber dicho esto, Jesús siguió su camino subiendo hacia Jerusalén. Cuando ya estaba cerca de Betfagé y de Betania, al pie del monte de los Olivos, envió a dos de sus discípulos con este encargo: —Id a la aldea que está ahí enfrente. En cuanto entréis en ella encontraréis un pollino atado, sobre el que nunca ha montado nadie. Desatadlo y traédmelo. Y si alguien os pregunta por qué lo desatáis, decidle que el Señor lo necesita. Fueron los que habían sido enviados y lo encontraron todo como Jesús les había dicho. Mientras desataban el pollino, los dueños les preguntaron: —¿Por qué desatáis al pollino? Ellos contestaron: —El Señor lo necesita. Trajeron el pollino adonde estaba Jesús, pusieron sus mantos encima del pollino e hicieron que Jesús montara sobre él. Y mientras él avanzaba, tendían mantos por el camino. Cuando ya se acercaba a la bajada del monte de los Olivos, los discípulos de Jesús, que eran muchos, se pusieron a alabar a Dios llenos de alegría por todos los milagros que habían visto. A grandes voces decían: —¡Benditoel Rey que viene en el nombre del Señor! ¡Paz en el cielo y gloria al Dios Altísimo!
LUCAS 19:28-38 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Dicho esto, Jesús siguió su viaje a Jerusalén. Cuando ya estaba cerca de Betfagé y Betania, junto al monte llamado de los Olivos, envió a dos de sus discípulos diciéndoles: –Id a la aldea de enfrente, y al llegar encontraréis un asno atado que nadie ha montado todavía. Desatadlo y traedlo. Si alguien os pregunta por qué lo desatáis, respondedle que el Señor lo necesita. Los discípulos fueron y lo encontraron todo como Jesús se lo había dicho. Mientras desataban el asno, los dueños les preguntaron: –¿Por qué lo desatáis? Ellos contestaron: –Porque el Señor lo necesita. Se lo llevaron a Jesús, cubrieron el asno con sus capas e hicieron que Jesús montara en él. Conforme Jesús avanzaba, la gente tendía sus capas por el camino. Y al acercarse a la bajada del monte de los Olivos, todos sus seguidores comenzaron a gritar de alegría y a alabar a Dios por todos los milagros que habían visto. Decían: –¡Bendito el Rey que viene en el nombre del Señor! ¡Paz en el cielo y gloria en las alturas!
LUCAS 19:28-38 Reina Valera 2020 (RV2020)
Después de decir esto, Jesús siguió su camino delante de ellos subiendo hacia Jerusalén. Al acercarse a Betfagé y a Betania, junto al monte llamado de los Olivos, envió a dos de sus discípulos con este encargo: —Id a la aldea de enfrente. Al entrar en ella encontraréis un pollino atado, sobre el que nunca ha montado nadie. Desatadlo y traedlo. Y si alguien os pregunta por qué lo desatáis, le responderéis así: «Porque el Señor lo necesita». Los enviados fueron y lo encontraron todo como Jesús les había dicho. Mientras desataban el pollino, sus dueños les preguntaron: —¿Por qué desatáis el pollino? Ellos respondieron: —Porque el Señor lo necesita. Se lo llevaron a Jesús, echaron sus mantos sobre el animal e hicieron que Jesús montara sobre él. Según iba pasando le tendían sus mantos en el camino. Cuando ya se acercaba a la bajada del monte de los Olivos, los discípulos de Jesús, que eran muchos, se pusieron a alabar a Dios a grandes voces por todos los milagros que habían visto. Decían: —¡Bendito el Rey que viene en el nombre del Señor! ¡Paz en el cielo y gloria en las alturas!
LUCAS 19:28-38 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Dicho esto, Jesús siguió adelante, subiendo hacia Jerusalén. Cuando se acercó a Betfagué y a Betania, junto al monte llamado de los Olivos, envió a dos de sus discípulos con este encargo: «Id a la aldea que está enfrente y, al entrar en ella, encontraréis atado un burrito en el que nadie se ha montado. Desatadlo y traedlo aquí. Y, si alguien os pregunta: “¿Por qué lo desatáis?”, decidle: “El Señor lo necesita”». Fueron y lo encontraron tal como él les había dicho. Cuando estaban desatando el burrito, los dueños les preguntaron: ―¿Por qué desatáis el burrito? ―El Señor lo necesita —contestaron. Se lo llevaron, pues, a Jesús. Luego pusieron sus mantos encima del burrito y ayudaron a Jesús a montarse. A medida que avanzaba, la gente tendía sus mantos sobre el camino. Al acercarse él a la bajada del monte de los Olivos, todos los discípulos se entusiasmaron y comenzaron a alabar a Dios por tantos milagros que habían visto. Gritaban: ―¡Bendito el Rey que viene en el nombre del Señor!