MARCOS 4:3-8
MARCOS 4:3-8 Reina Valera 2020 (RV2020)
—Oíd: El sembrador salió a sembrar y al hacerlo una parte de la semilla cayó junto al camino, y vinieron las aves del cielo y se la comieron. Otra parte cayó en terreno pedregoso, donde no había mucha tierra. Brotó pronto, porque la tierra no era profunda, pero cuando salió el sol se agostó y se secó, pues la raíz no tenía hondura. Otra cayó entre espinos, los espinos crecieron, la ahogaron y no dio fruto. Pero otra parte de la simiente cayó en buena tierra, brotó, creció y produjo fruto a treinta, a sesenta y a ciento por uno.
MARCOS 4:3-8 La Palabra (versión española) (BLP)
—Escuchad: Una vez, un sembrador salió a sembrar. Al lanzar la semilla, una parte cayó al borde del camino y llegaron los pájaros y se la comieron. Otra parte cayó entre las piedras, donde había poca tierra; y como la tierra no era profunda, la semilla brotó muy pronto; pero en cuanto salió el sol, se agostó y, al no tener raíz, se secó. Otra parte de la semilla cayó entre cardos, y los cardos crecieron y la ahogaron sin dejarle que diera fruto. Otra parte, en fin, cayó en tierra fértil y germinó y creció y dio fruto: unas espigas dieron grano al treinta; otras, al sesenta; y otras, al ciento por uno.
MARCOS 4:3-8 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
“Oíd esto: Un sembrador salió a sembrar. Y al sembrar, una parte de la semilla cayó en el camino, y llegaron las aves y se la comieron. Otra parte cayó entre las piedras, donde no había mucha tierra; aquella semilla brotó pronto, porque la tierra no era profunda; pero el sol, al salir, la quemó, y como no tenía raíz, se secó. Otra parte cayó entre espinos, y los espinos crecieron y la ahogaron, de modo que la semilla no produjo grano. Pero otra parte cayó en buena tierra, y creció y dio una buena cosecha: unas espigas dieron treinta granos por semilla, otras dieron sesenta granos y otras cien.”
MARCOS 4:3-8 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
«¡Prestad atención! Un sembrador salió a sembrar. Sucedió que, al esparcir él la semilla, una parte cayó junto al camino, y llegaron los pájaros y se la comieron. Otra parte cayó en terreno pedregoso, sin mucha tierra. Esa semilla brotó pronto porque la tierra no era profunda; pero, cuando salió el sol, las plantas se marchitaron y, por no tener raíz, se secaron. Otra parte de la semilla cayó entre espinos que, al crecer, la ahogaron, de modo que no dio fruto. Pero las otras semillas cayeron en buen terreno. Brotaron, crecieron y produjeron una cosecha que rindió el treinta, el sesenta y hasta el ciento por uno.