ROMANOS 12:1-21
ROMANOS 12:1-21 Reina Valera 2020 (RV2020)
Por lo tanto, hermanos, os ruego por la misericordia de Dios que os presentéis vosotros mismos como sacrificio vivo, santo, agradable a Dios. Ese es vuestro auténtico culto. No os amoldéis a este mundo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál es la voluntad de Dios, lo que es bueno, agradable y perfecto. Por la gracia que me ha sido dada digo a todos vosotros, que ninguno tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con modestia, y según la medida de fe que Dios repartió a cada uno. Porque del mismo modo que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función, así nosotros, que somos muchos, formamos un cuerpo en Cristo, y todos somos miembros los unos de los otros. Dado que tenemos diferentes dones, según la gracia que nos fue dada: el que tiene el don de profecía, úselo conforme a la medida de la fe; el de servicio, en servir; el que enseña, en la enseñanza; el que exhorta, en la exhortación; el que reparte, con sencillez; el que preside, con solicitud; el que hace obras de misericordia, con alegría. Que el amor sea sincero. Aborreced lo malo y seguid lo bueno. Amaos fraternalmente los unos a los otros, con respeto, estimando como superiores a los demás. En lo que requiere diligencia, no seáis perezosos; sed fervientes en espíritu; servid al Señor; alegres en la esperanza, pacientes en el sufrimiento, constantes en la oración. Ayudad a los hermanos necesitados y practicad la hospitalidad. Bendecid a los que os persiguen; bendecid y no maldigáis. Alegraos con los que se alegran; llorad con los que lloran. Vivid en armonía entre vosotros. No seáis altivos, sino identificaos con los humildes. No os creáis más sabios que los demás. No paguéis a nadie mal por mal; procurad hacer lo bueno delante de todos. Si es posible, y en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todo el mundo. No os venguéis vosotros mismos, amados míos, mejor dad lugar a la ira de Dios, porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor. Así que, si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; si tiene sed, dale de beber, pues al hacer esto, harás que se avergüence de su mal proceder. No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal.
ROMANOS 12:1-21 La Palabra (versión española) (BLP)
Por tanto, por el amor entrañable de Dios os lo pido, hermanos: presentaos a vosotros mismos como ofrenda viva, santa y agradable a Dios. Ese ha de ser vuestro auténtico culto. No os amoldéis a los criterios de este mundo; al contrario, dejaos transformar y renovad vuestro interior de tal manera que sepáis apreciar lo que Dios quiere, es decir, lo bueno, lo que le es grato, lo perfecto. En virtud del don que me ha sido otorgado me dirijo a todos y a cada uno de vosotros para que a nadie se le suban los humos a la cabeza, sino que cada uno se estime en lo justo, conforme al grado de fe que Dios le ha concedido. Pues así como nuestro cuerpo, que es uno, consta de muchos miembros, y cada uno desempeña su cometido, de la misma manera nosotros, siendo muchos, formamos un solo cuerpo en Cristo, y en ese cuerpo cada uno es un miembro al servicio de los demás. Y puesto que tenemos dones diferentes según la gracia que Dios nos ha otorgado, a quien haya concedido hablar en su nombre, hágalo sin apartarse de la fe; el que sirve, que lo haga con diligencia; el que enseña, con dedicación; el que exhorta, aplicándose a exhortar; el encargado de repartir a los necesitados, hágalo con generosidad; el que preside, con solicitud; y el que practica la misericordia, con alegría. No hagáis de vuestro amor una comedia. Aborreced el mal y abrazad el bien. Amaos de corazón unos a otros como hermanos y que cada uno aprecie a los otros más que a sí mismo. Si se trata de esforzaros, no seáis perezosos; manteneos espiritualmente fervientes y prontos para el servicio del Señor. Vivid alegres por la esperanza, animosos en la tribulación y constantes en la oración. Solidarizaos con las necesidades de los creyentes; practicad la hospitalidad; bendecid a los que os persiguen; bendecid y no maldigáis. Alegraos con los que están alegres y llorad con los que lloran. Vivid en plena armonía unos con otros. No ambicionéis grandezas, antes bien poneos al nivel de los humildes. Y no presumáis de inteligentes. A nadie devolváis mal por mal. Esforzaos en hacer el bien ante cualquiera. En cuanto de vosotros dependa, haced lo posible por vivir en paz con todo el mundo. Y no os toméis la justicia por vuestra mano, queridos míos; dejad que sea Dios quien castigue, según dice la Escritura: A mí me corresponde castigar; yo daré a cada cual su merecido —dice el Señor—. A ti, en cambio, te dice: Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; si tiene sed, dale de beber. Así harás que su cara le arda de vergüenza . No permitas que te venza el mal, antes bien, vence al mal a fuerza de bien.
