MATEO 7:21-29
MATEO 7:21-29 Reina Valera 2020 (RV2020)
No todo el que me dice: «¡Señor, Señor!», entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: «Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre y en tu nombre echamos fuera demonios y en tu nombre hicimos muchos milagros?». Entonces les declararé: «Nunca os conocí. ¡Apartaos de mí, hacedores de maldad!». A cualquiera, pues, que me oye estas palabras y las pone en práctica, lo compararé a una persona prudente que edificó su casa sobre la roca. Descendió la lluvia, vinieron ríos, soplaron vientos y golpearon contra aquella casa; pero no cayó, porque estaba cimentada sobre la roca. Pero a cualquiera que me oye estas palabras y no las pone en práctica, lo compararé a una persona insensata que edificó su casa sobre la arena. Descendió la lluvia, vinieron ríos, soplaron vientos y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó y fue grande su ruina. Cuando terminó Jesús estas palabras, la gente estaba admirada de su enseñanza, porque les enseñaba como quien tiene autoridad y no como los escribas.
MATEO 7:21-29 La Palabra (versión española) (BLP)
No todos los que dicen: «Señor, Señor» entrarán en el reino de los cielos, sino los que hacen la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en el día del juicio: «Señor, Señor, mira que en tu nombre hemos profetizado, y en tu nombre hemos expulsado demonios, y en tu nombre hemos hecho muchos milagros». Pero yo les contestaré: «Me sois totalmente desconocidos. ¡Apartaos de mí, pues os habéis pasado la vida haciendo el mal!». Todo aquel que escucha mis palabras y obra en consecuencia, puede compararse a una persona sensata que construyó su casa sobre un cimiento de roca viva. Vinieron las lluvias, se desbordaron los ríos y los vientos soplaron violentamente contra la casa; pero no cayó, porque estaba construida sobre un cimiento de roca viva. En cambio, todo aquel que escucha mis palabras, pero no obra en consecuencia, puede compararse a una persona necia que construyó su casa sobre un terreno arenoso. Vinieron las lluvias, se desbordaron los ríos y los vientos soplaron violentamente contra la casa, y esta se hundió terminando en ruina total. Cuando Jesús terminó este discurso, la gente estaba profundamente impresionada por sus enseñanzas, porque los enseñaba con verdadera autoridad y no como los maestros de la ley.
MATEO 7:21-29 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
“No todos los que me dicen ‘Señor, Señor’ entrarán en el reino de los cielos, sino solo los que hacen la voluntad de mi Padre celestial. Aquel día muchos me dirán: ‘Señor, Señor, nosotros hablamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros.’ Pero yo les contestaré: ‘Nunca os conocí. ¡Apartaos de mí, malhechores!’ “Todo el que oye mis palabras y hace caso a lo que digo es como un hombre prudente que construyó su casa sobre la roca. Vino la lluvia, crecieron los ríos y soplaron los vientos contra la casa; pero no cayó, porque tenía sus cimientos sobre la roca. Pero todo el que oye mis palabras y no hace caso a lo que digo, es como un tonto que construyó su casa sobre la arena. Vino la lluvia, crecieron los ríos y soplaron los vientos, y la casa se derrumbó. ¡Fue un completo desastre!” Cuando Jesús acabó de hablar, la gente estaba admirada de cómo les enseñaba, porque lo hacía con plena autoridad y no como sus maestros de la ley.
MATEO 7:21-29 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
»No todo el que me dice: “Señor, Señor”, entrará en el reino de los cielos, sino solo el que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo. Muchos me dirán en aquel día: “Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios e hicimos muchos milagros?” Entonces les diré claramente: “Jamás os conocí. ¡Alejaos de mí, hacedores de maldad!” »Por tanto, todo el que me oye estas palabras y las pone en práctica es como un hombre prudente que construyó su casa sobre la roca. Vinieron las lluvias, crecieron los ríos, y soplaron los vientos y azotaron aquella casa; con todo, la casa no se derrumbó porque estaba cimentada sobre la roca. Pero todo el que me oye estas palabras y no las pone en práctica es como un hombre insensato que construyó su casa sobre la arena. Vino la lluvia, crecieron los ríos, soplaron los vientos y azotaron aquella casa. Esta se derrumbó, y grande fue su ruina». Cuando Jesús terminó de decir estas cosas, las multitudes se asombraron de su enseñanza, porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los maestros de la ley.