MIQUEAS 4:1-7
MIQUEAS 4:1-7 La Palabra (versión española) (BLP)
Cuando pase mucho tiempo el monte de la casa del Señor quedará afianzado entre los montes, descollará entre las colinas. Hacia él confluirán las naciones, acudirán pueblos numerosos que dirán: «Venid, subamos al monte del Señor, a la casa del Dios de Jacob. Él nos indicará sus caminos y nosotros iremos por sus sendas. Y es que de Sion saldrá la ley, de Jerusalén, la palabra del Señor». Él será juez de pueblos numerosos, arbitrará a naciones poderosas y lejanas. Convertirán sus espadas en arados, harán hoces con sus lanzas. No se amenazarán las naciones con espadas, ni se adiestrarán más para la guerra. Reposarán bajo su parra y su higuera sin que nadie los moleste. Lo ha dicho el Señor del universo. Otros pueblos caminan en nombre de su dios, nosotros lo hacemos en nombre del Señor que es nuestro Dios por siempre jamás. Ese día —oráculo del Señor— recogeré a las ovejas cojas, reuniré a las descarriadas y a las que yo había maltratado. Con las cojas formaré un resto, con las alejadas una nación poderosa. Y será el Señor en el monte Sion su rey ahora y para siempre.
MIQUEAS 4:1-7 Reina Valera 2020 (RV2020)
Acontecerá en los postreros tiempos que el monte de la casa del Señor será colocado a la cabeza de los montes, más alto que los collados, y acudirán a él los pueblos. Vendrán muchas naciones, y dirán: «Venid, subamos al monte del Señor, a la casa del Dios de Jacob; él nos enseñará en sus caminos y andaremos por sus veredas», porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra del Señor. Él juzgará entre muchos pueblos y corregirá a naciones poderosas y lejanas. Ellos convertirán sus espadas en azadones y sus lanzas en hoces. Ninguna nación alzará la espada contra otra, ni se preparará más para la guerra. Se sentará cada uno debajo de su vid y debajo de su higuera, y no habrá quien les infunda temor. ¡La boca del Señor de los ejércitos ha hablado! Aunque todos los pueblos anden cada uno en el nombre de su dios, con todo, nosotros andaremos en el nombre del Señor, nuestro Dios, eternamente y para siempre. En aquel día, dice el Señor, recogeré a las ovejas cojas, reuniré a las descarriadas y a la que afligí. De las cojas haré un remanente, de las descarriadas, una nación robusta. Entonces reinará el Señor sobre ellos en el monte de Sion, desde ahora y para siempre.
MIQUEAS 4:1-7 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
En los últimos tiempos quedará afirmado el monte donde se asienta el templo del Señor. Será el monte más alto; más alto que cualquier otro monte. Todas las naciones vendrán a él; pueblos numerosos llegarán, diciendo: “Venid, subamos al monte del Señor, al templo del Dios de Jacob, para que nos enseñe sus caminos y podamos andar por sus senderos.” Porque de Sión saldrá la enseñanza del Señor; de Jerusalén vendrá su palabra. El Señor juzgará entre las naciones y decidirá los pleitos de pueblos numerosos, aun de los más lejanos. Y convertirán sus espadas en arados y sus lanzas en hoces. Ningún pueblo volverá a tomar las armas contra otro ni a recibir instrucción para la guerra. Todos vivirán entonces sin temor, y cada cual podrá descansar a la sombra de su vid y de su higuera. ¡Son las propias palabras del Señor todopoderoso! Los otros pueblos obedecen a sus propios dioses, pero nosotros siempre obedeceremos al Señor nuestro Dios. Esto afirma el Señor: “Aquel día reuniré a mis ovejas, a las que había castigado: a las cojas, cansadas y dispersas. Con ellas, con las que hayan quedado, haré una nación poderosa. Yo, el Señor, gobernaré a mi pueblo desde el monte Sión, ahora y siempre.
MIQUEAS 4:1-7 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
En los últimos días, el monte del templo del SEÑOR será puesto sobre la cumbre de las montañas y se erguirá por encima de las colinas. Entonces los pueblos marcharán hacia ella, y muchas naciones se acercarán, diciendo: «Venid, subamos al monte del SEÑOR, a la casa del Dios de Jacob. Dios mismo nos instruirá en sus caminos, y así andaremos en sus sendas». Porque de Sión viene la instrucción; de Jerusalén, la palabra del SEÑOR. Dios mismo juzgará entre muchos pueblos, y administrará justicia a naciones poderosas y lejanas. Convertirán en azadones sus espadas, y en hoces sus lanzas. Ya no alzará su espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra. Cada uno se sentará bajo su parra y su higuera; y nadie perturbará su solaz —el SEÑOR Todopoderoso lo ha dicho—. Todos los pueblos marchan en nombre de sus dioses, pero nosotros marchamos en el nombre del SEÑOR, en el nombre de nuestro Dios, desde ahora y para siempre. «En aquel día —afirma el SEÑOR— reuniré a las ovejas lastimadas, dispersas y maltratadas. Con las ovejas heridas formaré un remanente, y con las desterradas, una nación poderosa. El SEÑOR reinará sobre ellas en el monte Sión desde ahora y para siempre.