MATEO 14:22-32
MATEO 14:22-32 Reina Valera 2020 (RV2020)
En seguida Jesús ordenó a sus discípulos que subieran a la barca y fueran delante de él a la otra orilla mientras él despedía a la multitud. Despedida la multitud, subió al monte a orar aparte. Llegó la noche y estaba allí solo. La barca con los discípulos se hallaba en medio del mar, azotada por las olas, porque el viento era contrario. Pero ya cerca del amanecer, Jesús fue hacia ellos andando sobre el mar. Los discípulos, al verlo andar sobre las aguas, se espantaron y dijeron: —¡Un fantasma! Y gritaron de miedo. Pero en seguida Jesús les habló: —¡Tened ánimo! Soy yo, no temáis. Entonces le respondió Pedro: —Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas. Y él dijo: —Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús. Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo y comenzó a hundirse. Entonces gritó: —¡Señor, sálvame! Al momento Jesús extendió la mano, lo sostuvo y le dijo: —¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste? Subieron los dos a la barca y se calmó el viento.
MATEO 14:22-32 La Palabra (versión española) (BLP)
A continuación Jesús hizo que sus discípulos subieran a la barca para que llegaran antes que él a la otra orilla del lago, mientras él despedía a la gente. Después de despedirla, subió al monte para orar a solas. Y todavía seguía allí él solo al llegar la noche. Entre tanto, la barca ya estaba muy lejos de tierra y las olas la azotaban con violencia, pues el viento les era contrario. En las últimas horas de la noche, Jesús se dirigió a ellos andando sobre el lago. Cuando los discípulos lo vieron caminar sobre el lago, se asustaron creyendo que era un fantasma y llenos de miedo se pusieron a gritar. Pero enseguida Jesús se dirigió a ellos diciendo: —Tranquilizaos, soy yo. No tengáis miedo. Pedro contestó: —Señor, si eres tú, manda que yo vaya hasta ti caminando sobre el agua. Jesús le dijo: —Ven. Pedro saltó de la barca y echó a andar sobre el agua para ir hacia Jesús. Pero al sentir la violencia del viento, se asustó y, como vio que comenzaba a hundirse, gritó: —¡Señor, sálvame! Jesús, tendiéndole enseguida la mano, lo sujetó y le dijo: —¡Qué débil es tu fe! ¿Por qué has dudado? Luego subieron a la barca y el viento cesó.
MATEO 14:22-32 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Después de esto, Jesús hizo subir a sus discípulos a la barca, para que llegasen antes que él a la otra orilla del lago, mientras él despedía a la gente. Cuando ya la hubo despedido, subió Jesús al monte para orar a solas, y al llegar la noche aún seguía allí él solo. Entre tanto, la barca se había alejado mucho de tierra firme y era azotada por las olas, porque tenía el viento en contra. De madrugada, Jesús fue hacia ellos andando sobre el agua. Los discípulos, al verle andar sobre el agua, se asustaron y gritaron llenos de miedo: –¡Es un fantasma! Pero Jesús les habló, diciéndoles: –¡Ánimo, soy yo, no tengáis miedo! Pedro le respondió: –Señor, si eres tú, mándame ir a ti andando sobre el agua. –Ven –dijo Jesús. Bajó Pedro de la barca y comenzó a andar sobre el agua en dirección a Jesús, pero al notar la fuerza del viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, gritó: –¡Sálvame, Señor! Al momento, Jesús le tomó de la mano y le dijo: –¡Qué poca fe! ¿Por qué has dudado? En cuanto subieron a la barca, se calmó el viento.
MATEO 14:22-32 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
En seguida Jesús hizo que los discípulos subieran a la barca y se adelantaran al otro lado mientras él despedía a la multitud. Después de despedir a la gente, subió a la montaña para orar a solas. Al anochecer, estaba allí él solo, y la barca ya estaba bastante lejos de la tierra, zarandeada por las olas, porque el viento le era contrario. En la madrugada, Jesús se acercó a ellos caminando sobre el lago. Cuando los discípulos lo vieron caminando sobre el agua, quedaron aterrados. ―¡Es un fantasma! —gritaron de miedo. Pero Jesús les dijo en seguida: ―¡Calmaos! Soy yo. No tengáis miedo. ―Señor, si eres tú —respondió Pedro—, manda que vaya a ti sobre el agua. ―Ven —dijo Jesús. Pedro bajó de la barca y caminó sobre el agua en dirección a Jesús. Pero, al sentir el viento fuerte, tuvo miedo y comenzó a hundirse. Entonces gritó: ―¡Señor, sálvame! En seguida Jesús le tendió la mano y, sujetándolo, lo reprendió: ―¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste? Cuando subieron a la barca, se calmó el viento.