ROMANOS 12:1-21 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Por tanto, hermanos míos, os ruego por la misericordia de Dios que os presentéis a vosotros mismos como ofrenda viva, consagrada y agradable a Dios. Este es el verdadero culto que debéis ofrecer. No viváis conforme a los criterios del tiempo presente; por el contrario, cambiad vuestra manera de pensar, para que así cambie vuestra manera de vivir y lleguéis a conocer la voluntad de Dios, es decir, lo que es bueno, lo que le es grato, lo que es perfecto. Por el encargo que Dios me ha dado en su bondad, os digo a todos que nadie piense de sí mismo más de lo que debe pensar. Antes bien, piense cada uno de sí con moderación, según los dones que Dios le haya concedido junto con la fe. Porque así como en un solo cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros sirven para lo mismo, así también nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo en Cristo y estamos unidos unos a otros como miembros de un mismo cuerpo. Dios nos ha concedido diferentes dones, conforme a lo que quiso conceder a cada uno. Y si Dios nos ha concedido el don de profecía, hablemos según la fe que tenemos; si nos ha concedido el don de servir a otros, sirvámosles bien. El que haya recibido el don de enseñar, dedíquese a la enseñanza; el que haya recibido el don de animar a otros, dedíquese a animarlos. El que da, hágalo con sencillez; el que ocupa un puesto de responsabilidad, desempeñe su cargo con todo esmero; el que ayuda a los necesitados, hágalo con alegría. Amaos con toda sinceridad. Aborreced lo malo y seguid lo bueno. Amaos como hermanos los unos a los otros, dándoos mutuamente preferencia y respeto. Esforzaos, no seáis perezosos y servid al Señor con corazón ferviente. Vivid alegres por la esperanza que tenéis; soportad con valor los sufrimientos; no dejéis nunca de orar. Ayudad en sus necesidades a los que pertenecen al pueblo santo; recibid bien a los que os visitan. Bendecid a los que os persiguen; bendecidlos y no los maldigáis. Alegraos con los que están alegres y llorad con los que lloran. Vivid en armonía unos con otros. No seáis orgullosos, sino poneos al nivel de los humildes. No os tengáis por sabios. No paguéis a nadie mal por mal. Procurad hacer lo bueno delante de todos. Hasta donde dependa de vosotros, haced lo posible por vivir en paz con todos. Queridos hermanos, no os toméis la justicia por vuestra mano, sino dejad que sea Dios quien castigue; porque el Señor dice en la Escritura: “A mí me corresponde hacer justicia; yo pagaré.” Y también: “Si tu enemigo tiene hambre dale de comer; si tiene sed dale de beber. Así harás que le arda la cara de vergüenza.” No te dejes vencer por el mal. Al contrario, vence con el bien el mal.
ROMANOS 12:1-21 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Por lo tanto, hermanos, tomando en cuenta la misericordia de Dios, os ruego que cada uno de vosotros, en adoración espiritual, ofrezca su cuerpo como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios. No os amoldéis al mundo actual, sino sed transformados mediante la renovación de vuestra mente. Así podréis comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta. Por la gracia que se me ha dado, os digo a todos vosotros: Nadie tenga un concepto de sí más alto que el que debe tener, sino más bien piense de sí mismo con moderación, según la medida de fe que Dios le haya dado. Pues, así como cada uno de nosotros tiene un solo cuerpo con muchos miembros, y no todos estos miembros desempeñan la misma función, también nosotros, siendo muchos, formamos un solo cuerpo en Cristo, y cada miembro está unido a todos los demás. Tenemos dones diferentes, según la gracia que se nos ha dado. Si el don de alguien es el de profecía, que lo use en proporción con su fe; si es el de prestar un servicio, que lo preste; si es el de enseñar, que enseñe; si es el de animar a otros, que los anime; si es el de socorrer a los necesitados, que dé con generosidad; si es el de dirigir, que dirija con esmero; si es el de mostrar compasión, que lo haga con alegría. El amor debe ser sincero. Aborreced el mal; aferraos al bien. Amaos los unos a los otros con amor fraternal, respetándoos y honrándoos mutuamente. Nunca dejéis de ser diligentes; antes bien, servid al Señor con el fervor que da el Espíritu. Alegraos en la esperanza, mostrad paciencia en el sufrimiento, perseverad en la oración. Ayudad a los hermanos necesitados. Practicad la hospitalidad. Bendecid a quienes os persigan; bendecid y no maldigáis. Alegraos con los que están alegres; llorad con los que lloran. Vivid en armonía los unos con los otros. No seáis arrogantes, sino haceos solidarios con los humildes. No os creáis que sois los únicos que sabéis. No paguéis a nadie mal por mal. Procurad hacer lo bueno delante de todos. Si es posible, y en cuanto dependa de vosotros, vivid en paz con todos. No os venguéis, hermanos míos, sino dejad el castigo en las manos de Dios, porque está escrito: «Mía es la venganza; yo pagaré», dice el Señor. Antes bien, «Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; si tiene sed, dale de beber. Actuando así, harás que se avergüence de su conducta». No te dejes vencer por el mal; al contrario, vence el mal con el bien.