SALMOS 33:1-22
SALMOS 33:1-22 Reina Valera 2020 (RV2020)
Alegraos, justos, en el Señor; en los íntegros es hermosa la alabanza. Aclamad al Señor con arpa; cantadle con salterio y decacordio. Cantadle cántico nuevo; ¡hacedlo bien, tocad con júbilo!, porque recta es la palabra del Señor y toda su obra es hecha con fidelidad. Él ama la justicia y el derecho; de la misericordia del Señor está llena la tierra. Por la palabra del Señor fueron hechos los cielos; y todo el ejército de ellos, por el aliento de su boca. Él embalsa como un dique las aguas del mar; él guarda en depósitos las aguas del abismo. ¡Tema al Señor toda la tierra! ¡Tiemblen delante de él todos los habitantes del mundo!, porque él dijo, y fue hecho; él mandó, y existió. El Señor hace nulo el plan de las naciones y frustra las maquinaciones de los pueblos. El plan del Señor permanecerá para siempre; los pensamientos de su corazón, por todas las generaciones. Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor, el pueblo que él escogió como heredad para sí. Desde los cielos miró el Señor; vio a todos los seres humanos; desde el lugar de su morada miró sobre todos los habitantes de la tierra. Él formó el corazón de todos ellos; atento está a todas sus obras. El rey no se salva por la multitud del ejército, ni escapa el valiente por la mucha fuerza. Vano para salvarse es el caballo; la grandeza de su fuerza a nadie podrá librar. El ojo del Señor está sobre los que le temen, sobre los que esperan en su misericordia, para librar sus almas de la muerte y para darles vida en tiempo de hambre. Nuestra alma espera al Señor; nuestra ayuda y nuestro escudo es él. Por tanto, en él se alegrará nuestro corazón, porque en su santo nombre hemos confiado. ¡Sea tu misericordia, Señor, sobre nosotros, según esperamos en ti!
SALMOS 33:1-22 La Palabra (versión española) (BLP)
Regocijaos, justos, en el Señor; es buena para los honrados la alabanza. Ensalzad al Señor con la cítara, con un arpa de diez cuerdas alabadlo; cantad para él un cántico nuevo, tocad con esmero entre gritos de júbilo. Porque recta es la palabra del Señor y toda acción suya es sincera. Él ama la justicia y el derecho, el amor del Señor llena la tierra. Con la palabra del Señor se hicieron los cielos, con el soplo de su boca el cortejo celeste. Él embalsa como un dique las aguas de los mares, guarda en depósitos las aguas del abismo. Que toda la tierra venere al Señor, que lo respeten los que moran en el mundo, porque habló y todo fue hecho, él dio la orden y todo existió. El Señor frustra los planes de las naciones, hace fracasar los proyectos de los pueblos; pero por siempre perdura el plan del Señor, generación tras generación sus proyectos. ¡Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor, el pueblo que escogió como heredad suya! El Señor observa desde los cielos, contempla a los seres humanos; él mira desde su morada a cuantos en la tierra habitan. Es él quien modela sus corazones, él quien conoce todos sus actos. No se salva el rey con su gran ejército, ni el valiente se libra por su fuerza; no da la victoria el caballo, ni con todo su brío permite escapar. La mirada del Señor está sobre los justos, sobre los que en su amor ponen su esperanza; quiere librarlos de la muerte y salvar sus vidas en tiempo de hambre. Nosotros esperamos en el Señor, él es nuestra ayuda y nuestro escudo; en él nuestro corazón se alegra porque en su santo nombre confiamos. Que tu amor, Señor, nos acompañe, pues así lo esperamos de ti.
SALMOS 33:1-22 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Cantad al SEÑOR con alegría, vosotros los justos; es propio de los íntegros alabar al SEÑOR. Alabad al SEÑOR al son del arpa; entonad alabanzas con el decacordio. Cantadle una canción nueva; tocad con destreza, y dad voces de alegría. La palabra del SEÑOR es justa; fieles son todas sus obras. El SEÑOR ama la justicia y el derecho; llena está la tierra de su amor. Por la palabra del SEÑOR fueron creados los cielos, y por el soplo de su boca, las estrellas. Él recoge en un cántaro el agua de los mares, y junta en vasijas los océanos. Tema toda la tierra al SEÑOR; hónrenlo todos los pueblos del mundo; porque él habló, y todo fue creado; dio una orden, y todo quedó firme. El SEÑOR frustra los planes de las naciones; desbarata los designios de los pueblos. Pero los planes del SEÑOR permanecen firmes para siempre; los designios de su mente son eternos. Dichosa la nación cuyo Dios es el SEÑOR, el pueblo que escogió por su heredad. El SEÑOR observa desde el cielo y ve a toda la humanidad; él contempla desde su trono a todos los habitantes de la tierra. Él es quien formó el corazón de todos, y quien conoce a fondo todas sus acciones. No se salva el rey por sus muchos soldados, ni por su mucha fuerza se libra el valiente. Vana esperanza de victoria es el caballo; a pesar de su mucha fuerza, no puede salvar. Pero el SEÑOR cuida de los que le temen, de los que esperan en su gran amor; él los libra de la muerte, y en épocas de hambre los mantiene con vida. Esperamos confiados en el SEÑOR; él es nuestro socorro y nuestro escudo. En él se regocija nuestro corazón, porque confiamos en su santo nombre. Que tu gran amor, SEÑOR, nos acompañe, tal como esperamos de ti.