SALMOS 86:1-10
SALMOS 86:1-10 Reina Valera 2020 (RV2020)
Inclina, Señor, tu oído, y escúchame, porque estoy afligido y menesteroso. Guarda mi alma, porque soy piadoso; ¡salva tú, Dios mío, a tu siervo que en ti confía! Ten misericordia de mí, Señor, porque a ti clamo todo el día. Alegra la existencia de tu siervo, porque a ti, Señor, levanto mi alma, porque tú, Señor, eres bueno y perdonador, rico en misericordia con los que te invocan. Escucha, Señor, mi oración y está atento a la voz de mis ruegos. En el día de mi angustia te llamaré, porque tú me respondes. Señor, ninguno hay como tú entre los dioses, ni obras que igualen tus obras. Todas las naciones que hiciste vendrán y adorarán delante de ti, Señor, y glorificarán tu nombre, porque tú eres grande y haces maravillas; ¡solo tú eres Dios!
SALMOS 86:1-10 La Palabra (versión española) (BLP)
Atiéndeme, Señor, escúchame, que soy humilde, pobre soy. Protégeme porque soy fiel; tú, mi Dios, salva a tu siervo que ha puesto en ti su confianza. Apiádate de mí, Dios mío, que a ti clamo sin cesar. Inunda de gozo a tu siervo, que hacia ti yo me dirijo. Tú, mi Dios, eres bueno y clemente, lleno de amor para quienes te invocan. Señor, atiende mi ruego, escucha mi voz suplicante. Cuando estoy angustiado te llamo porque tú me respondes. No hay entre los dioses uno como tú, Dios mío, no hay obras como las tuyas. Todas las naciones que forjaste vendrán, mi Dios, a postrarse ante ti y darán gloria a tu nombre. Pues tú eres grande y haces prodigios; tú, solo tú, eres Dios.
SALMOS 86:1-10 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Atiéndeme, SEÑOR; respóndeme, pues pobre soy y estoy necesitado. Presérvame la vida, pues te soy fiel. Tú eres mi Dios, y en ti confío; ¡salva a tu siervo! Compadécete, Señor, de mí, porque a ti clamo todo el día. Reconforta el espíritu de tu siervo, porque a ti, Señor, elevo mi alma. Tú, Señor, eres bueno y perdonador; grande es tu amor por todos los que te invocan. Presta oído, SEÑOR, a mi oración; atiende a la voz de mi clamor. En el día de mi angustia te invoco, porque tú me respondes. No hay, Señor, entre los dioses otro como tú, ni hay obras semejantes a las tuyas. Todas las naciones que has creado vendrán, Señor, y ante ti se postrarán y glorificarán tu nombre. Porque tú eres grande y haces maravillas; ¡solo tú eres Dios!