NEHEMÍAS 12:27-47
NEHEMÍAS 12:27-47 Reina Valera 2020 (RV2020)
Para la dedicación del muro de Jerusalén, buscaron a los levitas de todos los lugares donde vivían y los llevaron a Jerusalén, para hacer la dedicación y la fiesta con alabanzas y con cánticos, con címbalos, salterios y cítaras. Los hijos de los cantores acudieron, tanto de la región alrededor de Jerusalén, como de las aldeas de los netofatitas; también de la casa de Gilgal y de los campos de Geba y de Azmavet, porque los cantores se habían edificado aldeas alrededor de Jerusalén. Los sacerdotes y los levitas se purificaron, y luego purificaron al pueblo, las puertas y el muro. Hice entonces subir a los gobernantes de Judá sobre el muro, y organicé dos grandes coros que fueron en procesión; el primero a la derecha, sobre el muro, marchaba hacia la puerta del Muladar. Detrás de ellos iban Osaías, con la mitad de los gobernantes de Judá, Azarías, Esdras, Mesulam, Judá y Benjamín, Semaías y Jeremías. De los hijos de los sacerdotes iban con trompetas: Zacarías hijo de Jonatán hijo de Semaías, hijo de Matanías, hijo de Micaías, hijo de Zacur, hijo de Asaf; y sus hermanos Semaías, Azarael, Milalai, Gilalai, Maai, Natanael, Judá y Hanani, quienes iban con los instrumentos musicales de David, hombre de Dios; y el escriba Esdras marchaba delante de ellos. A la altura de la puerta de la Fuente, subieron directamente por las gradas de la Ciudad de David, por la subida del muro, desde la casa de David hasta la puerta de las Aguas, al oriente. El segundo coro iba del lado opuesto; yo iba detrás, con la mitad del pueblo, sobre el muro, desde la torre de los Hornos hasta el muro ancho, y pasamos por la puerta de Efraín, la puerta Vieja, la puerta del Pescado, la torre de Hananeel y la torre de Hamea, hasta la puerta de las Ovejas; y se detuvieron en la puerta de la Cárcel. Llegaron luego los dos coros a la casa de Dios. A mi lado estaban la mitad de los oficiales, y los sacerdotes Eliacim, Maaseías, Miniamín, Micaías, Elioenai, Zacarías y Hananías, con trompetas; y Maasías, Semaías, Eleazar, Uzi, Johanán, Malquías, Elam y Ezer. Y los cantores cantaban en alta voz, dirigidos por Izrahías. Aquel día se ofrecieron numerosos sacrificios, e hicieron fiesta porque Dios los había colmado de gozo. También se alegraron las mujeres y los niños, y el júbilo de Jerusalén se percibía a gran distancia. En aquel día, fueron puestos hombres sobre los depósitos de los tesoros, de las ofrendas, de las primicias y de los diezmos, para almacenar en ellos las porciones que la ley otorga a sacerdotes y levitas, que llegaban de las ciudades; porque era grande el gozo de Judá con respecto a los sacerdotes y levitas que servían. Ellos cumplían en el servicio de su Dios, y en el servicio de la expiación, junto con los cantores y los porteros, conforme al estatuto de David y de Salomón, su hijo. Porque desde el tiempo de David y de Asaf, ya de antiguo, había un director de cantores para los cánticos, las alabanzas y la acción de gracias a Dios. Y todo Israel, en días de Zorobabel y en días de Nehemías, se encargó de alimentar cada día a los cantores y a los porteros. Entregaban asimismo sus porciones a los levitas, y los levitas entregaban su parte a los hijos de Aarón.
