Me ha librado de la muerte, ha preservado mis ojos de las lágrimas, mis pies de la caída. Caminaré en presencia del Señor en la tierra de los vivos.
Tú, SEÑOR, me has librado de la muerte, has enjugado mis lágrimas, no me has dejado tropezar. Por eso andaré siempre delante del SEÑOR en esta tierra de los vivos.
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