SALMOS 18:25-36
SALMOS 18:25-36 Reina Valera 2020 (RV2020)
Con el misericordioso te mostrarás misericordioso, e intachable con el que sea intachable. Limpio te mostrarás con el limpio y severo serás para con el tramposo, porque tú salvarás al pueblo afligido y humillarás los ojos altivos. Tú encenderás mi lámpara; El Señor, mi Dios, alumbrará mis tinieblas. Contigo desbarataré ejércitos y con mi Dios asaltaré ciudades amuralladas. En cuanto a Dios, perfecto es su camino y acrisolada la palabra del Señor; escudo es a todos los que en él esperan. ¿Quién es Dios sino solo el Señor? ¿Y qué roca hay fuera de nuestro Dios? Dios es el que me reviste de poder y quien hace perfecto mi camino; quien hace mis pies como de gacela y me afirma en las alturas; quien adiestra mis manos para la batalla, para tensar con mis brazos el arco de bronce. Me diste, asimismo, el escudo de tu salvación; tu diestra me sustentó y tu benignidad me ha engrandecido. Ensanchaste mis pasos debajo de mí y mis pies no han resbalado.
SALMOS 18:25-36 La Palabra (versión española) (BLP)
Eres fiel con quien es fiel, honrado con el honrado, sincero con el sincero, sagaz con el retorcido. Porque tú salvas al pueblo humillado y abates las miradas altivas. Tú enciendes mi lámpara, Señor, iluminas, ¡oh Dios!, mi oscuridad. Contigo me lanzo al asalto, con mi Dios franqueo la muralla. El camino de Dios es perfecto, la palabra del Señor exquisita; es un escudo para los que en él confían. Pues, ¿quién es Dios, aparte del Señor? ¿Quién una fortaleza, sino nuestro Dios? Dios es quien me ciñe de fuerza y hace perfecto mi camino. Él me da pies de gacela y me mantiene firme en las alturas; adiestra mis manos para la guerra y mis brazos para tensar arco de bronce. Me ofreces tu escudo protector, tu diestra me sostiene, tu benevolencia me engrandece. Agilizas mis pasos al andar y no se tuercen mis tobillos.
SALMOS 18:25-36 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Tú eres fiel con quien es fiel, e irreprochable con quien es irreprochable; sincero eres con quien es sincero, pero sagaz con el que es tramposo. Tú das la victoria a los humildes, pero humillas a los altaneros. Tú, SEÑOR, mantienes mi lámpara encendida; tú, Dios mío, iluminas mis tinieblas. Con tu apoyo me lanzaré contra un ejército; contigo, Dios mío, podré asaltar murallas. El camino de Dios es perfecto; la palabra del SEÑOR es intachable. Escudo es Dios a los que en él se refugian. ¿Quién es Dios, si no el SEÑOR? ¿Quién es la roca, si no nuestro Dios? Es él quien me arma de valor y endereza mi camino; da a mis pies la ligereza del venado, y me mantiene firme en las alturas; adiestra mis manos para la batalla, y mis brazos para tensar arcos de bronce. Tú me cubres con el escudo de tu salvación, y con tu diestra me sostienes; tu bondad me ha hecho prosperar. Me has despejado el camino, así que mis tobillos no flaquean.