NEHEMÍAS 12:27-47 La Palabra (versión española) (BLP)
Para dedicar la muralla de Jerusalén se solicitó la asistencia de todos los levitas desde sus respectivos lugares de residencia, y se los trajo a Jerusalén para celebrar la fiesta de la dedicación con alegría, con acción de gracias y con cánticos, címbalos, salterio y cítaras. Se congregaron, pues, los cantores de la región de alrededor de Jerusalén así como los de las aldeas de los netofatitas, de Bet Guilgal, de los campos de Gueba y de Azmávet (y es que los cantores se habían construido lugares de residencia en los alrededores de Jerusalén). Se purificaron los sacerdotes y los levitas; incluso fue purificado el pueblo junto con las puertas y la muralla. Hice subir a la muralla a los principales de Judá y formé con ellos dos grandes coros: uno de los coros se dirigió a la derecha caminando sobre la muralla hacia la Puerta del Muladar. Detrás iba Osaías y la mitad de los principales de Judá: Azarías, Esdras, Mesulán, Judá, Benjamín, Semaías y Jeremías. Los sacerdotes llevaban trompetas y eran: Zacarías, descendiente en línea directa de Jonatán, Semaías, Matanías, Micaías, Zacur y Asaf; junto con sus parientes Semaías, Azarel, Milalay, Guilalay, Maay, Natanael, Judá y Jananí; llevaban los instrumentos de música de David, varón de Dios, y Esdras, el sacerdote, caminaba al frente. Al llegar a la Puerta de la Fuente, ascendieron la escalinata de la ciudad de David, subiendo por la muralla, por encima del palacio de David hasta la Puerta de las Aguas, al oriente. El segundo coro se dirigió hacia la izquierda y yo iba detrás de él con la otra mitad de los principales del pueblo. Caminaba sobre la muralla desde la Torre de Hornos hasta el Muro Ancho, pasando por la Puerta de Efraín, la Puerta Vieja, la Puerta del Pescado, la Torre de Jananel, la Torre de Ciento y la Puerta de las Ovejas deteniéndose junto a la Puerta de la Guardia. Ambos coros se pararon ante el Templo de Dios, así como yo mismo, la mitad de los principales que estaban conmigo y los sacerdotes Eliaquín, Maasías, Minjamín, Micaías, Elioenay, Zacarías y Jananías con sus trompetas, además de Maasías, Semaías, Eleazar, Uzí, Jojanán, Malquías, Elam y Ézer. Entonces se hicieron oír los cantores dirigidos por Izrahías. En aquel día se ofrecieron solemnes sacrificios e hicieron fiesta porque Dios los había colmado de gozo. También se alegraron las mujeres y los niños, y el júbilo de Jerusalén se percibía a gran distancia. Se designaron, aquel día, inspectores para que custodiaran las cámaras donde se almacenaban las ofrendas, las primicias y los diezmos, y donde se recogían los productos procedentes del campo que rodea las ciudades y que por ley corresponden a sacerdotes y levitas. Y es que Judá se sentía gozosa al ver a los sacerdotes y levitas desempeñando sus funciones y asegurando de este modo el servicio de Dios y el cumplimiento de los ritos purificatorios, mientras los cantores y porteros actuaban conforme a los mandatos de David y de su hijo Salomón. Pues ya desde antiguo, desde los días de David y Asaf, había responsables tanto de los cantores como de los cánticos de alabanza y de acción de gracias a Dios. Todo Israel, en los días de Zorobabel y en los de Nehemías, proporcionaba alimentos a los cantores y a los porteros; esta era una práctica diaria que se ampliaba también a los levitas, y estos, a su vez, daban la parte correspondiente a los sacerdotes.
NEHEMÍAS 12:27-47 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Cuando llegó el día de consagrar la muralla de Jerusalén, buscaron a los levitas en todos los lugares donde vivían y los llevaron a Jerusalén, para que celebraran la consagración con alegría, alabanzas e himnos, acompañados de platillos, arpas y liras. Y los cantores levitas acudieron de los alrededores de Jerusalén, de las aldeas de Netofá, del caserío de Guilgal y de los campos de Gueba y de Azmávet, pues los cantores se habían construido aldeas alrededor de Jerusalén. Entonces se purificaron los sacerdotes y los levitas. Luego purificaron al pueblo, y también las puertas de la ciudad y la muralla. Después hice que autoridades de Judá se subieran a la muralla, y organicé dos coros grandes. El primer coro marchaba sobre la muralla hacia la derecha, en dirección a la puerta del Basurero. Detrás del coro iba Hosaías con la mitad de las autoridades de Judá, es decir, con Azarías, Esdras, Mesulam, Judá, Benjamín, Semaías y Jeremías. De los sacerdotes, les acompañaban con trompetas Zacarías, hijo de Jonatán, cuyos antepasados eran Semaías, Matanías, Micaías, Zacur y Asaf; también sus parientes Semaías, Azarel, Milalai, Guilalai, Maai, Natanael, Judá y Hananí, que tocaban los instrumentos de música de David, hombre de Dios. Al frente de ellos iba el maestro Esdras. Y sobre la puerta de la Fuente, y siguiendo adelante por lo alto de la muralla, subieron las escaleras de la Ciudad de David, por encima del palacio de David y hasta la puerta del Agua, que está al este. El segundo coro marchaba hacia la izquierda. Yo iba detrás del coro sobre la muralla con la otra mitad de la gente, desde la torre de los Hornos hasta la muralla ancha, pasando por la puerta de Efraín, la puerta de Jesaná, la puerta de los Pescados, la torre de Hananel y la torre de los Cien, hasta la puerta de las Ovejas; y nos detuvimos en la puerta de la Guardia. Luego los dos coros ocuparon sus puestos en el templo de Dios; y yo también, con la mitad de los gobernantes que me acompañaban. Los sacerdotes que tocaban las trompetas eran: Eliaquim, Maaseías, Miniamín, Micaías, Elioenai, Zacarías, Hananías, Maaseías, Semaías, Eleazar, Uzí, Johanán, Malquías, Elam y Ézer. Y los cantores, dirigidos por Izrahías, cantaron a coro. Aquel día se ofrecieron muchos sacrificios, y la gente se alegró mucho porque Dios los llenó de gran alegría. Las mujeres y los niños también estuvieron muy contentos, y el regocijo que hubo en Jerusalén se oía desde lejos. Por aquel tiempo se nombraron personas encargadas de los depósitos de los tesoros, de las ofrendas, de los primeros frutos y de los diezmos, para almacenar en ellos lo que conforme a la ley llegaba de los campos de cada ciudad para los sacerdotes y levitas; porque los de Judá estaban contentos con los servicios prestados por los sacerdotes y levitas. Tanto ellos como los cantores y los porteros eran quienes celebraban el culto a su Dios y el rito de la purificación, tal como lo habían dispuesto David y su hijo Salomón (pues ya antiguamente, en tiempos de David y de Asaf, había jefes de cantores, cantos de alabanza y acción de gracias a Dios). Así que, en la época de Zorobabel y de Nehemías, todo Israel entregaba diariamente los víveres a los cantores y porteros; daba también a los levitas la parte que les correspondía, y estos hacían lo mismo con los descendientes de Aarón.
