SALMOS 119:81-96
SALMOS 119:81-96 La Palabra (versión española) (BLP)
Yo ansío tu salvación, en tu palabra pongo mi esperanza. Se consumen mis ojos por tu promesa y me pregunto: «¿Cuándo te apiadarás de mí?». Soy como un odre arrugado por el humo, pero no he olvidado tus normas. ¿Cuánto tiempo vivirá tu siervo? ¿Cuándo juzgarás a quienes me persiguen? Me han cavado fosas los soberbios, los que no viven de acuerdo a tu ley. Todos tus mandamientos son verdad, ayúdame, que me persiguen sin motivo. En esta tierra casi me destruyen, pero yo no abandoné tus preceptos. Mantenme vivo por tu amor, que yo respetaré los mandatos de tu boca. Señor, tu palabra es eterna, en los cielos permanece firme. Tu fidelidad dura por generaciones, tú fundaste la tierra y ella persiste. Todo permanece según lo decretaste, cuanto existe está a tu servicio. Si tu ley no hiciera mis delicias, habría perecido en mi dolor. No olvidaré nunca tus preceptos, pues con ellos me das vida. Tuyo soy, sálvame, que yo he buscado tus preceptos. Los malvados pretenden destruirme, mas yo sigo atento a tus mandatos. He visto que todo lo perfecto es limitado, pero es inabarcable tu mandato.
SALMOS 119:81-96 Reina Valera 2020 (RV2020)
Desfallece mi alma por tu salvación, mas espero en tu palabra. Desfallecen mis ojos por tu palabra, y digo: «¿Cuándo me consolarás?». Aunque estoy como un odre expuesto al humo, no he olvidado tus estatutos. ¿Cuántos son los días de tu siervo? ¿Cuándo harás justicia contra los que me persiguen? Los soberbios me han cavado hoyos, mas no proceden según tu ley. Todos tus mandamientos son verdad. Sin causa me persiguen: ¡ayúdame! Casi me han echado por tierra, pero no he dejado tus mandamientos. Vivifícame conforme a tu misericordia y guardaré los testimonios de tu boca. Para siempre, Señor, permanece tu palabra en los cielos. De generación en generación es tu fidelidad; tú afirmaste la tierra, y subsiste. Por tus decretos subsisten todas las cosas hasta hoy, pues todas ellas te sirven. Si tu ley no hubiera sido mi delicia, ya en mi aflicción hubiera perecido. Nunca jamás me olvidaré de tus mandamientos, porque con ellos me has vivificado. ¡Tuyo soy yo, sálvame, porque he buscado tus mandamientos! Los impíos me acechan para destruirme; mas yo consideraré tus testimonios. A toda perfección he visto fin; amplio sobremanera es tu mandamiento.
SALMOS 119:81-96 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Esperando tu salvación se me va la vida. En tu palabra he puesto mi esperanza. Mis ojos se consumen esperando tu promesa, y digo: «¿Cuándo vendrás a consolarme?» Parezco un odre ennegrecido por el humo, pero no me olvido de tus decretos. ¿Cuánto más vivirá este siervo tuyo? ¿Cuándo juzgarás a mis perseguidores? Me han cavado trampas los insolentes, los que no viven conforme a tu ley. Todos tus mandamientos son fidedignos; ¡ayúdame!, pues falsos son mis perseguidores. Por poco me borran de la tierra, pero yo no abandono tus preceptos. Por tu gran amor, dame vida y cumpliré tus estatutos. Tu palabra, SEÑOR, es eterna, y está firme en los cielos. Tu fidelidad permanece para siempre; estableciste la tierra, y quedó firme. Todo subsiste hoy, conforme a tus decretos, porque todo está a tu servicio. Si tu ley no fuera mi regocijo, la aflicción habría acabado conmigo. Jamás me olvidaré de tus preceptos, pues con ellos me has dado vida. ¡Sálvame, pues te pertenezco y escudriño tus preceptos! Los impíos me acechan para destruirme, pero yo me esfuerzo por entender tus estatutos. He visto que aun la perfección tiene sus límites; ¡solo tus mandamientos son infinitos!