MARCOS 13:33-37
MARCOS 13:33-37 Reina Valera 2020 (RV2020)
Estad atentos, velad y orad, porque no sabéis cuándo llegará ese tiempo. Es como el hombre que yéndose lejos dejó su casa y dio autoridad a sus siervos, encomendando a cada uno un trabajo. Al portero le mandó que velase. Velad, pues, porque no sabéis cuándo vendrá el señor de la casa, si al anochecer, a la medianoche, al canto del gallo o a la mañana, para que cuando venga de repente no os halle durmiendo. Y lo que os digo a vosotros se lo digo a todos: Velad.
MARCOS 13:33-37 La Palabra (versión española) (BLP)
Por tanto, procurad estar despiertos, porque no sabéis cuándo llegará el momento. Es como alguien que, al ausentarse de su casa, confía a sus criados la administración de ella; a cada uno lo hace responsable de su propia obligación, y al portero le encarga que vigile bien. Estad, pues, vigilantes también vosotros, porque no sabéis cuándo va a llegar el señor de la casa: si al anochecer, a la medianoche, al canto del gallo o de madrugada. ¡Que no os encuentre dormidos, aunque venga de improviso! Y esto que os digo a vosotros, se lo digo a todos: ¡Estad vigilantes!
MARCOS 13:33-37 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
“Por tanto, permaneced despiertos y vigilantes, porque no sabéis cuándo llegará el momento. Esto es como un hombre que, a punto de irse a otro país, deja a sus criados al cargo de la casa. A cada cual le señala su tarea, y ordena al portero que vigile. Así que permaneced despiertos, porque no sabéis cuándo va a llegar el señor de la casa: si al anochecer, a la medianoche, al canto del gallo o a la mañana. ¡Que no venga de repente y os encuentre durmiendo! Y lo que os digo a vosotros se lo digo a todos: ¡Permaneced despiertos!”
MARCOS 13:33-37 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
¡Estad alerta! ¡Vigilad! Porque no sabéis cuándo llegará ese momento. Es como cuando un hombre sale de viaje y deja su casa al cuidado de sus siervos, cada uno con su tarea, y le manda al portero que vigile. »Por lo tanto, estad despiertos, porque no sabéis cuándo volverá el dueño de la casa, si al atardecer, o a la medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer; no sea que venga de repente y os encuentre dormidos. Lo que os digo a vosotros, se lo digo a todos: ¡Estad despiertos!»