NEHEMÍAS 12:27-47 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Cuando llegó el momento de dedicar la muralla, buscaron a los levitas en todos los lugares donde vivían, y los llevaron a Jerusalén para celebrar la dedicación con cánticos de acción de gracias, al son de címbalos, arpas y liras. Entonces se reunieron los cantores de los alrededores de Jerusalén y de las aldeas de Netofa y Bet Guilgal, así como de los campos de Gueba y de Azmávet, ya que los cantores se habían construido aldeas alrededor de Jerusalén. Después de purificarse a sí mismos, los sacerdotes y los levitas purificaron también a la gente, las puertas y la muralla. Luego hice que los jefes de Judá subieran a la muralla, y organicé dos grandes coros. Uno de ellos marchaba sobre la muralla hacia la derecha, rumbo a la puerta del Basurero, seguido de Osaías, la mitad de los jefes de Judá, Azarías, Esdras, Mesulán, Judá, Benjamín, Semaías y Jeremías. A estos los acompañaban los siguientes sacerdotes, que llevaban trompetas: Zacarías hijo de Jonatán, hijo de Semaías, hijo de Matanías, hijo de Micaías, hijo de Zacur, hijo de Asaf, y sus parientes Semaías, Azarel, Milalay, Guilalay, May, Natanael, Judá y Jananí, que llevaban los instrumentos musicales de David, hombre de Dios. Al frente de ellos iba Esdras. Al llegar a la puerta de la Fuente, subieron derecho por las gradas de la Ciudad de David, por la cuesta de la muralla, pasando junto al palacio de David, hasta la puerta del Agua, al este de la ciudad. El segundo coro marchaba en dirección opuesta, a lo largo de la torre de los Hornos hasta el muro Ancho. Yo iba detrás, sobre la muralla, junto con la otra mitad de la gente. Pasamos por encima de la puerta de Efraín, la de Jesaná y la de los Pescados; por la torre de Jananel y la de los Cien, y por la puerta de las Ovejas, hasta llegar a la puerta de la Guardia. Allí nos detuvimos. Los dos coros ocuparon sus sitios en el templo de Dios. Lo mismo hicimos yo, la mitad de los oficiales del pueblo, y los sacerdotes Eliaquín, Maseías, Minjamín, Micaías, Elihoenay, Zacarías, Jananías, Maseías, Semaías, Eleazar, Uzi, Johanán, Malquías, Elam y Ezer. En seguida los cantores empezaron a cantar en voz alta, dirigidos por Izraías. Ese día se ofrecieron muchos sacrificios y hubo fiesta, porque Dios los llenó de alegría. Hasta las mujeres y los niños participaron. Era tal el regocijo de Jerusalén que se oía desde lejos. Aquel día se nombró a los encargados de los depósitos donde se almacenaban los tesoros, las ofrendas, las primicias y los diezmos, para que depositaran en ellos las contribuciones que provenían de los campos de cada población y que, según la ley, les correspondían a los sacerdotes y a los levitas. La gente de Judá estaba contenta con el servicio que prestaban los sacerdotes y levitas, quienes según lo establecido por David y su hijo Salomón se ocupaban del servicio de su Dios y del servicio de purificación, junto con los cantores y los porteros. Por mucho tiempo, desde los días de David y de Asaf, había directores de coro y cánticos de alabanza y de acción de gracias a Dios. En la época de Zorobabel y de Nehemías, todos los días los israelitas entregaban las porciones correspondientes a los cantores y a los porteros. Así mismo daban las ofrendas sagradas para los demás levitas, y los levitas a su vez les entregaban a los hijos de Aarón lo que a estos les correspondía.