PROVERBIOS 11:1-14
PROVERBIOS 11:1-14 Reina Valera 2020 (RV2020)
El Señor detesta el peso falso, pero la pesa cabal le agrada. Cuando llega la soberbia, llega también la deshonra; pero con los humildes está la sabiduría. La integridad guía a los rectos, pero a los pecadores los destruye su propia perversidad. De nada servirán las riquezas en el día de la ira, pero la justicia librará de muerte. La justicia del perfecto endereza su camino, pero el malvado caerá por su propia impiedad. La justicia libra a los rectos, pero los pecadores son atrapados en su pecado. Cuando muere el malvado, perece su esperanza; acaba la confianza que puso en las riquezas. El justo es librado de la tribulación, pero su lugar lo ocupa el malvado. El hipócrita, con la boca daña a su prójimo, pero los justos se libran con la sabiduría. Con el bien de los justos se alegra la ciudad, pero cuando los malvados perecen, se hace fiesta. Por la bendición de los rectos la ciudad es engrandecida, pero por la boca de los malvados es trastornada. El que carece de entendimiento menosprecia a su prójimo, pero el prudente calla. El chismoso desvela secretos; quien es de fiar se guarda las cosas. Donde no hay dirección sabia, el pueblo cae; la seguridad está en los muchos consejeros.
PROVERBIOS 11:1-14 La Palabra (versión española) (BLP)
El Señor detesta las balanzas trucadas y aprueba el peso exacto. La arrogancia acarrea deshonra, la humildad trae sabiduría. La rectitud guía a los honrados, la perversión arruina a los desleales. La riqueza no sirve en el día del juicio; en cambio, la justicia libra de la muerte. El justo encuentra llano el camino, el malvado cae por su propia maldad. La justicia salva a los honrados, los desleales quedan presos de su ambición. Cuando muere el malvado perece su esperanza, se acaba la confianza que ha puesto en las riquezas. El justo se libra del apuro y el malvado ocupa su lugar. Las palabras del impío arruinan a su prójimo, los justos se libran por su saber. Si los justos prosperan, se alegra la ciudad; si los malvados fracasan, se llena de júbilo. La bendición de los rectos engrandece a una ciudad, las palabras de los malvados la arruinan. El insensato desprecia a su prójimo, el inteligente guarda silencio. El chismoso desvela secretos, quien es de fiar se guarda las cosas. Cuando hay desgobierno, el pueblo se hunde; muchos consejeros traen la salvación.
PROVERBIOS 11:1-14 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
El Señor reprueba las balanzas falsas y aprueba las pesas exactas. El orgullo acarrea deshonra; la sabiduría está con los humildes. A los hombres rectos los guía su rectitud; a los hombres falsos los destruye su falsedad. De nada servirán las riquezas el día del juicio, pero la justicia libra de la muerte. La justicia endereza el camino del justo, pero el malvado cae por su propia maldad. La justicia libera a los hombres rectos, pero la codicia aprisiona a los traidores. Cuando el malvado muere, mueren con él sus esperanzas e ilusiones. Dios libra de la angustia al justo, y en su lugar pone al malvado. Las palabras del malvado destruyen a sus semejantes, pero la inteligencia del justo los salva. Cuando los justos prosperan, la ciudad se alegra; cuando los malvados mueren, salta de alegría. Con la bendición de los justos se construye una ciudad, pero las palabras de los malvados la destruyen. El imprudente habla mal de su amigo; el prudente guarda silencio. El chismoso todo lo cuenta; el discreto guarda el secreto. Si no hay buen gobierno, la nación fracasa; el triunfo depende de los muchos consejeros.
PROVERBIOS 11:1-14 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
El SEÑOR aborrece las balanzas adulteradas, pero aprueba las pesas exactas. Con el orgullo viene el oprobio; con la humildad, la sabiduría. A los justos los guía su integridad; a los falsos los destruye su hipocresía. En el día de la ira de nada sirve ser rico, pero la justicia libra de la muerte. La justicia endereza el camino de los íntegros, pero la maldad hace caer a los impíos. La justicia libra a los justos, pero la codicia atrapa a los falsos. Muere el malvado, y con él su esperanza; muere también su ilusión de poder. El justo se salva de la calamidad, pero la desgracia le sobreviene al malvado. Con la boca el impío destruye a su prójimo, pero los justos se libran por el conocimiento. Cuando el justo prospera, la ciudad se alegra; cuando el malvado perece, hay gran regocijo. La bendición de los justos enaltece a la ciudad, pero la boca de los malvados la destruye. El falto de juicio desprecia a su prójimo, pero el entendido refrena su lengua. La gente chismosa revela los secretos; quien es de fiar es discreto. Sin dirección, la nación fracasa; el éxito depende de los muchos consejeros.