MARCOS 5:25-34
MARCOS 5:25-34 Reina Valera 2020 (RV2020)
Entre la gente estaba una mujer que desde hacía doce años padecía hemorragias. Había sufrido mucho en manos de innumerables médicos, se había gastado en ellos todo lo que tenía sin provecho alguno, incluso empeoraba. Como había oído hablar de Jesús, se abrió paso entre la multitud y se acercó a él por detrás para tocar su manto, porque se decía a sí misma: «Si logro tocar tan solo su manto, me sanaré». E inmediatamente la hemorragia cesó y sintió que había sanado del mal que la azotaba. Al instante, Jesús se dio cuenta del poder curativo que había salido de él y volviéndose hacia la multitud preguntó: —¿Quién ha tocado mis vestidos? Sus discípulos le dijeron: —Ves que la multitud te aprieta y preguntas «¿Quién me ha tocado?». Él seguía mirando alrededor para ver quién lo había hecho. La mujer se había dado cuenta de lo que le había ocurrido y, temerosa y temblando, fue hacia Jesús, se postró ante él y le confesó toda la verdad. Jesús le dijo: —Hija, tu fe te ha salvado. Vete en paz y queda sana de la enfermedad que te ha azotado.
MARCOS 5:25-34 La Palabra (versión española) (BLP)
Entre la gente se encontraba una mujer que desde hacía doce años padecía hemorragias. Había sufrido mucho a manos de muchos médicos y había gastado en ellos toda su fortuna, sin conseguir nada, sino ir de mal en peor. Aquella mujer había oído hablar de Jesús y, confundiéndose entre la gente, llegó hasta él y por detrás le tocó el manto, diciéndose a sí misma: «Solo con que toque su manto, me curaré». Y, efectivamente, le desapareció de inmediato la causa de sus hemorragias y sintió que había quedado curada de su enfermedad. Jesús se dio cuenta enseguida de que un poder curativo había salido de él; se volvió, pues, hacia la gente y preguntó: —¿Quién ha tocado mi manto? Sus discípulos le dijeron: —Ves que la gente casi te aplasta por todas partes ¿y aún preguntas quién te ha tocado? Pero él seguía mirando alrededor para descubrir quién lo había hecho. La mujer, entonces, temblando de miedo porque sabía lo que le había pasado, fue a arrodillarse a los pies de Jesús y le contó toda la verdad. Jesús le dijo: —Hija, tu fe te ha sanado. Vete en paz, libre ya de tu enfermedad.
MARCOS 5:25-34 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Había entre la gente una mujer que hacía doce años que padecía de hemorragias. Había sufrido mucho a manos de varios médicos, y se había gastado todo lo que tenía sin que le hubiera servido de nada, pues, en vez de mejorar, iba de mal en peor. Cuando oyó hablar de Jesús, se le acercó por detrás entre la gente y tocó su manto. Pensaba: «Si logro tocar siquiera su ropa, quedaré sana». Al instante cesó su hemorragia, y se dio cuenta de que su cuerpo había quedado libre de esa aflicción. Al momento también Jesús se dio cuenta de que de él había salido poder, así que se volvió hacia la gente y preguntó: ―¿Quién me ha tocado la ropa? ―Ves que te apretuja la gente —le contestaron sus discípulos—, y aun así preguntas: “¿Quién me ha tocado?” Pero Jesús seguía mirando a su alrededor para ver quién lo había hecho. La mujer, sabiendo lo que le había sucedido, se acercó temblando de miedo y, arrojándose a sus pies, le confesó toda la verdad. ―¡Hija, tu fe te ha sanado! —le dijo Jesús—. Vete en paz y queda sana de tu aflicción.
MARCOS 5:25-34 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Entre la multitud había una mujer que desde hacía doce años estaba enferma, con hemorragias. Había sufrido mucho a manos de muchos médicos, y había gastado cuanto tenía sin que le hubiera servido de nada. Al contrario, iba de mal en peor. Esta mujer, al saber lo que se decía de Jesús, se le acercó por detrás, entre la gente, y le tocó la capa. Porque pensaba: “Tan sólo con que toque su capa, quedaré sana.” Al momento se detuvo su hemorragia, y sintió en el cuerpo que ya estaba sanada de su enfermedad. Jesús, dándose cuenta de que había salido de él poder para sanar, se volvió a mirar a la gente y preguntó: –¿Quién me ha tocado? Sus discípulos le dijeron: –Ves que la gente te oprime por todas partes y preguntas: ‘¿Quién me ha tocado?’ Pero Jesús seguía mirando a su alrededor para ver quién le había tocado. Entonces la mujer, temblando de miedo y sabiendo lo que le había sucedido, fue y se arrodilló delante de él, y le contó toda la verdad. Jesús le dijo: –Hija, por tu fe has sido sanada. Vete tranquila y libre ya de tu enfermedad.