APOCALIPSIS 22:8-15
APOCALIPSIS 22:8-15 Reina Valera 2020 (RV2020)
Yo, Juan, soy el que oyó y vio estas cosas. Después que las hube oído y visto, me postré a los pies del ángel que me mostraba estas cosas, para adorarlo. Pero él me dijo: —¡No lo hagas!, pues yo soy consiervo tuyo y de tus hermanos los profetas, y de los que obedecen las palabras de este libro. ¡Adora a Dios! Y me dijo: —No selles las palabras de la profecía de este libro, porque el tiempo está cerca. El que es injusto, que siga siendo injusto; el que es impuro, que siga siendo impuro; el que es justo, que siga practicando la justicia, y el que es santo, que se siga santificando. ¡Vengo pronto! Traigo mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según lo que haya hecho. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último. Dichosos los que guardan sus mandamientos para tener derecho al árbol de la vida y para entrar en la ciudad por sus puertas. Pero afuera se quedarán los perros, los hechiceros, los que cometen inmoralidades sexuales, los asesinos, los idólatras y todo aquel que ama y practica la mentira.
APOCALIPSIS 22:8-15 La Palabra (versión española) (BLP)
Yo, Juan, vi y oí todo esto. Y cuando terminé de oírlo y de verlo, me postré a los pies del ángel que me lo enseñaba, con intención de adorarlo. Pero él me dijo: —¿Qué haces? Yo soy un simple servidor como tú y tus hermanos los profetas, como todos los que prestan atención al mensaje de este libro. A Dios debes adorar. Y añadió: —No mantengas en secreto el mensaje profético de este libro, pues la hora definitiva está al caer. Ya casi da igual que el malo siga cometiendo maldades, que el manchado se manche aún más; pero que el bueno se haga mejor y que el consagrado a Dios se entregue aún más a él. Estoy a punto de llegar y voy a recompensar a cada uno conforme a su conducta. Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último, el principio y el fin. ¡Dichosos los que han decidido lavar sus vestiduras para tener acceso al árbol de la vida y poder entrar en la ciudad a través de sus puertas! Fuera, en cambio, quedan los depravados, los hechiceros, los lujuriosos, los asesinos, los idólatras y todos cuantos hacen de la mentira el programa de su vida.
APOCALIPSIS 22:8-15 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Yo, Juan, vi y oí estas cosas. Y después de verlas y oirlas, me arrodillé a los pies del ángel que me las había mostrado, para adorarlo. Pero él me dijo: “No hagas eso. Yo soy siervo de Dios, lo mismo que tú, que tus hermanos los profetas y que todos los que hacen caso de lo que está escrito en este libro. ¡Adora a Dios!” También me dijo: “No guardes en secreto el mensaje profético escrito en este libro, porque ya se acerca el tiempo de su cumplimiento. Deja que el malo siga en su maldad, y que el impuro siga en su impureza; pero que el bueno siga haciendo el bien, y que el hombre consagrado a Dios le siga siendo fiel.” “Sí, vengo pronto, y traigo el premio que voy a dar a cada uno según sus acciones. Yo soy el alfa y la omega, el primero y el último, el principio y el fin.” Dichosos los que lavan sus ropas para tener derecho al árbol de la vida y a entrar por las puertas de la ciudad. Fuera quedarán los pervertidos, los que practican la brujería, los que cometen inmoralidades sexuales, los asesinos, los que adoran ídolos y todos los que aman el engaño y lo practican.
APOCALIPSIS 22:8-15 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Yo, Juan, soy el que vio y oyó todas estas cosas. Y, cuando lo vi y oí, me postré para adorar al ángel que me había estado mostrando todo esto. Pero él me dijo: «¡No, cuidado! Soy un siervo como tú, como tus hermanos los profetas y como todos los que cumplen las palabras de este libro. ¡Adora solo a Dios!» También me dijo: «No guardes en secreto las palabras del mensaje profético de este libro, porque el tiempo de su cumplimiento está cerca. Deja que el malo siga haciendo el mal y que el vil siga envileciéndose; deja que el justo siga practicando la justicia y que el santo siga santificándose». «¡Mirad que vengo pronto! Traigo conmigo mi recompensa, y le pagaré a cada uno según lo que haya hecho. Yo soy el Alfa y la Omega, el Primero y el Último, el Principio y el Fin. »Dichosos los que lavan sus ropas para tener derecho al árbol de la vida y para poder entrar por las puertas de la ciudad. Pero afuera se quedarán los perros, los que practican las artes mágicas, los que cometen inmoralidades sexuales, los asesinos, los idólatras y todos los que aman y practican la mentira.