APOCALIPSIS 8:1-4
APOCALIPSIS 8:1-4 Reina Valera 2020 (RV2020)
Cuando abrió el séptimo sello, se hizo silencio en el cielo como por media hora. Luego vi que a los siete ángeles que estaban delante de Dios se les dieron siete trompetas. Otro ángel vino y se detuvo delante del altar. Tenía un incensario de oro, y se le dio mucho incienso para ofrecerlo, junto con las oraciones de todos los santos, sobre el altar de oro que estaba delante del trono. El humo del incienso, junto con las oraciones de los santos, subió de la mano del ángel a la presencia de Dios.
APOCALIPSIS 8:1-4 La Palabra (versión española) (BLP)
Cuando, finalmente, el Cordero rompió el séptimo sello, se hizo en el cielo un silencio como de media hora. Vi entonces cómo se entregaban siete trompetas a los siete ángeles que estaban en pie delante de Dios, mientras otro ángel se colocaba junto al altar con un incensario de oro. Recibió perfumes en abundancia para ofrecerlos, junto con las oraciones de todos los santos, sobre el altar de oro que se levanta delante del trono de Dios. Y el aroma de los perfumes, junto con las oraciones de los santos, subió de la mano del ángel hasta la presencia de Dios.
APOCALIPSIS 8:1-4 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Cuando el Cordero rompió el séptimo sello del rollo, hubo silencio en el cielo durante una media hora. Luego vi los siete ángeles que estaban de pie delante de Dios, y se les dieron siete trompetas. Después vino otro ángel, con un incensario de oro, y se puso de pie ante el altar; y se le dio mucho incienso para ofrecerlo sobre el altar de oro que estaba delante del trono, junto con las oraciones del pueblo santo. El humo del incienso subió de la mano del ángel a la presencia de Dios, junto con las oraciones del pueblo santo.
APOCALIPSIS 8:1-4 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Cuando el Cordero rompió el séptimo sello, hubo silencio en el cielo como por media hora. Y vi a los siete ángeles que están de pie delante de Dios, a los cuales se les dieron siete trompetas. Se acercó otro ángel y se puso de pie frente al altar. Tenía un incensario de oro, y se le entregó mucho incienso para ofrecerlo, junto con las oraciones de todo el pueblo de Dios, sobre el altar de oro que está delante del trono. Y, junto con esas oraciones, subió el humo del incienso desde la mano del ángel hasta la presencia de Dios.