SALMOS 3:5-8
SALMOS 3:5-8 La Palabra (versión española) (BLP)
Me acuesto y me quedo dormido, me despierto porque el Señor me sostiene. No temo a esa ingente multitud que me ha puesto cerco por doquier. ¡Ponte en acción, Señor! ¡Sálvame, Dios mío!, tú que golpeaste la mejilla de mis enemigos, tú que rompiste los dientes de los malvados. La salvación viene del Señor, ¡que tu bendición descienda sobre tu pueblo! [Pausa]
SALMOS 3:5-8 Reina Valera 2020 (RV2020)
Yo me acosté y dormí, y desperté, porque el Señor me sustentaba. No temeré ni a una gran multitud que ponga sitio contra mí. ¡Levántate, Señor! ¡Sálvame, Dios mío! Tú heriste a todos mis enemigos en la mejilla; los dientes de los perversos rompiste. La salvación es del Señor. ¡Sobre tu pueblo sea tu bendición! Selah
SALMOS 3:5-8 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Me acuesto y duermo, y vuelvo a despertar, porque el Señor me da su apoyo. No me asusta ese enorme ejército que me rodea dispuesto a atacarme. ¡Levántate, Señor! ¡Sálvame, Dios mío! Tú golpearás en la cara a mis enemigos; ¡romperás los dientes a los malvados! Tú, Señor, eres quien salva; ¡bendice, pues, a tu pueblo!
SALMOS 3:5-8 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Yo me acuesto, me duermo y vuelvo a despertar, porque el SEÑOR me sostiene. No me asustan los numerosos pueblos que me acosan por doquier. ¡Levántate, SEÑOR! ¡Ponme a salvo, Dios mío! ¡Rómpeles la quijada a mis enemigos! ¡Rómpeles los dientes a los malvados! Tuya es, SEÑOR, la salvación; ¡envía tu bendición sobre tu pueblo! Selah