SALMOS 119:97-112
SALMOS 119:97-112 La Palabra (versión española) (BLP)
¡Cuánto amo tu ley! Sobre ella medito todo el día. Más sabio que mis rivales me hace tu mandato, porque él está siempre conmigo. Soy más docto que todos mis maestros, porque tus mandamientos medito. Soy más sensato que los ancianos, porque guardo tus preceptos. Aparto mis pies del mal camino para así respetar tu palabra. No me desvío de tus decretos, pues tú mismo me has instruido. ¡Qué dulce a mi paladar es tu palabra, en mi boca es más dulce que la miel! Gracias a tus preceptos soy sensato, por eso odio los senderos falsos. Tu palabra es antorcha de mis pasos, es la luz en mi sendero. Hice un juramento y lo mantengo: guardaré tus justos decretos. Señor, es intenso mi dolor, hazme vivir según tu promesa. Acepta, Señor, las plegarias de mi boca y enséñame tus decretos. Siempre estoy en peligro, pero no olvido tu ley. Los malvados me tendieron una trampa, pero yo no me aparté de tus preceptos. Mi heredad perpetua son tus mandamientos, alegría de mi corazón. He decidido cumplir tus normas, mi recompensa será eterna.
SALMOS 119:97-112 Reina Valera 2020 (RV2020)
¡Cuánto amo yo tu ley! ¡Todo el día es ella mi meditación! Me has hecho más sabio que mis enemigos con tus mandamientos, porque siempre están conmigo. Más que todos mis maestros he entendido, porque tus testimonios son mi meditación. Más que los ancianos he entendido, porque he guardado tus mandamientos. De todo mal camino contuve mis pies para guardar tu palabra. No me aparté de tus juicios, porque tú me enseñaste. ¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras! ¡Más que la miel a mi boca! De tus mandamientos he adquirido inteligencia; por tanto, he aborrecido todo camino de mentira. Lámpara es a mis pies tu palabra y lumbrera a mi camino. Juré y ratifiqué que guardaría tus justos juicios. ¡Afligido estoy en gran manera! ¡Vivifícame, Señor, conforme a tu palabra! Te ruego, Señor, que te sean agradables los sacrificios voluntarios de mi boca y que me enseñes tus juicios. Mi vida está de continuo en peligro, pero no me he olvidado de tu ley. Me pusieron lazo los impíos, pero yo no me desvié de tus mandamientos. Por heredad he tomado tus testimonios para siempre, porque son el gozo de mi corazón. Mi corazón incliné a cumplir tus estatutos de continuo, hasta el fin.
SALMOS 119:97-112 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
¡Cuánto amo yo tu ley! Todo el día medito en ella. Tus mandamientos me hacen más sabio que mis enemigos porque me pertenecen para siempre. Tengo más discernimiento que todos mis maestros porque medito en tus estatutos. Tengo más entendimiento que los ancianos porque obedezco tus preceptos. Aparto mis pies de toda mala senda para cumplir con tu palabra. No me desvío de tus juicios porque tú mismo me instruyes. ¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras! ¡Son más dulces que la miel a mi boca! De tus preceptos adquiero entendimiento; por eso aborrezco toda senda de mentira. Tu palabra es una lámpara a mis pies; es una luz en mi sendero. Hice un juramento, y lo he confirmado: que acataré tus rectos juicios. SEÑOR, es mucho lo que he sufrido; dame vida conforme a tu palabra. SEÑOR, acepta la ofrenda que brota de mis labios; enséñame tus juicios. Mi vida pende de un hilo, pero no me olvido de tu ley. Los impíos me han tendido una trampa, pero no me aparto de tus preceptos. Tus estatutos son mi herencia permanente; son el regocijo de mi corazón. Inclino mi corazón a cumplir tus decretos para siempre y hasta el fin.