SALMOS 50:11-23
SALMOS 50:11-23 La Palabra (versión española) (BLP)
conozco cada ave de las montañas y los animales del campo son míos. Si tuviera hambre no te lo diría, pues mía es la tierra y cuanto la llena. ¿Acaso como yo carne de toros o bebo la sangre de machos cabríos? Ofrece a Dios sacrificios de alabanza y cumple tus promesas al Altísimo. Invócame en tiempo de angustia, yo te salvaré y tú me darás gloria». Pero al malvado Dios le dice: «¿Por qué proclamas mis normas y tienes en tu boca mi alianza, tú que odias la instrucción, tú que desprecias mis palabras? Si ves un ladrón corres con él, con los adúlteros te mezclas; tu boca arroja maldad, urde calumnias tu lengua. Te sientas y hablas contra tu hermano, a tu propio hermano deshonras. Esto haces, ¿me quedaré callado? ¿Piensas que soy como tú? Yo te acuso, ante ti lo declaro». Entendedlo bien los que olvidáis a Dios, no sea que os destruya y nadie os salve. Quien ofrece un sacrificio de alabanza me da gloria: al de conducta íntegra le haré ver la salvación de Dios.
SALMOS 50:11-23 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Conozco a las aves de las alturas; todas las bestias del campo son mías. Si yo tuviera hambre, no te lo diría, pues mío es el mundo, y todo lo que contiene. ¿Acaso me alimento con carne de toros, o con sangre de machos cabríos? ¡Ofrece a Dios tu gratitud, cumple tus promesas al Altísimo! Invócame en el día de la angustia; yo te libraré y tú me honrarás». Pero Dios le dice al malvado: «¿Qué derecho tienes tú de recitar mis leyes o de mencionar mi pacto con tus labios? Mi instrucción, la aborreces; mis palabras, las desechas. Ves a un ladrón, y lo acompañas; con los adúlteros te identificas. Para lo malo, das rienda suelta a tu boca; tu lengua está siempre dispuesta al engaño. Tienes por costumbre hablar contra tu prójimo, y aun calumnias a tu propio hermano. Has hecho todo esto, y he guardado silencio; ¿acaso piensas que soy como tú? Pero ahora voy a reprenderte; cara a cara voy a denunciarte. »Vosotros que os olvidáis de Dios, considerad lo que he dicho; de lo contrario, os haré pedazos, y no habrá nadie que os salve. Quien me ofrece su gratitud, me honra; al que enmiende su conducta le mostraré mi salvación».