SALMOS 107:32-42
SALMOS 107:32-42 La Palabra (versión española) (BLP)
Que en la asamblea del pueblo lo ensalcen, que en la reunión de los ancianos lo alaben. El Señor convierte en un desierto los ríos, los manantiales en tierra seca, la tierra fértil en tierra estéril, por la maldad de quienes la habitan. Convierte el desierto en un lago, en un manantial el árido yermo, y allí asienta a los hambrientos que fundan la ciudad donde vivir. Siembran campos, plantan viñas, cosechan frutos de la tierra. Él los bendice y prosperan, no deja que decrezca su ganado. Mas si decaen y están abatidos por el peso de penas y tristezas, Dios, que desprecia a los príncipes y los hace vagar por un yermo sin sendas, levanta al pobre de su miseria, aumenta cual rebaño a sus familias. Lo ven los rectos y se alegran, mientras los malvados guardan silencio.
SALMOS 107:32-42 Reina Valera 2020 (RV2020)
¡Exáltenlo en la asamblea del pueblo, y en la reunión de ancianos lo alaben! Él convierte los ríos en desierto y los manantiales de las aguas en sequedales; la tierra fructífera en estéril, por la maldad de los que la habitan. Vuelve el desierto en estanques de aguas y la tierra seca en manantiales. Allí establece a los hambrientos y fundan ciudad donde vivir. Siembran campos y plantan viñas; rinden abundante fruto. Los bendice, y se multiplican en gran manera; y no disminuye su ganado. Luego son menoscabados y abatidos a causa de tiranía, de males y congojas. Él esparce menosprecio sobre los príncipes y los hace andar perdidos, vagabundos y sin camino. Levanta de la miseria al pobre y hace multiplicar las familias como a rebaños de ovejas. Véanlo los rectos y alégrense, y todos los malos cierren su boca.
SALMOS 107:32-42 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
¡Que lo exalten en la asamblea del pueblo! ¡Que lo alaben en el consejo de los ancianos! Dios convirtió los ríos en desiertos, los manantiales en tierra seca, los fértiles terrenos en tierra salitrosa, por la maldad de sus habitantes. Convirtió el desierto en fuentes de agua, la tierra seca en manantiales; hizo habitar allí a los hambrientos, y ellos fundaron una ciudad habitable. Sembraron campos, plantaron viñedos, obtuvieron abundantes cosechas. Dios los bendijo y se multiplicaron, y no dejó que menguaran sus rebaños. Pero, si merman y son humillados, es por la opresión, la maldad y la aflicción. Dios desdeña a los nobles y los hace vagar por desiertos sin senderos. Pero a los necesitados los saca de su miseria, y hace que sus familias crezcan como rebaños. Los rectos lo verán y se alegrarán, pero todos los impíos serán acallados.